LA CO-VISIÓN
Alternativa para la Capacitación en la Acción
Comunitaria
Autoras: Melina Flores (MF), Erika A Ruiz (ER), Teresita
Lascano (TL). Centro de Estudios Socioculturales y Acción Comunitaria Jakasiña
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Entrevista a Víctor Hugo Mamaní (VHM)
“El camino es largo y desconocido en parte; conocemos nuestras
limitaciones. Haremos al hombre del
siglo XXI; nosotros mismos nos forjaremos en la acción cotidiana, creando un
hombre nuevo con una nueva técnica”
Ernesto “Che” Guevara
MF- Profesor, en muchos de sus trabajos escritos
y compartiendo su ejercicio profesional comunitario lo hemos escuchado referirse y realizar acciones de Co-visión, nos podría decir en
líneas generales ¿en qué consiste la Co-visión?
VHM- En primer lugar quiero decirles que la co-visión es una construcción a la que fuimos llegando
desde nuestros casi diez años de trabajo comunitario, construcción inacabada
por cierto. No es que inventamos el concepto en nuestras oficinas y después fuimos
a “enchufarlo” a la comunidad o al
trabajo de nuestros equipos y voluntarios, como sucede en muchas prácticas profesionales
actuales. Para nosotros, el concepto se fue construyendo desde nuestra forma de
operar con los pasantes, residentes y voluntarios que transitaron nuestros
proyectos comunitarios desde el año 2002, insertos ellos, en procesos de capacitación en
terreno. Fuimos mejorando y cambiando
cada año. Es más, creo que en nuestros inicios, nosotros encaramos el proceso
de formación en terreno comunitario, con el concepto de supervisión implícito
en el modo de operar en nuestros equipos, allá por el 2003, pero este se fue
cayendo a pedazos cuando la dinámica y las demandas de nuestros pasantes o
residentes nos desbordaban. El concepto de supervisión no nos era operativo,
pues la dinámica barrial nos exigía en la mayoría de los casos, modificar
estrategias y procedimientos permanentemente. El trabajo comunitario, con
familias y grupos es sin dudas apasionante, al menos así lo vivimos
nosotros, significa una opción
profesional y un enorme compromiso
social. Este compromiso profesional de participar de las cotidianidades
vecinales, habitar desde un enfoque ecosistémico sus sistemas relacionales nos exponen diariamente a interacciones teñidas de fuertes dosis de
ansiedad, violencia, desorganización, desesperanza, etc. Por ello se hace
necesario elaborar situaciones ansiógenas con nuestros compañeros de equipo,
pasantes o residentes en un “aquí y
ahora” y no en “mas tarde o después”,
mucho menos después de dos o tres días, cuando el equipo se reunía con él o los
super-visor/es, alejados de la realidad. Eran más las situaciones a trabajar en
el momento que aquellas que podían esperar a una reunión formal del equipo, días después. Es así como llegamos a desplegar
acciones en el proceso formativo, alejados del concepto de supervisión, y más
próximas a lo que hoy llamamos co-visión.
ER- ¿Cómo definiría entonces la Co-visión?
VHM- Definirla no creo, pues considero que al definirla la estaría
congelando, se trata de una construcción
inacabada, más que un macizo continente conceptual se trata de un archipiélago
de ideas y de prácticas en constante cambio, siguiendo palabras de Kenneth
Gergen. En el año 2006 decidimos dejar de utilizar el concepto de supervisión, por no
encontrarlo en sintonía con nuestra
estrategia teórica y metodológica para el trabajo comunitario. A grandes rasgos
se trata de un proceso teórico-metodológico, que se despliega en dos ejes de
acción: el ejercicio profesional por
un lado y la formación por el otro. A la vez que es una modalidad de
abordaje, un dispositivo analizador compartido (crítico y reflexivo) del
acontecer de la práctica comunitaria mientras ésta se va desplegando, desde una
mirada holística. Se trata de un dispositivo facilitador, habilitador de nuevos
aprendizajes, develador y co-constructor de indagaciones compartidas y orientaciones situadas. Proceso dinámico de
construcción de herramientas, estrategias, de acciones entre el/los covisado/s y el/los co- visor/es
mientras construyen respuestas equivalentes a los problemas emergentes durante
la práctica compartida. Ambos co-visor y co-visados insertos y en sintonía con
el movimiento comunitario.
