martes, 8 de octubre de 2013

LA CO-VISION. Alternativa para la Capacitación en la Acción Comunitaria

LA CO-VISIÓN

Alternativa para la Capacitación en la Acción Comunitaria
Autoras: Melina Flores (MF), Erika A Ruiz (ER), Teresita Lascano (TL). Centro de Estudios Socioculturales y Acción Comunitaria Jakasiña
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Entrevista a Víctor Hugo Mamaní (VHM)



“El camino es largo y desconocido en parte; conocemos nuestras limitaciones.  Haremos al hombre del siglo XXI; nosotros mismos nos forjaremos en la acción cotidiana, creando un hombre nuevo con una nueva técnica”
Ernesto “Che” Guevara

MF- Profesor, en muchos de sus trabajos escritos y compartiendo su ejercicio profesional comunitario lo hemos escuchado  referirse y realizar  acciones de Co-visión, nos podría decir en líneas generales ¿en qué consiste la Co-visión?
VHM-  En primer lugar quiero decirles que la co-visión  es una construcción a la que fuimos llegando desde nuestros casi diez años de trabajo comunitario, construcción inacabada por cierto. No es que inventamos el concepto en nuestras oficinas y después fuimos a “enchufarlo” a la comunidad o al trabajo de nuestros equipos y voluntarios, como sucede en muchas prácticas profesionales actuales. Para nosotros, el concepto se fue construyendo desde nuestra forma de operar con los pasantes, residentes y voluntarios que transitaron nuestros proyectos comunitarios desde el año 2002, insertos  ellos, en procesos de capacitación en terreno.  Fuimos mejorando y cambiando cada año. Es más, creo que en nuestros inicios, nosotros encaramos el proceso de formación en terreno comunitario, con el concepto de supervisión implícito en el modo de operar en nuestros equipos, allá por el 2003, pero este se fue cayendo a pedazos cuando la dinámica y las demandas de nuestros pasantes o residentes nos desbordaban. El concepto de supervisión no nos era operativo, pues la dinámica barrial nos exigía en la mayoría de los casos, modificar estrategias y procedimientos permanentemente. El trabajo comunitario, con familias y grupos es sin dudas apasionante, al menos así lo vivimos nosotros,  significa una opción profesional y un  enorme compromiso social. Este compromiso profesional de participar de las cotidianidades vecinales, habitar desde un enfoque ecosistémico sus sistemas relacionales  nos exponen diariamente  a interacciones teñidas de fuertes dosis de ansiedad, violencia, desorganización, desesperanza, etc. Por ello se hace necesario elaborar situaciones ansiógenas con nuestros compañeros de equipo, pasantes o residentes en un “aquí y ahora” y no en “mas tarde o después”, mucho menos después de dos o tres días, cuando el equipo se reunía con él o los super-visor/es, alejados de la realidad. Eran más las situaciones a trabajar en el momento que aquellas que podían esperar a una reunión formal del equipo,  días después. Es así como llegamos a desplegar acciones en el proceso formativo, alejados del concepto de supervisión, y más próximas a lo que hoy llamamos co-visión.
ER-  ¿Cómo  definiría entonces la Co-visión?
VHM-  Definirla no creo, pues considero que al definirla la estaría congelando,  se trata de una construcción inacabada, más que un macizo continente conceptual se trata de un archipiélago de ideas y de prácticas en constante cambio, siguiendo palabras de Kenneth Gergen. En el año 2006 decidimos dejar de utilizar el  concepto de supervisión, por no encontrarlo  en sintonía con nuestra estrategia teórica y metodológica para el trabajo comunitario. A grandes rasgos se trata de un proceso teórico-metodológico, que se despliega en dos ejes de acción: el ejercicio profesional por un lado y la formación  por el otro. A la vez que es una modalidad de abordaje, un dispositivo analizador compartido (crítico y reflexivo) del acontecer de la práctica comunitaria mientras ésta se va desplegando, desde una mirada holística. Se trata de un dispositivo facilitador, habilitador de nuevos aprendizajes, develador y co-constructor de indagaciones compartidas y  orientaciones situadas. Proceso dinámico de construcción de herramientas, estrategias, de acciones  entre el/los covisado/s y el/los co- visor/es mientras construyen respuestas equivalentes a los problemas emergentes durante la práctica compartida. Ambos co-visor y co-visados insertos y en sintonía con el movimiento comunitario.
