MODOS DE APROXIMACIÓN DE T.S.C A LOS SECTORES POPULARES
Trabajo Social Comunitario (T.S.C)
Emancipación
Social y Producción de Conocimiento
Víctor Hugo Mamaní [1]
Síntesis
El artículo fija un posicionamiento teórico y
metodológico e intercultural si se quiere
(cosmosentimiento andino y construccionismo social) desde donde refuta los
mitos sobre los cuales se construyó la ciencia tradicional. Recorremos
rápidamente lo que entendemos por emancipación, trabajo social y el trabajo
social emancipador. Tanto la
investigación como la sistematización
de la práctica constituyen modos de construcción
de nuevos conocimientos y exigen de
los equipos de profesionales-intelectuales, un proceso de acercamiento
progresivo, aproximación e inserción, intervención en la vida cotidiana de los
sectores populares. Por ello transitamos crítica y reflexivamente estos modos
de aproximación desde dos ámbitos emblemáticos como lo son; las
universidades y desde las políticas sociales
y nos preguntamos si los conocimientos construidos desde estas
prácticas ¿contribuyen o no a la
emancipación social? Como cierre, presentaremos dos procesos de
construcción de conocimiento (a nuestro modo de ver, procesos emancipatorios):
desde nuestra práctica barrial intercultural sistematizada, práctica que al decir de Mercedes Gagneten intentamos
hacerla texto y desde nuestra práctica investigativa, donde junto a un grupo de
estudiantes de Trabajo Social exploramos los discursos y prácticas culturales
de la cosmovisión andina que aun siguen vigentes en nuestras vidas cotidianas,
los modos de silenciamiento y ocultamiento institucional
Palabras Claves: Trabajo
Social Comunitario – Emancipación Social – Construcción de Conocimiento - Modos de aproximación - Sectores Populares
Nota: Articulo publicado en MARTINEZ, Silvana (2012) "Aportes del Trabajo Social a los Procesos de Emancipación Social", Paraná, La Hendija. (pp.91-132)
1. Introducción
Buenos días, deseo agradecer a los
organizadores por la invitación a
participar de nuestro XXV Congreso Nacional de Trabajo Social en este bello
extremo de la patria. Agradezco la posibilidad de compartir con ustedes este
encuentro que siempre es conversacional, pues “la conversación entendida con suficiente amplitud, es la forma de las
transacciones humanas en general” (MacIntyre, 1981, p.197)
De este modo nos constituimos y
constituimos nuestros mundos en la actividad conversacional. Esta es fundante para
nosotros, pues no es otra cosa que la construcción de la vida a través del
lenguaje. Wittgenstein (1981) decía “fluye
la conversación, la utilización y la interpretación de las palabras, y solo en
ese transcurso, estas tienen significado” y seguramente al decir de Shotter
(1993, p.9) iremos construyendo diversas realidades conversacionales entorno a
la construcción de conocimiento en trabajo social comunitario orientados hacia
la emancipación social, que son temas que hoy nos convocan.
En primer lugar describiremos los
mitos sobre los cuales se construyó la ciencia clásica o tradicional y lo que
nos hicieron creer. Luego fijaremos un posicionamiento teórico y
metodológico e intercultural si se
quiere, desde donde refutamos aquellos mitos, es decir, en lo que hoy creemos.
Este posicionamiento responde en parte al cosmosentimiento andino y parte al
construccionismo social, camino marcado en nuestro ejercicio profesional
comunitario, por nuestro maestro en la
profesión y en la vida: Natalio Kisnerman. Recorremos rápidamente lo que
entendemos por emancipación, trabajo social y el trabajo social emancipador.
Tanto la investigación como la
sistematización de la práctica en trabajo social comunitario, constituyen
modos de construcción de nuevos conocimientos y exigen de los equipos de
profesionales-intelectuales, un proceso de acercamiento progresivo,
aproximación e inserción en la vida cotidiana de los sectores populares.
Transitaremos crítica y
reflexivamente estos modos de
aproximación desde dos ámbitos emblemáticos como lo son; las
universidades y desde las políticas sociales
y si los conocimientos construidos desde estas prácticas ¿contribuyen o no a la emancipación social?
Como cierre, presentaremos dos
procesos de construcción de conocimiento (a nuestro modo de ver, procesos
emancipatorios) a saber:
a) Desde nuestra práctica barrial
intercultural sistematizada, práctica
que al decir de Mercedes Gagneten intentamos hacerla texto.
b) Desde nuestra práctica
investigativa donde junto a un grupo de estudiantes de Trabajo Social
exploramos los discursos y prácticas culturales de la cosmovisión andina que
aun siguen vigentes en nuestras vidas cotidianas y los modos de silenciamiento,
de ocultamiento institucional.
2. Sobre el conocer. Lo que nos hicieron creer
Conocer es un proceso, como el tejido
de Penélope, que durante el día se hace y en la noche se deshace esperando a su
Odiseo. Conocer es como aquel tejido
sagrado (awayu o llijlla) de nuestros
ancestros andinos (jaqi, runa) que a cada paso, en cada acción, cada
experiencia compartida, cada sentimiento, cada mirada, cada golpe, cada
lágrima, cada sonrisa, le cambia el color al tejido existencial. Es la
transformación intensa y genuina. (Cordero Calizaya, 2009, p. 5)
Conocer es un proceso que se va
construyendo, deconstruyendo y reconstruyendo, a partir de aquí podemos señalar
su carácter provisional. La crisis de los paradigmas y sobre todo el
positivismo-neopositivismo, nos llevó a descubrir como bien señaló Tomas Ibáñez
(1994, pp.251-252) que el conocimiento se edificó sobre la base de cuatro
mitos:
- el
del conocimiento válido como representación correcta y fiable de la
realidad
- el
del objeto como elemento constitutivo del mundo
- el
de la realidad independiente de nosotros y
- el
de la verdad como criterio decisorio
Se nos hizo creer que NO somos
nosotros quienes construimos el criterio de validez de los conocimientos
científicos mediante un conjunto de prácticas sociales que son necesariamente
históricas y contingentes.
Se nos hizo creer que el criterio
que define el conocimiento válido, es
decir científico, es independiente de nosotros; nos trasciende literalmente y
escapa a lo que podamos opinar o hacer a cerca de él. “Que todo está afuera de lo humano, ya que la realidad es la que nos
dice que lo que afirmamos acerca de ella es cierto o no, con lo cual nos han
hecho creer que un conocimiento científico es “correcto” porque se corresponde con ella y la representa
convenientemente”
El fundamento básico de la
racionalidad occidental tiene un carácter objetivo porque todas las cosas que
le rodean están fuera de él, son lo concreto, son los recursos naturales o el
medio ambiente que lo rodea: el cosmos y la naturaleza no son parte suya. El
científico es el sujeto y lo otro es el objeto.
Se nos hizo creer que el conocimiento
científico es válido en la medida que refleja y se corresponde con la realidad,
creyendo que el método científico es la varita mágica que asegura la
objetividad. Esto genera una dicotomía o separación taxativa entre sujeto y el
objeto, entre el observador y sus observaciones, neutralizándolo.
Se nos hizo creer que las
características y condiciones del sujeto no influyen o no deben influir en las
afirmaciones que se hacen sobre el objeto para preservar la objetividad.
La teoría nos dice cómo es esa
realidad y la práctica confirma lo que validaron otros, convirtiéndola en
fuente de verdad y por lo tanto, puede ser reproducida y dar similares
resultados en cualquier lado, confirmando hechos más allá de las personas que realizan
el trabajo científico. El producto de ese trabajo científico es autónomo en sus
condiciones particulares de producción (Kisnerman 2005, pp.112-114)
Se nos hizo creer, respondiendo al
legado cartesiano, que la razón señala el carácter absoluto y trascendente de
las verdades.