TL- ¿Se trata de una construcción propia entonces
o toma ideas o pensamientos de otros autores?
Propia
no, se trata de una construcción compartida donde se conjugan experiencias de
otros profesionales, aportes teórico de otras disciplinas y la propia
experiencia comunitaria. En el año 2006, participé de un encuentro de
intercambio de experiencias comunitarias en Santa Fe, estaba organizado por el
Lic. Martín Olcese y la Lic. Marcela Dangelo, el co-visor era el Lic. Sebastián
Bertucelli (Experto en Redes Comunitarias). Allí por primera vez escuché que se
hablaba de co-visión, no llegué a conversarlo con Sebastián, pero me quedó haciendo “ruido” esta modalidad de trabajo
compartido. Después la fuimos construyendo entre quienes trabajaron y trabajan
en nuestros equipos, hasta que encontramos en el año 2008 los aportes de Susana y Hernán Kesselman (2008, p.24) focalizados en el trabajo con grupos desde el
corpodrama; se trata de un dispositivo analizador y productor de acción, una “supervisión psicodramática horizontal y
grupal a través de la cual se intenta desentrañar las novelas que los
profesionales de lo grupal (terapeutas, coordinadores de grupos,
psicoterapeutas, operadores de salud mental) tienen de sí mismos y posibilitar
recursos múltiples que los acompañen (a modo de repertorio de líneas de fuga)
para ésas y otras escenas de su actividad”
Luego
encontramos el texto de Liliana Calvó (2009) que se refiere a la co-visión como
una modalidad de entrenamiento profesional para el trabajo social con familias,
en dicho texto se refiere a co-visar, como proceso formativo y como mirar de a dos, puede transformarse en intervisar, es decir mirar de a varios.
Esta colega ofrece interesantes aportes en su texto que lo recomiendo. Diría
que estas son las fuentes que como vieron, se ensamblan dinámicamente a nuestra experiencia y se integran a esta
construcción, casi cuatro años después que nosotros comenzamos a utilizarlo.
ER- ¿Qué tipo de relación propone la co-visión?
Hablar de la relación
entre los co-visores, exige un
recorrido deconstructivo de lo que significamos por super-visión y co-visión,
al menos en una primera aproximación, a saber que Super: significa que entra en la formación de palabras,
significa, sobre o encima de… y denota preeminencia, grado o sumo exceso. Y
Visión:
acción y efecto de ver. Por lo tanto
podemos presentar a la supervisión como
un proceso de ver sobre… ver encima… ver
con preeminencia y a la distancia, lo que denota una visión superior sobre otra
inferior. Lo que implica entenderla como
una relación vertical entre sus protagonistas que son supervisor y supervisado;
el supervisor es omnipotente, tiene autoridad, “está en cierto modo protegido y respaldado por la organización. El
aporte del supervisor es cuantioso, en otras palabras, es el único que da sus
conocimientos o experiencias, ayuda al supervisado a comprender, pero no a
reflexionar ni criticar. El supervisado recibe, participa pasivamente como
oyente y cumplidor, o ejecutor de órdenes o direcciones. La situación es, desde
todo punto de vista, vertical el supervisor es omnipotente, tiene autoridad…,
la posición de ambos, respecto a la clientela o al pueblo con el que trabaja,
es la misma que la relación supervisor-supervisado” en palabras de Charlotte Towle, (1954) en Sheriff, 1976, 37-38)
Este discurso de la verticalidad en la relación
supervisor-supervisado, en períodos históricos posteriores se fue modificando con los nuevos aportes de las
ciencias sociales. No obstante ello, consideramos que si bien el discurso se
orienta hacia relaciones más horizontales, las prácticas de las que somos
testigos cotidianamente, siguen manteniendo la impronta verticalista y a la
distancia.