TL- ¿Se trata de una construcción propia entonces o toma ideas o pensamientos de otros autores?
Propia no, se trata de una construcción compartida donde se conjugan experiencias de otros profesionales, aportes teórico de otras disciplinas y la propia experiencia comunitaria. En el año 2006, participé de un encuentro de intercambio de experiencias comunitarias en Santa Fe, estaba organizado por el Lic. Martín Olcese y la Lic. Marcela Dangelo, el co-visor era el Lic. Sebastián Bertucelli (Experto en Redes Comunitarias). Allí por primera vez escuché que se hablaba de co-visión, no llegué a conversarlo con Sebastián, pero me quedó  haciendo “ruido” esta modalidad de trabajo compartido. Después la fuimos construyendo entre quienes trabajaron y trabajan en nuestros equipos, hasta que encontramos en el año 2008 los aportes de  Susana y Hernán Kesselman (2008, p.24)  focalizados en el trabajo con grupos desde el corpodrama; se trata de un dispositivo analizador y productor de acción, una “supervisión psicodramática horizontal y grupal a través de la cual se intenta desentrañar las novelas que los profesionales de lo grupal (terapeutas, coordinadores de grupos, psicoterapeutas, operadores de salud mental) tienen de sí mismos y posibilitar recursos múltiples que los acompañen (a modo de repertorio de líneas de fuga) para ésas y otras escenas de su actividad
Luego encontramos el texto de Liliana Calvó (2009) que se refiere a la co-visión como una modalidad de entrenamiento profesional para el trabajo social con familias, en dicho texto se refiere a co-visar, como proceso formativo y como mirar de a dos, puede transformarse en intervisar, es decir mirar de a varios. Esta colega ofrece interesantes aportes en su texto que lo recomiendo. Diría que estas son las fuentes que como vieron, se ensamblan  dinámicamente  a nuestra experiencia y se integran a esta construcción, casi cuatro años después que nosotros comenzamos a utilizarlo.
ER- ¿Qué tipo de relación propone la co-visión?
Hablar de la relación entre los co-visores, exige un recorrido deconstructivo de lo que significamos por super-visión y co-visión, al menos en una primera aproximación, a saber que Super: significa que entra en la formación de palabras, significa, sobre o encima de… y denota preeminencia, grado o sumo exceso. Y Visión: acción y efecto de ver. Por lo tanto podemos  presentar a la supervisión como un proceso  de ver sobre… ver encima… ver con preeminencia y a la distancia, lo que denota una visión superior sobre otra inferior. Lo que implica entenderla  como una relación vertical entre sus protagonistas que son supervisor y supervisado; el supervisor es omnipotente, tiene autoridad, “está en cierto modo protegido y respaldado por la organización. El aporte del supervisor es cuantioso, en otras palabras, es el único que da sus conocimientos o experiencias, ayuda al supervisado a comprender, pero no a reflexionar ni criticar. El supervisado recibe, participa pasivamente como oyente y cumplidor, o ejecutor de órdenes o direcciones. La situación es, desde todo punto de vista, vertical el supervisor es omnipotente, tiene autoridad…, la posición de ambos, respecto a la clientela o al pueblo con el que trabaja, es la misma que la relación supervisor-supervisado”  en palabras de Charlotte Towle, (1954) en  Sheriff, 1976, 37-38)
Este discurso de la verticalidad en la relación supervisor-supervisado, en períodos históricos posteriores se  fue modificando con los nuevos aportes de las ciencias sociales. No obstante ello, consideramos que si bien el discurso se orienta hacia relaciones más horizontales, las prácticas de las que somos testigos cotidianamente, siguen manteniendo la impronta verticalista y a la distancia.