3. Sobre el conocer. Lo que
hoy creemos
Nuestro esquema conceptual y
metodológico, desde el cual refutamos los mitos construidos por la llamada
ciencia tradicional y sus prácticas en el campo de lo social, se asientan
en el Construccionismo Social integrando
– en nuestro caso en particular - aspectos
del Cosmosentimiento Andino. Enfoque con el cual venimos
trabajando hace algunos años con poblaciones de cultura andina de nuestra
región (Mamaní, 2009) En
primer lugar desarrollaremos algunos aspectos del cosmosentimiento
andino que presentan distancias con el conocimiento occidental, para luego posicionarnos desde el construccionismo
social y llegar a reflexionar críticamente el o los modos de construcción de
conocimientos en Trabajo Social Comunitario
y sus aportes a la emancipación social.
3.1. Desde el cosmosentimiento
andino: el conocimiento
andino es un conocimiento diferente, al cual el conocimiento occidental todavía
no entiende y menos aún convence. El ser
y el estar son categorías diferentes de comprensión de la realidad, la del
“ser” se acerca mas a un pensar
racional, mientras que la del “estar”
a un pensar mítico o irracional desde el punto de vista del pensamiento
occidental. “El ser” es la categoría
que caracteriza al desarrollo del pensamiento occidental, su manera de entender
el mundo (cosmovisión) y su
interpretación de la realidad.
En la historia del ser se distinguen tres grandes momentos: la identificación del ser con el logos, la identificación del ser con la gracia
y como resultado de esta-logización y gratificación se da una concepción de la persona como una síntesis dual entre lo
natural y lo sobrenatural. El “estar”
se define como una categoría previa al “ser”,
por lo tanto la comprensión de la realidad es diferente. La experiencia de la
sabiduría de los pueblos es el “nosotros
estamos” y la primera forma de esta sabiduría es “saberse arraigado, situados, pertenecientes a la tierra”
El ser y el estar son dos formas diferentes de
comprensión del horizonte cultural, por lo tanto dan origen a dos estilos de
vida distintos. La mediación de ambos modos de ver el mundo existe y Rodolfo
Kusch la denomina el “estar-siendo o el
estar para ser”. Esto quiere decir que no se deja de lado lo intelectual
para quedarse en un mero “estar”. Sin
embargo a lo largo de la historia el “ser”
ha ido considerando que todo lo que se le parece es y todo lo que no se le
asemeje no es; como si existiera un pensamiento único. El “ser”
se identificaría con los conquistadores y los esclavistas, mientras que “el estar” con los explotados y los
esclavizados. Se puede decir que a lo largo de la historia el “ser” ha fagocitado al “estar”
A lo largo de la historia se ha desvalorizado el mito y supervalorado el logos. Sin embargo en el
pensamiento andino el mito es un elemento fundamental, pues permite y ayuda a
explicar la realidad. El mito, pese a no ser una explicación racional o lógica
de la realidad, tiene tanto valor como cualquier otra explicación. El
pensamiento andino es pues entonces un pensamiento mítico, no mejor ni peor que
el pensamiento racional occidental, simplemente distinto. El conocimiento
occidental tiene dos métodos: Deductivo; de lo general o lo particular e
Inductivo, que se caracteriza por tres pasos, a saber:
a) una realidad que se muestra y el conocimiento de esta realidad ¿cómo es?
b) asimilación y entendimiento de ésta ¿cómo debe ser?
c) acción sobre la realidad para transformarla
En cambio, el conocimiento andino no termina con una acción hacia el
exterior, sino que el conocimiento andino interioriza esta realidad y es el
individuo quien se transforma, en una especie de ritual mágico. En el
conocimiento andino el todo y la parte
se confunden, no tienen distinción real. La parte es un todo y funciona como
tal.
El objetivo en el conocimiento occidental consiste en hacer una
apreciación objetiva de una situación objetiva, a fin de lograr una solución.
En el conocimiento andino se utilizan soluciones de carácter ritual ante las
manifestaciones de su vida emocional que se dan desde adentro, desde su corazón
y que implican aperturas a aspectos irracionales de personalidad que se aceptan
en y a un nivel equiparable a lo racional. Es decir que no se trata de un
conocimiento objeto, sino que trasciende al objeto desde la interioridad del
sujeto, desde su corazón, que actúa como regulador del juicio.
En el mundo andino, el fin de conocer sería aprehender-incorporar eso que
equilibra la oposición de contrarios, en el vivir cotidiano y sólo se lo ha de
lograr con el ritual. Una lógica distinta.
La verdad en el conocimiento
occidental, consiste en la coincidencia entre la realidad y el pensamiento o la
adecuación entre una proposición y el estado de las cosas que expresa. Para el
conocimiento andino, la verdad tiene un carácter seminal, que viene desde el
fondo del sujeto y que es puesta delante de la situación objetiva, no es una
verdad ajena sino que compromete al hombre mismo. Es la razón profunda que
animó siempre su pensar. En el
cosmosentimiento andino somos parte de una totalidad natural. Somos el cosmos y
la naturaleza. El sol, las estrellas, nuestro planeta, las plantas, los
animales, los minerales, el aire, el viento, la lluvia, el agua y el fuego
etc., son uno, somos un solo cuerpo
(Cordero Calizaya, 2009, pp.2-12)
En el cosmosentimiento andino
sentimiento y razón viven en relación
complementaria, son necesarios, no se mezclan, pero se necesitan, Ninguno
somete al otro, son dos dimensiones complementarias que en deben estar presentes en la vida.
(Cordero Sandoval, 2009, pp.38-39)
La primera conclusión, la más directa y tal vez la mas importante de este
apartado es que las categorías occidentales no nos sirven para comprender la
realidad, ya que la cosmovisión andina es diferente y presenta una lógica muy
peculiar. El conocimiento andino es entonces muy distinto al occidental, no se
puede decir que sea mejor o peor, tampoco se puede considerar a alguna forma
como la única válida, pero creemos muy importante y muy enriquecedor el saber
que no existe una sola forma de conocer y aprehender el mundo.
Los seres humanos no pueden percibir
la realidad directamente, más bien la interpretan, lo que significa que sus
descripciones y comprensiones están esencialmente constituidas por su
individualidad, obviamente mediatizadas por la cultura a la cual pertenecen.
Así la investigación no puede abstraerse de su propia existencia o vivencia, la
cual inevitablemente intervendrá en el modo de comprender la realidad (Cordero
Sandoval, 2009, p.1)
3.2. Desde el Construccionismo Social: desde el “movimiento” intelectual llamado Construccionismo Social y definido
por Kenneth Gergen como un conjunto de elementos teóricos en progresión, laxo,
abierto y con contornos cambiantes e imprecisos, más que como una doctrina
teórica fuertemente coherente y estabilizada, decimos que no existe sujeto sin
objeto, que no hay objetos independientes de nosotros, ni nosotros somos
independientes de ellos. Que los hechos no anteceden a la investigación sino
que resultan de la investigación.
Lo que el científico hace es construir
algo que tan solo se transformará en un
auténtico “hecho científico”
después de intervenir en un complicado proceso al que concurren múltiples redes
sociales, conjunto de convenciones, entramados de relaciones de poder, series
de procedimientos retóricos, para luego autonomizarse del proceso que lo ha
creado y presentarse como “algo que
siempre estuvo ahí”.
La realidad siempre es realidad
construida por nosotros y la aprehendemos desde nuestra perspectiva. En esa
realidad estamos nosotros, sujetos que nos construimos al construir prácticas,
conocimientos, dinámicas sociales, cultura. Estas afirmaciones se mantienen a
través del tiempo porque han soportado las vicisitudes del proceso
histórico-social.