MF- Esto sería la relación que
propone la Super-visión, y la Co-visión?
En cuanto a la co-visión, en primer lugar tomaremos Co;
como preposición equivalente a con, y que indica unión o compañía. De este modo, consideramos a la
co-visión como; ver con… ver de a dos,
es decir hay un acto de visión compartido. Y no solo de visión, sino de acción,
de trabajo compartido en el campo grupal, familiar y comunitario. Dicho proceso
de co-visión constituye un camino
alternativo al proceso de supervisión pues presenta al co-visado y co-visor,
como verdaderos protagonistas, responsables de la práctica que construyen y
sistematizan colaborativamente. Y se busca que esa misma impronta relacional colaborativa, el co-visor y el
co-visado reproduzcan en su relación con
el pueblo.
TL- ¿No se trata de una cuestión solo conceptual
profesor? Porque algunos hablan de supervisión como relación horizontal.
Puede que sí, el discurso ha ido cambiando respecto a lo que se
pensaba décadas anteriores, hoy se presenta a la relación supervisor y
supervisado de modo horizontal. De todos modos yo creo que plantear la
horizontalidad relacional con una palabra que implica superioridad vertical de
uno sobre otro, o que se ubica a alguien por encima de otro, constituye una
gruesa contradicción de sentidos. Durante décadas se trabajó desde y con la supervisión, siguiendo ciertas
convenciones, acuerdos y consensos profesionales con sus respectivas
modalidades de prácticas. Considero que el prefijo o adjetivo super
tuvo y tiene una influencia importante en las prácticas y el modo de relación (superior-inferior,
vacío-lleno) que se construyen desde su
uso y significación. Para los construccionistas existe una doble escucha: la
que se refiere al contenido y la que tiene que ver con las consecuencias que se
generan en las prácticas (Gergen, 2011, p.21) En el conversar construimos
nuestra realidad con el otro. Se trata de un modo particular de vivir juntos
coordinando el hacer y el emocionar, por eso el conversar es constructor de
realidades. En este sentido es inevitable citar a Kenneth Gergen (2011, p.9) “Es decir, la creación de significados
mediante el trabajo colaborativo. Esta
construcción social no es atribuible a un único individuo ni a un grupo,
y tampoco es singular ni unificada, sino responde a una creación compartida
socialmente”.
Como construccionistas no estamos encadenados a la historia ni a la
tradición, por ello hoy podemos aventurarnos y apoyarnos en nuevos constructos
conceptuales. Aunque se hable de supervisión horizontal, yo considero que la
co-visión es la que más se aproxima y contiene nuestras prácticas profesionales
en la formación en servicio de pasantes,
residentes, estudiantes voluntarios en nuestros proyectos comunitarios. El reto
no está en hallar “una única mejor
manera”, sino en crear aquellos tipos de relaciones humanas que nos
permitan construir en colaboración el futuro de todos (Gergen, 2011,
p.26).
Es en este sentido, que nos atrae el prefijo CO/COM/CON; como colaboración,
trabajo compartido, abordaje conjunto, un proceso cooperativo-colaborativo,
trabajo en compañía no en soledad, ¡Mucho menos podríamos usar
super-visión, si trabajamos en comunidad!
MF- Seguramente hablar de la Co-visión en
profundidad llevaría mucho más tiempo y debate, ¿Qué características en general
podría decirnos del proceso de Co-visión?