MF- Esto sería la relación que propone la Super-visión, y  la Co-visión?
En cuanto a la co-visión, en primer lugar tomaremos Co; como preposición  equivalente a con, y que indica unión o compañía. De este modo, consideramos a la co-visión como; ver con… ver de a dos, es decir hay un acto de visión compartido. Y no solo de visión, sino de acción, de trabajo compartido en el campo grupal, familiar y comunitario. Dicho proceso de co-visión  constituye un camino alternativo al proceso de supervisión pues presenta al co-visado y co-visor, como verdaderos protagonistas, responsables de la práctica que construyen y sistematizan colaborativamente. Y se busca que esa misma impronta  relacional colaborativa, el co-visor y el co-visado  reproduzcan en su relación con el pueblo.
TL- ¿No se trata de una cuestión solo conceptual profesor? Porque algunos hablan de supervisión como relación horizontal.
Puede que sí, el discurso ha ido cambiando respecto a lo que se pensaba décadas anteriores, hoy se presenta a la relación supervisor y supervisado de modo horizontal. De todos modos yo creo que plantear la horizontalidad relacional con una palabra que implica superioridad vertical de uno sobre otro, o que se ubica a alguien por encima de otro, constituye una gruesa contradicción de sentidos. Durante décadas se trabajó desde  y con la supervisión, siguiendo ciertas convenciones, acuerdos y consensos profesionales con sus respectivas modalidades de prácticas. Considero que el prefijo o adjetivo super  tuvo y tiene una influencia importante en las prácticas y  el modo de relación (superior-inferior, vacío-lleno) que se construyen  desde su uso y significación. Para los construccionistas existe una doble escucha: la que se refiere al contenido y la que tiene que ver con las consecuencias que se generan en las prácticas (Gergen, 2011, p.21) En el conversar construimos nuestra realidad con el otro. Se trata de un modo particular de vivir juntos coordinando el hacer y el emocionar, por eso el conversar es constructor de realidades. En este sentido es inevitable citar a Kenneth Gergen (2011, p.9) “Es decir, la creación de significados mediante el trabajo colaborativo. Esta  construcción social no es atribuible a un único individuo ni a un grupo, y tampoco es singular ni unificada, sino responde a una creación compartida socialmente”.
Como construccionistas no estamos encadenados a la historia ni a la tradición, por ello hoy podemos aventurarnos y apoyarnos en nuevos constructos conceptuales. Aunque se hable de supervisión horizontal, yo considero que la co-visión es la que más se aproxima y contiene nuestras prácticas profesionales en la formación en servicio  de pasantes, residentes, estudiantes voluntarios en nuestros proyectos comunitarios. El reto no está en hallar “una única mejor manera”, sino en crear aquellos tipos de relaciones humanas que nos permitan construir en colaboración el futuro de todos (Gergen, 2011, p.26). 
Es en este sentido, que nos atrae el prefijo CO/COM/CON; como colaboración, trabajo compartido, abordaje conjunto, un proceso cooperativo-colaborativo, trabajo en compañía no en soledad, ¡Mucho menos podríamos usar super-visión, si trabajamos en comunidad!
MF- Seguramente hablar de la Co-visión en profundidad llevaría mucho más tiempo y debate, ¿Qué características en general podría decirnos del proceso de Co-visión?