Es limitado creer en el carácter
absoluto, universal y trascendente de la verdad, colocada fuera de nosotros, en
la ciencia, en Dioses, o en las leyes del universo. Ibáñez refiere que los criterios de verdad son obra nuestra
y esto significa que los hemos construidos nosotros mismos mediante nuestras
prácticas y las características de sus
agentes.
El conocimiento es construcción de sujetos activos, no de la manipulación
de las cosas en sí mismas ni es a priori a la experiencia. No surge tampoco de
las cosas en sí mismas o modelos elaborados de los que saben para los que no
saben. Al ser construidas por nosotros mediante la práctica, las cosas son
relativas a las características de esa práctica y a sus actores. No se puede
entenderlas sin participar de su producción. (Kisnerman, 1999, pp.16-17)
El conocimiento no está en la mente de los individuos, ni las palabras
son el reflejo ni de la mente ni de una naturaleza preexistente. Siguiendo a
Gergen, “la fuente principal de las
palabras que utilizamos sobre el mundo radica en la relación social. Desde este
ángulo lo que llamamos conocimiento no es el producto de mentes individuales,
sino del intercambio social; no es el fruto de la individualidad sino el de la
interdependencia” (Gergen, 1989, p.19)
Así, la realidad estaría construida en la interacción significativa que
realizan los seres humanos, esta realidad construida, de forma dinámica, es
internalizada por los individuos a través de la socialización. Introduce el
factor histórico y el carácter interpretativo del ser humano. El lenguaje como
potente constructora de la realidad.
Siguiendo a Tomás Ibáñez, la perspectiva construccionista es aquella que
rechaza que sea la realidad la que dicte los discursos sobre la realidad y
quien selecciona los que son adecuados. El conocimiento es, sencillamente
relativo.
El construccionismo viene a disolver la dicotomía sujeto/objeto,
afirmando que ninguna de estas dos entidades existe propiamente con
independencia de la otra, no constituyen entidades separadas, cuestionando el
propio concepto de objetividad. El socioconstruccionismo surge como un enfoque
crítico, preocupado por cómo afecta el determinismo científico predominante al
conocimiento y nos invita a la reflexión crítica, a cambiar nuestras lentes y a
observar el mundo de forma completamente diferente a como se ha nos enseñado y
rompiendo las características de lo instituido.
Privilegiamos la dimensión instituyente por encima de su dimensión
instituida, su carácter de proceso por encima de su carácter de producto, más o
menos acabado. Ofrece nuevas perspectivas para la ciencia, con el
reconocimiento de la subjetividad.
Estamos inmersos en una sociedad que refuerza una forma de razonamiento
más ortodoxa y rígida, por lo que es importante que cada individuo comience a
ponerse sus propios lentes. No existe una única verdad y una sola forma de ver
el mundo. Para posibilitar este nuevo enfoque, el movimiento socio-construccionista
es una alternativa pues abre las perspectivas y miras de forma amplia y
crítica. El investigador se ve influido, necesariamente, por su entorno, sus
creencias, sus valores, su actitud, su cultura, etc. No se puede negar el hecho
social ni el carácter histórico.
4.
Emancipación, Trabajo Social y Trabajo Social Emancipador
4.1.
Sobre la Emancipación Social.
Un breve rastreo
bibliográfico nos dice que emancipación significa: dejar libre a alguien de la sujeción a la patria potestad, tutela, u
otro tipo de servidumbre en la que estaba. Emanciparse: sacudirse las cadenas de cualquier tipo de
dependencia o servidumbre
En derecho la emancipación era el acto de liberación de
un esclavo por voluntad de su dueño. En el derecho romano el esclavo no era considerado persona sino
una cosa. En el sentido más extenso del término, se refiere a toda aquella
acción que permite a una persona o grupo de personas a acceder a un estado de
autonomía por cese de la sujeción a
alguna autoridad o poder.
Ejemplo de lucha y romper cadenas, es
Tupac Amaru, que por los mismos años en
que Kant se preguntaba “¿que es la ilustración? y expresaba ¡es tan cómodo no estar emancipado!
refiriéndose al pueblo americano, Tupac Amaru moría descuartizado por liderar
la rebelión indígena que precediera a la independencia de América Latina.
(Argumedo, 1993, pp.18-22) En este sentido Tupac Amaru fue precursor de la emancipación
social en América Latina
(1780-84) inaugurando un largo ciclo de insurrecciones por Perú, Bolivia, Argentina, Chile, Colombia,
Ecuador, Venezuela, contra las castas privilegiadas y el Imperio Español,
diciendo:
“Nos oprimen en los obrajes, cañaverales, cocales,
minas y cárceles de nuestros pueblos, sin darnos libertad,…
nos recogen como a brutos y ensartados
nos entregan a las haciendas para labores”
Lewin, Bodeslao ,1957
La rebelión de Tupac Amaru, Hachette.
Martínez y Agüero (2009, pp.162-165)
proponen para el Trabajo Social una acción transformadora que llaman emancipación, como una instancia superadora del pensamiento
crítico de la realidad social que habitamos.
En su texto recorren las décadas del
60-70 y las propuestas de un trabajo social liberador, tiempos de
reconceptualización, de trabajadores sociales militantes, dirigentes,
educadores populares, promotores de
transformaciones estructurales que con urgencia demandaba el pueblo
latinoamericano. Emergía la frase “liberación
o dependencia”, Paulo Freire hablaba de educación
liberadora, obispos y sacerdotes progresistas postulaban la teología de la liberación y en
Medellín los obispos Latinoamericanos
optaron por una Iglesia pobre, pascual y misionera. En el caso de la iglesia Latinoamericana tenía un sentido
teológico, mientras que Freire y Dos Santos con su teoría de la dependencia cargaban un sentido político e
ideológico. Podríamos decir en palabras de los autores citados, que en este
sentido liberación se aproxima a la noción de emancipación ya que ésta
también tiene un contenido político e
ideológico.
Aquí me permito citar especialmente
la obra de Natalio Kisnerman Servicio
Social Pueblo” (1972, Humanitas) obra que marco un hito en la
reconceptualización de Servicio Social, ya que define una vocación por el
pueblo. Libro que fue tan pueblo, que le pasó todo lo que al pueblo le pasa.
Tuvo seguidores fidelísimos y amargos detractores. Tuvo alegrías y muchos
sinsabores, pese a los cuales aun vive. Como el pueblo, no muere.
Para un país, la emancipación es la
capacidad y posibilidad real de soberanía política y autodeterminación como
pueblo. Para una sociedad o grupo social o para los sujetos sociales que lo
integran, es la capacidad y posibilidad real
de autonomía o autodeterminación
como sociedad, grupo o sujetos. En ambos casos, es una instancia que va
más allá de la libertad o liberación e implica dos condiciones básicas a) tener capacidad real y b) tener la posibilidad real de decidir el propio destino o proyecto de
vida y poder llevarlo a cabo, asumiendo sus consecuencias.
La emancipación no es solo un
discurso, es también un hecho histórico. Implica materialidad, es poder
escribir la propia historia desde
adentro y no solo ser testigo lucido o espectadores, o como refiere Bertucelli
desde el lugar de intelectuales de elite, separados de la propia cultura.
Sobre la emancipación les recomiendo el
texto de los colegas Martínez y Agüero,
(2009, pp.162-178) donde sus desarrollos resultan mas que interesantes y
provocadores de nuevas miradas y acciones.
4.2.
Sobre el Trabajo Social. Considero necesario tomar posicionamiento de lo que entiendo por Trabajo
Social, cuestión que no es menor ni superficial. Por el contrario coincido con
Martínez y Agüero (2008, p.15) que es central y definitoria, tanto para la
formación como para la praxis cotidiana
en las instituciones o comunidades. En la respuesta que demos a esta cuestión ¿cómo entendemos al trabajo social? Nos
jugamos mucho, tal vez nos juguemos todo, desde el punto de vista político e
ideológico.