En realidad es una construcción inacabada, está siendo y se va construyendo
desde nuestras prácticas profesionales, con altibajos. Al llamarla proceso,
decimos que se trata de un todo continuo, dinámico e integrado y no a una
simple sucesión de hechos aislados. Se trata de un proceso teórico-metodológico
en tanto que consideramos que los procesos metodológicos son contenidos por y a la vez sostienen un enfoque epistemológico. Trabajar desde
procesos de co-visión no implica haber encontrado la respuesta o la panacea
para lo que conocemos como formación en
servicio, formación en terreno o prácticas pre-profesionales. Solo
constituye nuestra opción de trabajo compartido, donde co-visor y pasantes,
residentes, colegas en entrenamiento, son sujetos protagonistas del proceso
metodológico desplegado. Implica un “mirar y hacer con otros” las diferentes
situaciones que la práctica profesional comunitaria presenta y por ende la
co-construcción de estrategias para superar obstáculos colaborativamente,
tratando de responder a lo que la realidad comunitaria exige. En este proceso
interactúan los actores sociales y sus
construcciones: los co-visores entre si y sus relatos. Relatos que se
despliegan en un contexto (tiempo- espacio) en el cual se desarrolla el proceso
y donde dichas narrativas cobran sentido. Las prácticas de los co-visores acompañan tales relatos, como
así también las categorías abstractas que se juegan en el proceso de co-visión,
como así también los diferentes tipos de saberes y sentires.
ER- ¿Saberes?
Si, saberes y esto si tiene una fuente bibliográfica que nos sirve
para nuestra construcción. Sobre los saberes en juego en el proceso de
Co-visión podemos ir al texto de Graciela Tonón, que ofrece serios aportes,
colega con quien compartí en el año 2006 un encuentro en La Cumbre, Córdoba.
Ella cita a Lichterberger (1992), autor que diferencia los tipos de saberes;
saber, saber hacer y saber ser. Saber:
corresponde a los conocimientos teóricos adquiridos durante el proceso de
formación académico- profesional plasmado en un título o diploma. Saber hacer: corresponde a la
operativización de dichos conocimientos en prácticas profesionales continuas.
Es decir se refiere al conjunto de
habilidades adquiridas y construidas en el trabajo compartido. Saber ser: se corresponde con el
logro de establecimiento de la relación con las personas que atendemos- y
nosotros agregamos con las que trabajamos. Nosotros ponemos el acento también
en la relación construida entre co-visores. Tonón también se apoya en los
aportes de D’ Iribarne (1994) que agregó a este planteo el Saber estar; que implica aquella serie de comportamientos
que contienen características del profesionalismo cuyos componentes son: el
rigor en la preparación, la acogida en la relación con los demás y la
responsabilidad y fiabilidad en la ejecución.
TL- Profesor, usted siempre hace alusión a la
dimensión subjetiva, el emocionarse, el sentir ¿qué lugar tiene esta dimensión
subjetiva en el proceso de Co-visión?
Veamos, nuestra experiencia nos
enseñó que los co-visores se van
conociendo en el trabajo compartido, “codo
a codo” y no a la distancia. Caminan juntos, van mirando juntos el proceso
de intervención, aprendiendo juntos. Conocen a su co-operador y se conocen a sí
mismo, en un proceso simultáneo, que va permitiendo en el desarrollo del
trabajo: la creatividad, la comunicación, el sentido del humor, surgimiento y
elaboración in situ de las emociones y
los sentimientos que despierta la tarea. Ello contribuye a su fortalecimiento
personal y profesional. Somos razón y emoción en un todo integrado, no debemos
olvidar eso. Lo emocional moviliza la acción, Maturana (1995, p.23) nos
recuerda que todas las acciones humanas, cualquiera que sea el espacio
operacional en que se den, se fundan en lo emocional. Tanto los co-visores y
nuestros consultantes en el conversar, en los relatos, expresamos nuestras
emociones.
MF- ¿Que otras características puede agregar?
Espero no ser reiterativo en algunas características. En el trabajo
compartido observamos a la
dificultad como oportunidad, como
posibilidad de realizar observaciones, de realizar indicaciones y orientaciones
situadas. Es decir mientras la experiencia o práctica profesional “va aconteciendo”, emergen oportunidades
de acompañar y modificar cursos de acción, estrategias, procedimientos, etc. Desde
la co-visión propongo pasar de la distancia
instrumental aséptica a la cercanía
necesaria y estratégica. El trabajo co-operativo o co-laborativo durante la
experiencia profesional permite que los co-visores capitalicen nuevos
aprendizajes en terreno con el acompañamiento de su co-visor responsable, y
también les permite enfrentar más fortalecidos los desafíos cotidianos, van
ganando seguridad en su intervención y dejando fluir la creatividad.