En realidad es una construcción inacabada, está siendo y se va construyendo desde nuestras prácticas profesionales, con altibajos. Al llamarla proceso, decimos que se trata de un todo continuo, dinámico e integrado y no a una simple sucesión de hechos aislados. Se trata de un proceso teórico-metodológico en tanto que consideramos que los procesos metodológicos  son contenidos por y a la vez sostienen  un enfoque epistemológico. Trabajar desde procesos de co-visión no implica haber encontrado la respuesta o la panacea para lo que conocemos como formación en servicio, formación en terreno o prácticas pre-profesionales. Solo constituye nuestra opción de trabajo compartido, donde co-visor y pasantes, residentes, colegas en entrenamiento, son sujetos protagonistas del proceso metodológico desplegado. Implica un  “mirar y hacer con otros” las diferentes situaciones que la práctica profesional comunitaria presenta y por ende la co-construcción de estrategias para superar obstáculos colaborativamente, tratando de responder a lo que la realidad comunitaria exige. En este proceso interactúan los actores sociales y sus  construcciones: los co-visores entre si y sus relatos. Relatos que se despliegan en un contexto (tiempo- espacio) en el cual se desarrolla el proceso y donde dichas narrativas cobran sentido. Las prácticas de  los co-visores acompañan tales relatos, como así también las categorías abstractas que se juegan en el proceso de co-visión, como así también los diferentes tipos de saberes y sentires.
ER- ¿Saberes?
Si, saberes y esto si tiene una fuente bibliográfica que nos sirve para nuestra construcción. Sobre los saberes en juego en el proceso de Co-visión podemos ir al texto de Graciela Tonón, que ofrece serios aportes, colega con quien compartí en el año 2006 un encuentro en La Cumbre, Córdoba. Ella cita a Lichterberger (1992), autor que diferencia los tipos de saberes; saber, saber hacer y saber ser. Saber: corresponde a los conocimientos teóricos adquiridos durante el proceso de formación académico- profesional plasmado en un título o diploma. Saber hacer: corresponde a la operativización de dichos conocimientos en prácticas profesionales continuas. Es decir  se refiere al conjunto de habilidades adquiridas y construidas en el trabajo compartido. Saber ser: se corresponde con el logro de establecimiento de la relación con las personas que atendemos- y nosotros agregamos con las que trabajamos. Nosotros ponemos el acento también en la relación construida entre co-visores. Tonón también se apoya en los aportes de D’ Iribarne (1994) que agregó a este planteo el Saber estar; que implica aquella serie de comportamientos que contienen características del profesionalismo cuyos componentes son: el rigor en la preparación, la acogida en la relación con los demás y la responsabilidad y fiabilidad en la ejecución.
TL- Profesor, usted siempre hace alusión a la dimensión subjetiva, el emocionarse, el sentir ¿qué lugar tiene esta dimensión subjetiva en el proceso de Co-visión?
Veamos,  nuestra experiencia nos enseñó que los co-visores  se van conociendo en el trabajo compartido, “codo a codo” y no a la distancia. Caminan juntos, van mirando juntos el proceso de intervención, aprendiendo juntos. Conocen a su co-operador y se conocen a sí mismo, en un proceso simultáneo, que va permitiendo en el desarrollo del trabajo: la creatividad, la comunicación, el sentido del humor, surgimiento y elaboración  in situ de las  emociones y los sentimientos que despierta la tarea. Ello contribuye a su fortalecimiento personal y profesional. Somos razón y emoción en un todo integrado, no debemos olvidar eso. Lo emocional moviliza la acción, Maturana (1995, p.23) nos recuerda que todas las acciones humanas, cualquiera que sea el espacio operacional en que se den, se fundan en lo emocional. Tanto los co-visores y nuestros consultantes en el conversar, en los relatos, expresamos nuestras emociones.
MF- ¿Que otras características puede agregar?
Espero no ser reiterativo en algunas características. En el trabajo compartido observamos  a la dificultad  como oportunidad, como posibilidad de realizar observaciones, de realizar indicaciones y orientaciones situadas. Es decir mientras la experiencia o práctica profesional “va aconteciendo”, emergen oportunidades de acompañar y modificar cursos de acción, estrategias, procedimientos, etc. Desde la co-visión propongo pasar de la distancia instrumental aséptica a la cercanía necesaria y estratégica. El trabajo co-operativo o co-laborativo durante la experiencia profesional permite que los co-visores capitalicen nuevos aprendizajes en terreno con el acompañamiento de su co-visor responsable, y también  les permite enfrentar  más fortalecidos los desafíos cotidianos, van ganando seguridad en su intervención y dejando fluir la creatividad.