A esta pregunta, no respondemos desde
cualquier lugar, ni en el vacío ni por fuera de nuestra condición humana como
lo diría Hannah Arendt y solo podemos
hacerlo desde una determinada situación histórica, atravesada por la política y
la ideología, desde donde fundamentamos la clase social, la raza, el género y
otras formas de clasificación y categorización social. Desde algún lugar
nombramos lo que nombramos, nuestro discurso nunca es ingenuo.
La respuesta a esta pregunta nos
involucra y nos compromete, además nos expone. Al exponernos nos pone en
cuestión pues podemos recibir adhesiones y rechazos.
Karsz (2007) nos dice que se trata de
una práctica
transdisciplinaria, es decir
un quehacer constituido por prácticas que van más allá de de las fronteras
disciplinares, sean esta psicológicas, sociológicas, políticas económicas u
otras. Concibe el Trabajo social como un conjunto de prácticas que transgreden
las fronteras disciplinares, porque tienen un poco de todo y mucho de trabajo
social. Es decir que se trata de un conjunto de prácticas híbridas y en
constante transición.
Martinez y Agüero, se posicionan en que el trabajo social no es una disciplina sino mas bien un campo interdisciplinar y
transdisciplinar con un objeto multidimensional. Requiere de un gran esfuerzo de articulación e
integración de varias disciplinas, entre las cuales se destacan la sociología,
la psicología, la antropología, la política, la historia, la economía, entre
otras. Cada una aporta lo suyo, su propia mirada, su perspectiva, que por
cierto es parcial y limitada.
La mirada del trabajo social puede basarse en estas disciplinas pero de
ninguna manera limitarse, reducirse o diluirse en ellas. Por eso Karsz habla de trasgresión de las fronteras
disciplinares. Por supuesto que esta característica del trabajo social tampoco
implica subordinación a otras disciplinas como técnica auxiliar. Por el
contrario, requiere una amplia formación científica, quizás mayor que en el
caso de otras profesiones basadas en un único campo disciplinar.
La construcción del objeto desde
una perspectiva multidimensional tampoco es una tarea sencilla. No es una tarea
técnica, sino más bien una compleja labor científica que requiere de mucha
imaginación y artesanía, de mucho oficio, y de una amplia formación teórica y
metodológica, para abordar con alguna posibilidad de éxito el duro oficio de
abordar la realidad social como objeto de trabajo social.
Más allá de la admiración que me
despierta Saúl Karsz, el respeto y
afecto que me unen a los colegas Silvana Martínez y Juan Agüero, desde la
perspectiva del construccionismo social, coincido con Natalio Kisnerman y
presentamos al trabajo social como una disciplina científica.
Reiteradas veces escuché decir que el trabajo social no es una
ciencia, de acuerdo. Ya que por otra
parte no creemos en las ciencias sino en la ciencia: como una práctica social
de producción de conocimiento, mediante la cual nos apropiamos de la realidad y
la transformamos para nuestro servicio y
bienestar, transformándonos nosotros
también, en dicho proceso. Autor que
también refiere que el trabajo
social tiene históricamente definido su objeto
desde que se constituyó como disciplina con Mary E. Richmond:
situaciones originadas por carencias,
que no son otra cosa que realidades humanas que requiere nuestra atención.
Cristina Melano (2001, pp.28-29) diría: nos enfrentamos en forma permanente al
desafío de trabajar en y con los contextos, donde se requiere investigar respecto de lo social, interpretar conductas, sistemas de
actores que también interpretan y a la vez
desarrollar nuestra práctica
profesional aplicando nuestros conocimientos teóricos y metodológicos, con
un manejo conceptual de los problemas que abordamos Desde este lugar, somos
demandados institucionalmente y reconocidos socialmente.
Hoy podemos decir que el trabajo
social tiene acumulada enorme cantidad de información sobre sus prácticas,
existe una amplia bibliografía escrita por trabajadores sociales que implica
sistematizaciones y reflexión crítica sobre dichas prácticas. Y a diferencia de
otras disciplinas es una auténtica PRAXIS SOCIAL, ya que su ejercicio exige contacto
directo y continuado con la realidad
social, a través del trabajo directo con y junto a las personas con quienes se
trabaja, allí donde suceden sus cotidianidades. Esto la hace también una
profesión, caracterizada por una acción especializada sobre la base de
conocimientos, actitudes y habilidades acreditadas con un grado de
reconocimiento social y de institucionalización, reglamentación y licencias para
el ejercicio profesional. Ser parte de una disciplina científica y saber actuar
profesionalmente, es lo que nos proporciona una identidad profesional.
Es cierto que históricamente el trabajo social a través de
algunos de nuestros profesionales y de
otros provenientes de otras disciplinas se vuelcan a teorizar sobre él, se ha
caracterizado por instaurar límites a su propio quehacer. Es cierto que la
demanda en las instituciones nos supera, que no dejan mucho tiempo para la sistematización, la reflexión crítica, la
elaboración teórica, pero ocurre también en otras profesiones.
Y es cierto que el trabajo social
tiene incorporado el lenguaje de otras disciplinas sociales. Pero la eficacia
de su trabajo en la vida cotidiana le
exige un dominio de conocimientos que no son exigidos a otras disciplinas cuya
óptica es más focalizada, y por lo tanto restringida.
Y esto es tan cierto, que
profesionales conscientes de ello se
introducen en nuestra profesión y desde gabinetes universitarios, no desde la
práctica para la cual no fueron ni están preparados, hacen análisis y opinan
acerca de nuestro ejercicio profesional.
Por ello es necesario y fundamental
tener en la profesión competencia teórica – metodológica, ética y política en
relación con nuestra cuestión social latinoamericana, que es la que nos
contiene y atraviesa.
4.3.
“Trabajo Social Emancipador” Silvana
Martínez y Juan Agüero (2008, pp.178-183)
proponen con claridad meridiana
un Trabajo Social Emancipador del que hablamos muchas veces en nuestros
encuentros conversacionales durante el cursado de la Maestría en Trabajo
Social de nuestra querida Universidad Nacional
de Entre Ríos. Plantean un trabajo social emancipador, situado
histórica, social e institucionalmente. Esta praxis emancipadora para los autores se caracterizan por los
siguientes rasgos: significación, subjetivación, formación, capacitación,
multidimencionalidad, cotidianidad, interacción, conflictos, contradicción,
poder, concientización, popularización del conocimiento, investigación y percepción
aguda de la realidad.
El
Trabajo Social Emancipador implica praxis
y profesionales situados, enraizados, significados y significantes,
subjetivados y subjetivantes, Bertucelli diría “profesionales arraigados en su propia cultura” En la Praxis Emancipadora la
subjetividad de los trabajadores sociales se va configurando en el juego
intersubjetivo existente en el mundo de vida del otro (que también son
nosotros) en la intimidad de la vida cotidiana, en las vivencias emocionales,
en la forma de ser y estar en el
mundo, de relacionarse, de sentir y de actuar. La praxis emancipatoria al igual que la educación popular tiene como
campo de prácticas sociales los sectores populares y como finalidad de la
acción, la transformación de la realidad, revirtiendo la situación de opresión
y de dominación social.
Un trabajo social emancipador implica
desarrollar la capacidad de construir conciencia crítica y organizativa,
capacidad de lucha codo a codo con los sectores populares. No podemos proclamar
el cambio desde un café o sentados cómodamente en oficinas, o desde las aulas
universitarias. Por eso, rescatamos de la educación popular su compromiso con
la acción, la visión dialéctica de la realidad, la práctica como espacio
privilegiado para la reflexión y la acción, el abordaje integral de los
problemas sociales, la coherencia en la formulación de estrategias, la búsqueda
de participación real y sobre todo, la construcción de poder popular.