Aprenden de otro co--visor mientras lo ven actuar, lo acompañan
trabajando, operando con familias, grupos y comunidades. Aprenden de lo que
hacen, de lo que escriben, de cómo registran la práctica diaria y no de lo que
habla a la distancia, lejos de la complejidad de los barrios. La relación
necesaria entre co-visores, es una relación de confianza construida, mutua
confianza, confianza recíproca, de intercambio de saberes, superando la
situación inicial de confianza deteriorada y de sospecha mutua. En la
co-visión, los co-visores deben tener conciencia plena de la enorme
responsabilidad de lo que están enseñando y aprendiendo desde su ejercicio
profesional en acción, no desde el discurso. Es aquí donde juega mucho la coherencia entre lo que se dice en
aulas o las oficinas de “supervisión” y lo que hace en el terreno, con aciertos
y errores. Esto a modo de espejo refleja y permite contemplar el divorcio entre el discurso y la
práctica si la hay, o bien estará
enseñando con el propio ejemplo. En la medida que se va desarrollando el proceso formativo en acción, los co-visores
son testigos lúcidos de cómo las problemáticas o situaciones adversas
tienen eco en sus personas, es decir los problemas que tratan a diario, a la
vez que tienen la posibilidad de elaborarlos en el momento que surgen, no
postergarlos. Se van superando situaciones como conflictos relacionales en el
equipo, con la población con la que se trabaja, o los consecuentes estados
emocionales, angustias, miedos, broncas, alegrías, decepciones, etc. Los
co-visores tiene la posibilidad de reflexionar sobre: ¿cómo hacen lo que hacen?, ¿cómo conocen lo que conocen o dicen
conocer?, ¿qué capacidades descubre y que dificultades u obstáculos?, ¿cómo los
superan?, ¿cómo se relaciona con los consultantes, familias, grupos o
comunidades?, ¿qué les genera el ingreso al campo, los problemas encontrados y
el trabajo entre co-visores? Es un
proceso formativo que hace foco en la tarea compartida, en el aprender haciendo
con otros con mayor experiencia y competencias en el nivel de abordaje que
estamos trabajando, promoviendo el desarrollo y crecimiento del ser
profesional. Es un proceso compartido para poder desarrollar la creatividad,
estrategias para descubrir distintos modos de afrontar los problemas que se
presentan en el trabajo cotidiano. Estamos en el nuevo siglo donde se presenta un gran desafío, el aprender con
otros, colaborando, cooperando, resolviendo problemas juntos, aspirando a un
nivel de conciencia de mayor apertura y
reciprocidad, abriendo puertas a posibles alternativas enriquecedoras
como el trabajar con otros, junto a otros, en el sentido
más estricto de estas palabras. Estos aportes los tomamos de la colega
Liliana Calvó, que mencioné anteriormente.
MF- Ello también significa que los registros y la
sistematización se hacen en forma conjunta, colaborativamente como Ud. prefiere
decir?
En lo posible, en la práctica nosotros trabajamos mucho con el
cuaderno de campo donde cada pasante nuestro lleva sus registros del proceso
metodológico y de su proceso personal. En ellos van registrando y diferenciando
los momentos de la experiencia, los hechos más importantes o significativos,
acompañados en lo posible por el co-visor responsable designado. En esta
modalidad el co-visor no exige lo que él, no hace. Él sabe y vive la dificultad de registros
rigurosos en pleno desarrollo de los diferentes planes de acción en una
dinámica barrial que desborda cualquier planificación. Por ello se cree que los
registros, las observaciones de los mismos, las reflexiones del proceso, deberían construirse colaborativamente,
nosotros construimos informes de equipo. Esto ya lo habría anticipado Natalio
Kisnerman cuando escribió Servicio Social de Grupo, cuando se refiere a los
tipos de informes. Caso contrario, el
co-visor responsable exigiría algo que no hace. Esto sucede con muchos
“super-visores” que exigen lo que no hacen.