Aprenden de otro co--visor mientras lo ven actuar, lo acompañan trabajando, operando con familias, grupos y comunidades. Aprenden de lo que hacen, de lo que escriben, de cómo registran la práctica diaria y no de lo que habla a la distancia, lejos de la complejidad de los barrios. La relación necesaria entre co-visores, es una relación de confianza construida, mutua confianza, confianza recíproca, de intercambio de saberes, superando la situación inicial de confianza deteriorada y de sospecha mutua. En la co-visión, los co-visores deben tener conciencia plena de la enorme responsabilidad de lo que están enseñando y aprendiendo desde su ejercicio profesional en acción, no desde el discurso. Es aquí donde juega  mucho la coherencia entre lo que se dice en aulas o las oficinas de “supervisión” y lo que hace en el terreno, con aciertos y errores. Esto a modo de espejo refleja y permite  contemplar el divorcio entre el discurso y la práctica si la hay,  o bien estará enseñando con el propio ejemplo. En la medida que se va desarrollando  el proceso formativo en acción, los  co-visores   son testigos lúcidos de cómo las problemáticas o situaciones adversas tienen eco en sus personas, es decir los problemas que tratan a diario, a la vez que tienen la posibilidad de elaborarlos en el momento que surgen, no postergarlos. Se van superando situaciones como conflictos relacionales en el equipo, con la población con la que se trabaja, o los consecuentes estados emocionales, angustias, miedos, broncas, alegrías, decepciones, etc. Los co-visores tiene la posibilidad de reflexionar sobre: ¿cómo hacen lo que hacen?, ¿cómo conocen lo que conocen o dicen conocer?, ¿qué capacidades descubre y que dificultades u obstáculos?, ¿cómo los superan?, ¿cómo se relaciona con los consultantes, familias, grupos o comunidades?, ¿qué les genera el ingreso al campo, los problemas encontrados y el trabajo entre co-visores?  Es un proceso formativo que hace foco en la tarea compartida, en el aprender haciendo con otros con mayor experiencia y competencias en el nivel de abordaje que estamos trabajando, promoviendo el desarrollo y crecimiento del ser profesional. Es un proceso compartido para poder desarrollar la creatividad, estrategias para descubrir distintos modos de afrontar los problemas que se presentan en el trabajo cotidiano. Estamos en el nuevo siglo donde  se presenta un gran desafío, el aprender con otros, colaborando, cooperando, resolviendo problemas juntos, aspirando a un nivel de conciencia de mayor apertura y  reciprocidad, abriendo puertas a posibles alternativas enriquecedoras como el trabajar con otros, junto a otros, en el  sentido  más estricto de estas palabras. Estos aportes los tomamos de la colega Liliana Calvó, que mencioné anteriormente.
MF- Ello también significa que los registros y la sistematización se hacen en forma conjunta, colaborativamente como Ud. prefiere decir?