Martinez y Agüero proponen participar
y ocupar todos los espacios sociales, políticos e institucionales de praxis del
trabajo social. Un importante componente de la praxis emancipadora del trabajo
social es la investigación científica, que hay que ligar con las necesidades y
problemas reales, dando cuerpo a la pertinencia social de la investigación y a
un proceso de popularización de conocimiento científico[2] es
decir crear puentes, que conecten el
conocimiento popular con el conocimiento científico[3].
Un trabajo social emancipador implica
formar profesionales con percepción aguda de la realidad; es decir capaces de
ver los invisible y escuchar lo inaudible, implica desnaturalizar y deconstruir
la realidad, encontrar sus múltiples sentidos, descubrir las reglas de juego
del poder, descifrar los discurso hegemónico, lo no dicho.
En definitiva un Trabajo Social
Emancipador implica poner el acento a la dimensión político e ideológica, ir
mas allá de un Trabajo Social Crítico y no solo cuestionar el orden y el
discurso dominante, es poder asumir un compromiso y protagonismo concreto de
transformación de la realidad desde los
micro-espacios sociales.
5. Construcción de conocimiento. Nuestros Modos de Aproximación “de cada día” a los Sectores
Populares
“Conocer es
resolver”, José Martí
“Se conoce
para vivir y no por el puro hecho de conocer”, Rodolfo Kush (1975,25)
Hasta el título anterior, al parecer, tenemos más puntos de encuentro que
desencuentros. Estamos de acuerdo con el QUÉ
hay que hacer. Es decir el trabajo
social debe cuestionar los mitos de la ciencia tradicional, ser crítico de la
realidad que habitamos y contribuir desde su ejercicio profesional a la
construcción de conocimientos que favorezcan los procesos de protagonismo y
emancipación social, eso está más que claro.
Lo que no emerge en el recorrido realizado es el ¿CÓMO CONSTRUIR ESTOS
CONOCIMIENTOS? Al respecto diremos que
el proceso de emancipación social y la construcción de conocimientos desde el
Trabajo Social Comunitario, desde nuestro ejercicio profesional con los
sectores populares – con nuestra realidad indoafroiberoamericana[4], está
muy ligado a los MODOS DE APROXIMACIÓN de los equipos
profesionales-intelectuales del Trabajo Social en particular y de las Ciencias
Sociales en general, a los sectores populares y sus prácticas culturales. Modos
de aproximación, que luego de reflexionarlos críticamente, estaremos en
condiciones de respondernos si nuestras formas de acercamiento a los sectores
populares y a sus prácticas, el modo de relación que construimos, el
conocimiento que construimos desde nuestras prácticas profesionales
¿CONTRIBUYEN O NO, A LA EMANCIPACIÓN SOCIAL ?
Intento problematizar un campo naturalizado como son los modos de aproximación de los
equipos profesionales a poblaciones nativas indoafroiberoamericana, modos enmarcados en los lineamientos de políticas
sociales o políticas universitarias. Estos modos de aproximación forman parte de
nuestros procesos metodológicos en el campo comunitario y que tienen su punto
cumbre en la construcción de conocimiento, que pretende ser emancipador. En
este contexto, quiero dejar claro al igual que Bertucelli, que por más que mencione algunos nombres o
personas concretas (investigaciones particulares, autores, experiencias,
instituciones, o me autoreferencie) siempre me estaré refiriendo y cuestionando
sistemas, modelos, teorías, si se quiere epistemologías, que siempre necesitan
de nosotros para encarnarse, al decir de Sebastián Bertucelli.
Para abordar el tema de modos de acercamiento a los sectores populares y
la construcción del conocimiento “emancipador”,
vamos a seguir el pensamiento de otro de nuestros maestros, como es el caso de
Sebastián Bertucelli (2006) autor de textos de profunda importancia teórica y
metodológica, paradójicamente de poca difusión. Bertucelli, desde su amplia
trayectoria y experiencia en el trabajo de redes comunitarias en América Latina
aporta a este debate desde algunos casos
estudiados, a los cuales sumaremos la propia experiencia. Para el caso del
Trabajo Social en particular y las ciencias sociales en general tenemos dos
ámbitos principales desde donde los profesionales o intelectuales salimos en
nuestra aventura del conocimiento y la ahora llamada “transformación emancipadora” a desarrollar nuestros procesos
metodológicos: una es la academia, es decir las universidades y otras son las
políticas sociales.
5.1. Aproximaciones desde las instituciones académicas
En una entrevista brindada por
Sebastián Bertucelli para una Revista Literaria “Silabario” (2006) de la Universidad de Córdoba
opina sobre la relación entre profesionales-intelectuales y movimientos
sociales, publicada en una revista de circulación nacional. Bertucelli explora
las experiencias de 7 grupos universitarios o intelectuales y movimientos sociales diversos. Allí emerge lo
que veníamos hablando, están de acuerdo en QUE
hay que reconstruir una doble articulación entre los movimientos sociales y la
universidad en los procesos que esos movimientos generarían, pero no dicen CÓMO hacerlo. Solo surgen y aparecen
expresiones de deseo, generalmente omnipotentes - típico de las Facultades de Ciencias Sociales- y algunas
prevenciones acerca de los errores que en este presente no se desea cometer. El
hecho de no decirnos CÓMO hacer o COMO lo harán, nos remite a la
ausencia de metodologías claras y por
ende a sus efectos directos y
colaterales “Se sabe qué queremos hacer con el otro, con el
pueblo y se soslaya el cómo nos
aproximaríamos, los rituales de iniciación y pasaje que se pondrían en juego en
la llamada gestión cultural” que se proponen.
Continua Bertucelli, en Rosario por ejemplo se propuso una cátedra
experimental de “Producción de
Subjetividad”, hacen la cátedra para que vayan los supuestos movimientos
sociales y se discuta allí, adentro de
la universidad, no van a la gente, no salen a los barrios, sacan a la gente de
sus casas y las invitan- las llevan a la universidad.
Bertucelli también analiza el caso de la Universidad de
Quilmes, donde proponen detenerse en distintos dispositivos de producción de
conocimiento; y el autor afirma que estos lenguajes son cautivos, no son
comunitarios-contemporáneos, se habla de estado, mercado, capitalismo,
explotación, opresión pero siempre en la universidad, fuera de los barrios, por
fuera de la vida cotidiana de los pueblos. Se proponen inaugurar una nueva
forma de hacer “gestión cultural”
pero en la propia alta casa de estudios, la casa de los intelectuales y sus
estructuras ideológicas. Casa de los propios modelos que se arman, que a veces
son el modelo del no modelo, para luego aplicarlos al pueblo.
Sostiene Bertucelli y también desde nuestra experiencia de trabajo
coincidimos en que a la cultura popular la vamos a ver, sentir, padecer, en los
barrios, las calles, los baldíos, en el color de sus paisajes, en sus olores y
aromas, en sus plazas, en sus penas y alegrías, en sus festejos y prácticas
sociales cotidianas. Caso contrario, no podremos dislucidar de qué posición
eficaz se habla para ver y trabajar con movimientos sociales o populares.
En una de las instituciones educativas, donde trabajo como docente observamos cómo los programas de extensión y
pastoral, de repente descubrieron que existen los pobres, que existen los
marginales y que es importante trabajar con ellos para promoverlos – para
educarlos - para promocionarlos – para emanciparlos. Lo que sucede entonces,
que además de “la nueva mirada” que muchas
veces responden a enfoques o
epistemologías de moda, van hacia los sectores populares con objetivos
como “auto-organizarlos” sin tener en cuenta la tradición organizativa
disponible. Otros van a empoderarlos,
sin tener en cuenta los poderes disponibles en los sectores populares. Es
decir, siguen en una postura ahistórica clásica, repetida, solo que con un
discurso “progre”. Al momento de
aproximarse a las poblaciones para
montar algún servicio, ignoran las tradiciones que anidan en cada práctica
cotidiana de cada pueblo, y encima, hablan de “ellos” en tercera persona.