Sebastián Bertucelli, en una
conversación enunciaba contundentemente:
“a quien le gusta dar directivas a la
distancia, a quien se le dificulta registrar rigurosamente sus experiencias,
ordenarlas, reflexionarlas críticamente y construir conocimiento desde prácticas
locales, se hace supervisor ¿Si no es así? cotejemos entonces experiencia
sistematizadas y socializadas por los supervisores. ¡Si aparecen, me hago monje
benedictino de clausura!. ¡No hay,
hermano, no hay…!”
MF- Fuerte lo que dice el Lic. Bertucelli…
Si, usando palabras de Eric Berne, despiadadamente crítico. Natalio
Kisnerman además de invitar a escribir sistemáticamente nuestras experiencias,
también hace referencia en su Reunión de Conjurados, que no hay nada mas
sospechoso que un supervisor, y que el mote de supervisor no es para
cualquiera, menos para recién egresados o profesionales sin experiencias de
trabajo comunitario, grupal o familiar.
En esto coincido con el Prof. Kisnerman, pues muchos supervisores hacen
experiencias de supervisión con estudiantes o con profesionales noveles,
aprenden y se hacen en la función. En muchos casos, construyen sus experiencias
de y sobre las experiencias de los supervisados, no desde sus propias
experiencias de trabajo. Yo creo que la
co-visión y la sistematización desde este posicionamiento, interpelan a los “super-visores” en el campo
las ciencias sociales, a sus registros de campo, a sus informes profesionales
en su trabajo cotidiano y también a sus informes de evaluación. De mi tesis de
maestría (2008-2011), resulta que muchos
de los profesionales entrevistados “reciben” una modalidad de supervisión como la que hablamos hace un
momento: supervisión a la distancia, por email, una vez a la semana, una
reunión al mes, sin registros rigurosos
de sus experiencias. Solo confeccionan sintéticos informes de avance con
evaluaciones tardías, a modo de un
trámite administrativo, más que textos científicos. A partir de ello, podemos
ver que de sistematizar conjuntamente, ni pensarlo.
ER- Perdón Profesor, ¿La Co-visión no estaría
fomentando una relación paternalista con el
residente, pasante o practicante, anulando su autonomía, limitando sus
iniciativas? Esto a modo de crítica…
Aclaro que para mí, esta idea no es una crítica, es una buena
excusa, que la escuche de muchos colegas
y otros profesionales. En su mayoría se tratan de supervisores que le escapan a
afrontar con sus supervisados tareas conjuntas, de considerarlos compañeros de
trabajo por eso “los mandan solos a los barrios,
en soledad, incertidumbre, total ya prepararon el marco teórico o hicieron el
curso o módulo correspondiente”. No podrían trabajar “codo a codo” con sus supervisados. Generalmente son profesionales
pegados al rol estático “super”, que
no pueden escaparle a la trampa “arriba-abajo”,
“afuera-adentro”, “ellos-nosotros”, “Allá- acá”. Temen equivocarse
frente a sus “supervisados” y perder el status de superior, de
autoridad, el poder. Dicho posicionamiento no les permite visualizar una tarea
colaborativa y están más preocupados en cuidar y no perder el “rol”, que jugar
ese “rol” que se necesita para resolver problemas. De este modo también se
limita que los supervisados potencien aprendizajes y sentido crítico de los
aciertos del supervisor, como así también de sus errores. Trabajar
cooperativamente, colaborativamente, “codo
a codo” atenta contra la comodidad del rol estático superior y despierta
resistencias en el sentido psicoanalítico más estricto. Trabajar colaborativamente
lleva a perder el rol hegemónico para
ganar una posición estratégica que
tiene que jugar para resolver problemas. Me parece que el paternalismo más que
crítica, es una excusa para no salir de las aulas, de las oficinas de
supervisión y habitar posiciones dinámicas en el sentido que Rodolfo Núñez lo
plantea. Hay que estar en el terreno comunitario, grupal o familiar, con los
co-visores para ver como fluyen iniciativas, propuestas, interrogantes, como
fluye su creatividad. Repito, lo que me dices es una buena excusa, no una
crítica.