En lo posible, en la práctica nosotros trabajamos mucho con el cuaderno de campo donde cada pasante nuestro lleva sus registros del proceso metodológico y de su proceso personal. En ellos van registrando y diferenciando los momentos de la experiencia, los hechos más importantes o significativos, acompañados en lo posible por el co-visor responsable designado. En esta modalidad el co-visor no exige lo que él, no hace. Él  sabe y vive la dificultad de registros rigurosos en pleno desarrollo de los diferentes planes de acción en una dinámica barrial que desborda cualquier planificación. Por ello se cree que los registros, las observaciones de los mismos, las reflexiones del proceso,  deberían construirse colaborativamente, nosotros construimos informes de equipo. Esto ya lo habría anticipado Natalio Kisnerman cuando escribió Servicio Social de Grupo, cuando se refiere a los tipos de informes. Caso contrario,  el co-visor responsable exigiría algo que no hace. Esto sucede con muchos “super-visores” que exigen lo que no hacen.  Sebastián Bertucelli,  en una conversación enunciaba  contundentemente: “a quien le gusta dar directivas a la distancia, a quien se le dificulta registrar rigurosamente sus experiencias, ordenarlas, reflexionarlas críticamente y construir conocimiento desde prácticas locales, se hace supervisor ¿Si no es así? cotejemos entonces experiencia sistematizadas y socializadas por los supervisores. ¡Si aparecen, me hago monje benedictino de clausura!. ¡No hay, hermano, no hay…!”
MF- Fuerte lo que dice el Lic. Bertucelli…
Si, usando palabras de Eric Berne, despiadadamente crítico. Natalio Kisnerman además de invitar a escribir sistemáticamente nuestras experiencias, también hace referencia en su Reunión de Conjurados, que no hay nada mas sospechoso que un supervisor, y que el mote de supervisor no es para cualquiera, menos para recién egresados o profesionales sin experiencias de trabajo comunitario, grupal o familiar.  En esto coincido con el Prof. Kisnerman, pues muchos supervisores hacen experiencias de supervisión con estudiantes o con profesionales noveles, aprenden y se hacen en la función. En muchos casos, construyen sus experiencias de y sobre las experiencias de los supervisados, no desde sus propias experiencias de trabajo.  Yo creo que la co-visión y la sistematización desde este posicionamiento,  interpelan a los “super-visores” en el campo las ciencias sociales, a sus registros de campo, a sus informes profesionales en su trabajo cotidiano y también a sus informes de evaluación. De mi tesis de maestría (2008-2011),  resulta que muchos de los profesionales entrevistados “reciben” una modalidad  de supervisión como la que hablamos hace un momento: supervisión a la distancia, por email, una vez a la semana, una reunión al mes,  sin registros rigurosos de sus experiencias. Solo confeccionan sintéticos informes de avance con evaluaciones tardías,  a modo de un trámite administrativo, más que textos científicos. A partir de ello, podemos ver que de sistematizar conjuntamente, ni pensarlo.
ER- Perdón Profesor, ¿La Co-visión no estaría fomentando una relación paternalista con el  residente, pasante o practicante, anulando su autonomía, limitando sus iniciativas? Esto a modo de crítica…
Aclaro que para mí, esta idea no es una crítica, es una buena excusa,  que la escuche de muchos colegas y otros profesionales. En su mayoría se tratan de supervisores que le escapan a afrontar con sus supervisados tareas conjuntas, de considerarlos compañeros de trabajo por eso “los mandan solos a los barrios, en soledad, incertidumbre, total ya prepararon el marco teórico o hicieron el curso o módulo correspondiente”. No podrían trabajar “codo a codo” con sus supervisados. Generalmente son profesionales pegados al rol estático “super”, que no pueden escaparle a la trampa “arriba-abajo”, “afuera-adentro”, “ellos-nosotros”, “Allá- acá”. Temen equivocarse  frente a sus “supervisados” y perder el status de superior, de autoridad, el poder. Dicho posicionamiento no les permite visualizar una tarea colaborativa y están más preocupados en cuidar y no perder el “rol”, que jugar ese “rol” que se necesita para resolver problemas. De este modo también se limita que los supervisados potencien aprendizajes y sentido crítico de los aciertos del supervisor, como así también de sus errores. Trabajar cooperativamente, colaborativamente, “codo a codo” atenta contra la comodidad del rol estático superior y despierta resistencias en el sentido psicoanalítico más estricto. Trabajar colaborativamente lleva a perder el rol hegemónico para ganar una posición estratégica que tiene que jugar para resolver problemas. Me parece que el paternalismo más que crítica, es una excusa para no salir de las aulas, de las oficinas de supervisión y habitar posiciones dinámicas en el sentido que Rodolfo Núñez lo plantea. Hay que estar en el terreno comunitario, grupal o familiar, con los co-visores para ver como fluyen iniciativas, propuestas, interrogantes, como fluye su creatividad. Repito, lo que me dices es una buena excusa, no una crítica.