Una frase que llama la atención del artículo que analiza con maestría
Bertucelli es “no se trata de fusionarse
con ellos” ¿Quién dijo que aquí en este tipo de relación intercultural puede haber
fusión? El drama de toda clase media urbana que tiene un titulito, una
maestría, tiene terror, como diría Kusch, de ser fagocitado por la cultura
popular. Ponen la noción “fusión” como advertencia para
defenderse del miedo a ser tragado por el otro. Otros plantean no hay que mezclarse con la gente, no es
nuestro rol. Siguen pensando en su categoría de intelectual universitario
aunque se relacionen con el otro, con la gente, con el “otro del ómnibus” de
Kusch. Neruda decía que “el poeta no debe
temer del pueblo”. Claro, refiere Bertucelli “como se parte de un nosotros neurótico, virtual, mal copiado e intentan enchufarlo
desde afuera para dentro y de arriba para abajo” ese “nosotros ficticio” se rompe en mil millones de pedazos cuando toma
contacto verdadero con el pueblo. Los equipos entran en crisis.
Tenemos que olvidar esa coraza intelectualista, que a modo de la armadura
oxidada del caballero de Fitcher, en principio nos protege y luego nos atrapa.
Todo lo copiado, lo modelado y construido de antemano y en situación de
desarraigo es lo que tenemos que poner en suspenso, en duda, entre paréntesis,
mirarla a contrapelo diría Ricardo Forster.
Quizás como propone Bertucelli, el camino sea practicar el “vacío
funcional” para aprender a recibir y aprender de las formas
locales de autogestión, de organización,
de los poderes disponibles y en circulación, para luego emerger con propuestas
equivalentes a los problemas que nos afectan.
En su análisis Bertucelli toma la frase “… deben habitar distintos mundos, el de la academia y el propio de la
militancia con el cual no se confunden ni se mimetizan” observando que no
se nombra al pueblo o a la gente. Si a la “academia”
y “la militancia”, todas
imposturas típicas de élite. Siguen sin hablar del CÓMO deberíamos habitar
esos mundos, CÓMO posicionarnos
estratégicamente para abrir y salir de espacios y tiempos universitarios.
Finalmente confunden trágicamente en sus prácticas por ejemplo: ciclos lectivos
con ciclos vitales de las poblaciones. Otra frase que toma el autor en su análisis es “uno proviene de otro lugar y desde ahí hace
su aporte” se separan olímpicamente, o sea que ellos o nosotros que estamos
aquí, no provenimos del pueblo. Provenimos de otro lugar, de otro tiempo y
desde allí, desde ese lugar hacemos nuestro aporte. Es más se repite hasta el
cansancio “debemos cuidar el ROL, no
salirnos del ROL” Están mas
preocupados en no perder el ROL, que en responder a los problemas junto a la
gente. ¿Acaso nacimos de un repollo
llamado universidad y de allí hacemos el aporte?, ¿no existe historia y cultura
antes de la universidad? Estos equipos buscan separarse todo el tiempo,
ellos y los otros. Ellos y nosotros, relación de lejanía donde el nosotros está
de nuestro lado, del lado sarmientino civilizatorio, del colonizador, del
salvador, del educador, del promotor, del emancipador.
Bertucelli nos recuerda que cualquier artículo producido en la década del
70 sobre el tema de aproximación a los sectores populares, te destruye con
claridad meridiana, todos estos argumentos. Por Ej. Augusto Klappenbach en la Revista Latinoamericana
de la Universidad Nacional
de Río Cuarto en 1971 dice “…el enfoque
correcto de una nueva política cultural sería establecer los mecanismos que
hagan posible al pueblo seguir elaborando su propia cultura por sus propios
medios. Hay que acabar con la idea de los representantes ilustrados. Toda la
cultura ha sido planificada en base a un grupo que sale de algún modo del
pueblo pero inmediatamente se separa de él y elabora una cultura que luego le
va a dar al pueblo. Ese es el mecanismo fundamental que hay que romper…” y
recuerda que es en el año 1971. Otro ejemplo en este sentido es el que ofrece Atahualpa Yupanqui en el libro
Cerro Bayo, donde los padres coyas le expresan al poeta:
“Qué veneno tendrán las letras,
Señor que aquel de nosotros que las apriende,
se vuelven en seguida contra nosotros…”
La experiencia profesional docente, nos permitió captar ejemplos actuales
en este sentido, nuestros alumnos pierden progresivamente la identidad cultural
con la que crecieron. En la universidad, en la academia la identidad cultural
se va debilitando a punto que emergen conductas de negación de las propias
prácticas culturales, procesos de silenciamiento de la propia cultura,
dejándose colonizar por discursos ajenos a su cultura, llegando al punto de
cuestionarla.
Otros modos de aproximación a los sectores populares son aquellos
orientados por la frase terrorífica que la ponemos a consideración, pues la
repiten muchos intelectuales y
profesionales “progres”, líderes
vecinalistas y por supuesto, sacerdotes “a la gente no hay que darle el pescado, hay
que enseñarle a pescar”. Y se pregunta Bertucelli ¿qué intelectual nuestro puede en la práctica, enseñar a pescar al
ciudadano latinoamericano en su habitat, en su microcultura? ¿Nuestro
intelectual está capacitado para enseñar capacidades si nunca pisó la safra
tucumana, la selva misionera o lo que queda de ella, zonas maláricas, áreas
urbanas con un solo grifo de agua para todos, si nunca gambeteó la pobreza?
¿Cómo hacemos eso? Tenemos que
construir el CÓMO desde cada
territorio local, con humildad y cooperando, porque solos no podríamos, siempre
arraigados, enraizados, situados
dirían Agüero y Martinez.
Muchos profesionales, intelectuales continuamos ubicándonos por fuera
(sujeto –objeto) y como concientizadores - emancipadores. Esto ya lo fue
criticando Freire a sí mismo. Los movimientos sociales, los sectores populares
allá afuera y los intelectuales acá, en las aulas, en los centros de
convenciones inventando modelos para ellos, para hablar de emancipación desde
discursos “progres” y bajar con ideas
liberales, separando los libros del trabajo. En muchos casos los intelectuales
no se sienten parte, incluidos ni afectados por la cultura popular, no
visualizan que aprenden o pueden aprender de lo popular o en todo caso, lo
niegan, total ellos ya están habilitados para dar clases. Van a los barrios y
llevan dispositivos técnicos foráneos como el taller, ajenos a la vida
cotidiana. Los intelectuales no se forman, no aprenden o no aceptan que pueden
aprender de los sectores populares, por el contrario el discurso es; que los
sectores populares se formen, aprendan, se auto-organicen y se concienticen
pues ellos son el objeto de la intervención liberadora o emancipadora. Y lo dicen sin ponerse colorados “ustedes deberían aprender,
autorganizarse, tomar conciencia de…”.Ahora,
si queremos que se auto-organicen ¿Por
qué queremos organizarlos?
Los intelectuales-profesionales están aquí y la cultura popular, allá. El
castigo mas tremendo para el intelectual colonizado es recordarle que proviene
de esa cultura popular y proponerle hacer ciencia participando, sumergiéndonos
en la cultura popular y emerger con el pueblo, cada vez más eficazmente con
dispositivos de trabajo equivalentes a los problemas que nos afectan. Augusto
Klappenbach decía: ¿ cómo puede ser que
proviniendo del propio pueblo, el intelectual estudia y se separa del pueblo,
para volverse en contra de este y separar “ellos” de “nosotros”? Habrá que
develar esto, ¿Qué formación institucional académica hay en América Latina para que
el intelectual entre a la universidad y se crea separado del pueblo y les diga
a sus padres “dejen de hablar, si ustedes no saben nada?.