MF- Desearía agregar algo mas profesor?
VHM- Si, quizás estas ideas
resulten inquietantes o polémicas para algunos modos de pensar y practicar la
“supervisión” y genere críticas en el mejor de los casos y ataques,
descalificaciones inconsistentes en otros casos. No necesitamos luchar hasta el final para
convencer o asegurar que la co-visión prevalezca sobre las demás modalidades,
sino que consideramos la crítica como una invitación al diálogo y a una posible
colaboración de la que puedan surgir nuevas formas de comprender las cosas,
nuevas visiones, nuevas orientaciones. Es más, en el original de esta
entrevista, hablábamos de co-visados
recuerdan? Y gracias al aporte de la Lic.
Raquel Nadal (Psicóloga del Municipio Capitalino) re-pensamos
si “…al hablar de co-visor y co-visados
¿no estaremos reproduciendo lo de super-visor y super-visados, con diferentes
palabras nada mas? Ello nos llevó a
deconstruir lo construido en conversaciones anteriores y optamos por la
reconstrucción o una nueva construcción: nombrar a los actores del proceso,
ambos como co-visores del proceso de entrenamiento o capacitación.
Diferenciándolos, solamente y a los efectos organizativos en el marco de un
proyecto: un co-visor responsable o referente.
No buscamos propuestas o respuestas acusadoras o alienantes para quien
hace la crítica, sino aquellas otras que nos llamen a reunirnos para crear
juntos algo “nuevo”, siempre que su deseo genuino sea también nuevas
construcciones, no descalificaciones. La co-visión es un proceso que nosotros
habitamos, no solo discurseamos sobre ella. En palabras de K. Gergen; para los construccionistas, las personas
utilizamos el lenguaje para hacer cosas, de manera conjunta. Cuantos más ricos
sean nuestras conversaciones mayores serán nuestras posibilidades y capacidades
para coordinarnos como seres humanos. No pretendemos afirmar que las ideas
construccionistas sean la verdad, sino que se trata de una forma de comprensión
diferente, y por ende una olvidada forma
de acción: la colaboración.
Jujuy, 16 de Abril, 2012.
Centro de Estudios, Jakasiña.
* Artículo Autorizado en su Difusión, por el
Equipo del Centro de Estudios Jakasiña,
24 de Mayo 2012.
Las autoras
Nadia Melina FLORES. Asistente Social, integrante del Equipo
Interdisciplinario del Centro de Estudios Jakasiña. Co-visora Responsable del Proyecto sobre Redes
Comunitarias en Problemas de Niñez, Adolescencia y Familia en la Localidad de Reyes
(Jujuy) en Convenio con la
Dirección de Salud Mental del Municipio de San Salvador de
Jujuy. Coordina Grupos de Aprendizajes en el Estudio Jakasiña. Actualmente
cursa estudios de Licenciatura en Trabajo Social en la Universidad Católica
de Salta.
Teresita Lascano. Co-visora/Pasante del Proyecto sobre Redes
Comunitarias en Problemas de Niñez, Adolescencia y Familia en la Localidad de Reyes
(Jujuy)en Convenio con la
Dirección de Salud Mental del Municipio de San Salvador de
Jujuy. Integra el equipo de Voluntarios del Centro de Estudios Jakasiña.
Estudiante de la Carrera
de Trabajo Social,
Erika Anahí Ruiz. Integra el equipo de Voluntarios del Centro de
Estudios Jakasiña Estudiante de la
Carrera de Trabajo Social.
muy interesante!!!!
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