MF- Desearía agregar  algo mas profesor?
VHM-  Si, quizás estas ideas resulten inquietantes o polémicas para algunos modos de pensar y practicar la “supervisión” y genere críticas en el mejor de los casos y ataques, descalificaciones inconsistentes en otros casos.  No necesitamos luchar hasta el final para convencer o asegurar que la co-visión prevalezca sobre las demás modalidades, sino que consideramos la crítica como una invitación al diálogo y a una posible colaboración de la que puedan surgir nuevas formas de comprender las cosas, nuevas visiones, nuevas orientaciones. Es más, en el original de esta entrevista, hablábamos de co-visados recuerdan? Y gracias al aporte de la Lic. Raquel Nadal (Psicóloga del Municipio Capitalino) re-pensamos si “…al hablar de co-visor y co-visados ¿no estaremos reproduciendo lo de super-visor y super-visados, con diferentes palabras nada mas?  Ello nos llevó a deconstruir lo construido en conversaciones anteriores y optamos por la reconstrucción o una nueva construcción: nombrar a los actores del proceso, ambos como co-visores del proceso de entrenamiento o capacitación. Diferenciándolos, solamente y a los efectos organizativos en el marco de un proyecto: un co-visor responsable o referente.
No buscamos propuestas o respuestas acusadoras o alienantes para quien hace la crítica, sino aquellas otras que nos llamen a reunirnos para crear juntos algo “nuevo”, siempre que su deseo genuino sea también nuevas construcciones, no descalificaciones. La co-visión es un proceso que nosotros habitamos, no solo discurseamos sobre ella. En palabras de K. Gergen;  para los construccionistas, las personas utilizamos el lenguaje para hacer cosas, de manera conjunta. Cuantos más ricos sean nuestras conversaciones mayores serán nuestras posibilidades y capacidades para coordinarnos como seres humanos. No pretendemos afirmar que las ideas construccionistas sean la verdad, sino que se trata de una forma de comprensión diferente, y por ende  una olvidada forma de acción: la colaboración.

Jujuy, 16 de Abril, 2012.
Centro de Estudios, Jakasiña.
* Artículo Autorizado en su Difusión, por el Equipo del Centro  de Estudios Jakasiña, 24 de Mayo 2012.


Las autoras
Nadia Melina FLORES. Asistente Social, integrante del Equipo Interdisciplinario del Centro de Estudios Jakasiña.  Co-visora Responsable del Proyecto  sobre Redes Comunitarias en Problemas de Niñez, Adolescencia y Familia en la Localidad de Reyes (Jujuy) en Convenio con la Dirección de Salud Mental del Municipio de San Salvador de Jujuy. Coordina Grupos de Aprendizajes en el Estudio Jakasiña. Actualmente cursa estudios de Licenciatura en Trabajo Social en la Universidad Católica de Salta.
Teresita Lascano. Co-visora/Pasante del Proyecto  sobre Redes Comunitarias en Problemas de Niñez, Adolescencia y Familia en la Localidad de Reyes (Jujuy)en Convenio con la Dirección de Salud Mental del Municipio de San Salvador de Jujuy. Integra el equipo de Voluntarios del Centro de Estudios Jakasiña. Estudiante de la Carrera de Trabajo Social,
Erika Anahí Ruiz. Integra el equipo de Voluntarios del Centro de Estudios Jakasiña Estudiante de la Carrera de Trabajo Social.


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VICTOR HUGO MAMANI Mg. en Trabajo Social (UNER) Lic. en Trabajo Social (UNSE) En Santiago del Estero-Argentina