De este modo se convierte en “sujeto cultural” desarraigado y sin
referencia cultural “sujeto cultural, sin cultura decía Kusch, impecable
descripción de los intelectuales de la elite. Toda persona que es ahistórica,
desarraigada, que va desarrollando una relación escindida consigo misma, que
interrumpe la propia línea histórica, algún día enfermará. Y esa enfermedad –
como bondad- viene en su auxilio para que retome articuladamente su camino, su
historia, porque se separó de sus raíces y sus fuentes.
No se dan cuenta los intelectuales que muchas veces sucede lo
que el cacique guaraní le contestaba a un padre jesuita “su discurso rasca pero no rasca donde pica”. Maristella Swampa
escribe: que es necesario un modelo ligado al intelectual crítico que piensa
desde su relación con los movimientos desde abajo y no desde arriba, como los
que se difundieron durante los 80 y los 90” Nosotros creemos que no solo es en esa
décadas, sino que se trata de una lucha cultural de siempre. Ya lo decía el
Martín Fierro:
Más Dios ha de permitir
Que esto llegue a mejorar
Pero se ha de recordar
Para hacer bien el trabajo
Que el fuego pa calentar
Debe ir siempre desde abajo.
Aproximación con recorte y
simplificación técnica de lo popular Bertucelli nos adentra a este modo de aproximación con ejemplos como este: un profesor de la Universidad de
Córdoba, Facultad de Letras, se impactó y se emocionó cuando escucho de la boca
de un literato reconocido de Córdoba, la siguiente frase “el que su charco ensucia para que parezca mas hondo”, estaba
conmovido el hombre por la profundidad contenida en la expresión “una genialidad” decía. A ello
Sebastián le recitó un poema del siglo
pasado, del viejo Irala, poeta analfabeto de la provincia de Buenos Aires;
“la vida es sencilla y clara
como Dios quiere que sea
y el que su charco ensucia
pa que parezca mas hondo
es por que escuende en el fondo
lo que le falta a su idea,
agregando que el que expresó esa frase o la escribió la había recortado de la cultura popular y se
lo atribuyó. La extrajo del único lugar donde hay creatividad, en ese sistema
colectivo autónomo, que podemos llamar cultura popular.
Muchos casos como estos marcan el modo de relación que construimos los
intelectuales, los profesionales de los equipos en y con la cultura popular,
por ende indican de alguna manera, el cómo construimos conocimiento. Dijo
Yupanqui: “Los piones formaban versos /
con sus antiguos dolores/ después vienen los señores / con un cuaderno en la
mano / copian el canto paisano / y presumen de escritores. Otra cita del
poeta; Por ahí se llega un maestro /de
esos puebleros letrados / que copiaba tropa de verseados / que iba después a un
libraco / y el hombre forraba el saco / con lo que otros han pensao”
El otro modo de aproximación lo constituyen los intelectuales o profesionales basistas que como profesionales se transforma en
malos vecinos. Esto nos recuerda la doble actualización a la que refiere el Cura Angelelli, con un
oído en el pueblo y otro en el evangelio decía él. Nosotros en Ciencias Sociales
podríamos decir con uno oído en el pueblo y con el otro en la bibliografía
científica. El oído hacia lo que produce la gente desde el corazón, desde la
tradición, desde sus dispositivos genuinos de vida y resolución de problemas,
hoy esta tapado en los intelectuales.
Aproximaciones desde “expediciones
de estudiantes” Otro modo notable y preocupante en trabajo social
comunitario o barrial, son las expediciones de alumnos que se “mandan” a los
barrios, hablo de cuando las cátedras envían a los estudiantes de prácticas
pre-profesionales hacia lo que consideran el complejo campo social, campo que
es planteado como “la realidad del otro o
de los otros, de los sectores populares, barriales. Con los que no hay que
confundirse ni involucrarse” encima
los mandan “solos” a terreno sin una
brújula, como mano de obra barata. Lo extraño de estas prácticas es que algunos
alumnos reproducen ese ritual colonizador sin ruborizarse, uno los escucha
hablar y parecieran que en su aventura de práctica, se sienten Hernán Cortés o
Francisco Pizarro, preocupados solo por su objetivo: aprobar dicha
práctica. Estudiantes que llevan la
consigna encubierta de lo que no hay que hacer más que lo que pueden
hacer, van a cuidarse, de no decir tal o cual cosa (de cómo presentarse por
ejemplo), a prevenirse de la gente, cuidando de no perder el rol, el bendito
rol estático del que habla Nuñez.
Nada de la vida cotidiana de nuestro pueblo encaja con el rol profesional
que enseñamos en las aulas, espacio áulico donde nos llenamos de discursos valorando
la vida cotidiana y cuando tenemos la oportunidad de respirarla, vivirla, compartirla,
enchufamos el rol y el discurso técnico y le escapamos a la vida
cotidiana. De este modo, se aproximan a
la vida cotidiana, a los barrios para diferenciarse, para ampliar la brecha
ellos y nosotros, se alejan mas de la
cultura popular, ¿extraño no?, van a la cultura popular para alejarse,
diferenciarse, desarraigarse de la
propia cultura. Hasta se la desconoce e ignora. Y aquí me vienen preguntas que
se hace Todorov (2003, p.182) en su obra la Conquista de América. El problema del Otro, refiriéndose a la obra de Bartolomé de las
Casas:
¿Puede uno querer realmente a alguien
si ignora su identidad, si ve, en lugar de esa identidad, una proyección de sí
o de su ideal? Sabemos que eso es posible, e incluso frecuente, en las
relaciones entre personas, pero ¿qué pasa en el encuentro de culturas? ¿No
corre uno el riesgo de querer transformar al otro en nombre de sí mismo, y por
lo tanto, de someterlo? ¿Qué vale entonces ese amor?
Volviendo a las expediciones de estudiantes, este mecanismo de enviarlos
solos sin acompañamiento en terreno o con supervisiones esporádicas -para
nosotros- produce sufrimiento y frustraciones que muchas veces no son
verbalizados por los estudiantes, consecuencias desastrosas en términos de
formación de nuevos cuadros de profesionales en Ciencias Sociales para el
continente que soñamos. Bertucelli nos
recuerda una frase popular de Menorca dice: “el que quiere ir, va. El que no
quiere, manda”, esto no se hace
en ninguna práctica cultural. En una empresa de aviación, el día que te mandan
como piloto la primera vez, nadie te deja solo con 150 pasajeros para que vos
pilotees, esto lo hacen solamente las Ciencias Sociales. En esta locura, en
este desastre, en este verso de las Ciencias Sociales, mandan una invasión de alumnos alumno/a solos a terreno, donde son mas los alumnos que los vecinos con
quienes toman contacto. Los mandan sin ninguna guía ni acompañamiento en terreno ante semejante complejidad. Los
llamados supervisores sin arraigo con la acción barrial, con el proyecto o con
el barrio, van como turistas y de visitas espasmódicas a las prácticas de los
alumnos. Alumnos que en realidad practican entre ellos, practican con la gente, todos practican con
todos.
Aproximaciones desde la investigación social. Otra forma interesante de
aproximación a la realidad y por ende en la
producción de conocimiento desde el ámbito académico es la elaboración
de trabajos finales de investigación. Al respecto traeré mi experiencia de
participar en un Seminario Internacional organizado por la Maestría en Trabajo
Social de la Universidad Nacional
de Entre Ríos, con destacadas figuras del Trabajo Social Latinoamericano. Desde
mi lugar de estudiante pude tomar algunas notas donde se debatían los ejes
temáticos a investigar, es decir las categorías donde el estudiante de grado y
postgrado, podía incorporar su trabajo final de tesis. Aparecieron opiniones
que los ejes temáticos los debería establecer la universidad de acuerdo a la
lectura de la realidad (muchas veces a la distancia) y también dependía del
cúmulo de temáticas o problemas abordados en tesis de cohortes anteriores,
tomando tanto calidad como cantidad. Por otro lado, se opinaba que los ejes
temáticos también los podrían proponer los estudiantes, de acuerdo a sus
inquietudes e intereses. En ninguno de los casos ni se mencionó investigar o
proponer que los tesistas investiguen lo que la gente necesita que
investiguemos, siguiendo sus necesidades.
Quiero cerrar este apartado con palabras del Dr. Freddy Castillo
Castellano, Rector de la Universidad
Nacional Experimental del Yarucay de Venezuela expresadas
en la VII Cumbre de Rectores
Universitarios de Latinoamérica 2008 realizada en Jujuy; “las universidades latinoamericanas necesitan cambios, el modelo de la
universidad del futuro debe ser “intercultural” desmontando todo este modelo
monocéntrico y excluyente, que no se limita a excluir por razones de carácter
social, económico o político, sino que excluye fundamentalmente por razones
culturales”. “Debemos dejar atrás el
modelo concebido para un solo tipo de conocimiento – el saber hegemónico- que
heredamos de la ilustración y que no concibe la posibilidad de que fuera de las
aulas universitarias se haya producido un importantísimo incremento del
conocimiento para los seres humanos” “Es fundamental que la nueva universidad
intercultural se baje del falso pedestal en que ha estado situada durante este
último siglo y se abra a otros saberes, los saberes de la calle”.
5.2. Aproximaciones desde las Políticas
Sociales
En este apartado también
vamos a tomar palabras de Sebastián Bertucelli (2006) quien desde su
experiencia nos señaló un camino alterno para el trabajo con nuestras
poblaciones indolatinoamericanas., como las llama él. Vamos a tomar los
principales planteos del autor, sobre todo las que nosotros pudimos también
vivenciar en nuestras prácticas profesionales:
Aproximaciones desde La
reunión “toco y me voy”: Las reuniones configuran un lugar y un tiempo donde
pretendemos cotidianamente pasar desde la idea a la acción. Desde el modelo y
sus dispositivos técnicos a la acción. El gran drama para el paradigma clásico
es ¿cómo hacer para ejecutar tal o cual idea?, duda o no sabe ¿cómo pasar a la acción? Merodea a
la acción, ése es su problema. La gente
en los barrios en los que trabajamos nos
dice muchas veces “¿para qué se va a reunir si no tiene nada que
hacer, para hablar de qué? No es necesario nosotros hablamos con la gente” Desde el enfoque de redes comunitarias,
Sebastián Bertucelli refiere que comúnmente los profesionales de salud y
educación comunitaria, cargan con la
obsesión de re-unir, volver a unir
porque parten del supuesto equivocado que “la gente está des-unida” y los
equipos tienen que llegar a los sectores populares y convocar a la gente.
Convocar, en la práctica comunitaria implica extraer, separar, aislar a los
pobladores de sus sistemas cotidianos y traerlos hasta las instituciones a
reuniones grupales, dispositivos foráneos para conocerse, ponerse de acuerdo,
pensar la tarea, para después salir y hacerla.
Estos equipos
tratan de empezar de cero (olvidando la historia de los sectores populares, de
sus prácticas culturales) pues el grupo es tomado como un dispositivo fundante. Con la conformación del
grupo, su organización lograda por los equipos, comenzaría todo. Los
profesionales o equipos técnicos de las políticas sociales llegan e imponen las
reglas de juego, establecen el tiempo, el lugar
y forma de participación. La gente, el vecino/a aporta en este enfoque de trabajo, su
disposición a ser organizada por los equipos externos, equipos sin arraigo en
la comunidad. Equipos que no llegan para quedarse, llegan para irse lo antes
posible, volverse al refugio del consultorio, las oficinas, las aulas. Nuestra
experiencia nos lleva a reconocer que Bertucelli tiene mucha razón en sus
expresiones, pues durante 7 años de trabajo comunitario, vimos operar de este
modo a muchos equipos profesionales de
Centros Integradores Comunitarios, de Centros de Desarrollo Infantil, Puestos o
Centros de Salud, Escuelas, Equipos Profesionales, de los diferentes
ministerios, municipios, promotores de
Organizaciones Civiles que ejecutan programas y proyectos sociales etc.
Ello no
significa que todos los equipos operen de la misma manera. En este sentido
aceptamos los aportes de Bertucelli a) el dispositivo grupal es un dispositivo generalmente artificial,
impuesto por equipos institucionales (Escuelas, Parroquias, Centros de Salud,
Vecinalistas, etc.) y practicantes de instituciones académicas, cuya
continuidad en el tiempo corre peligro cuando tales equipos o practicantes
dejan el campo. No garantizan la necesaria continuidad en el tiempo, requisito
fundamental para abordar problemas sociales de magnitud. Es posible además, que
el grupo como dispositivo de trabajo tal cual es pensado y operado desde
equipos y estudiantes, no forme parte de la vida cotidiana de la vecindad. b)
Al imponerse este dispositivo artificial, se estaría ignorando, obviando y descalificando
otras prácticas o soluciones ensayadas
por las poblaciones, quizás más operativas que el mismo dispositivo grupal. Por
ello quizás, el grupo no permita el aprovechamiento de todos los recursos
comunitarios intergeneracionales indicados en el problema. c) El dispositivo grupal
trabaja “cara a cara” en círculo, en nudo
y corre el riesgo de transformarse en una unidad de cambio cerrado, “y no abierto al mundo”. Es decir no nos
abre a la posibilidad de nuevos contactos hacia el interior de la población
quedando encerrados en círculos de conjuntos restringidos de personas: el
grupo. (Bocco -Bertucelli, 1997) Lo
que implica un proceso lento, hacia la
cobertura total.
Además muchas
experiencias grupales en comunidad e instituciones, llegan a una instancia en
el que por tediosas, aburridas, poco motivadoras e interesantes, en lugar de
convocar genera el efecto contrario, “hartan” a la gente y produce la deserción progresiva de sus integrantes. Es por ello que al
tratarse de un dispositivo artificial por fuera de la vida cotidiana, propuesto
por profesionales foráneos sin arraigo local
comienzan con 20 miembros y mucha alegría y se termina con 5 o 6 y algo
de frustración. Bertucelli cita una frase de Pablo Yurita, especialista en
grupos de Paraná, “que el grupo tiene la
disociación como táctica y la depresión como estrategia final”
Leyendo o
escuchando al apasionado Bertucelli, se puede pensar que el trabajo grupal en
comunidad debería ser reemplazado por el enfoque de redes lisa y llanamente, es decir dejar de hacer reuniones,
pues la gente no vive en grupos sino que
vive en redes. Dejar de hacer
reuniones grupales significaría no
convocar y el grupalista entraría en severa crisis.
Nosotros, desde
nuestras prácticas comunitarias consideramos y seguimos sosteniendo que se
tratan de enfoques de trabajo que pueden complementarse y ser, como nos enseñó
Bertucelli, según las circunstancias “alguno
de ellos figura y el otro, fondo”. Con esto queremos decir que en nuestras
prácticas y siguiendo lo vertido por
Bertucelli, “el problema manda”, es
decir que el problema quizás exija ser trabajado en el contexto comunitario,
desde el dispositivo grupal o desde el dispositivos de redes comunitarias. O
quizás podamos incursionar en una necesaria complementariedad, siempre abocados
a la construcción conjunta con la gente, de respuestas equivalentes a los
problemas. Seguramente el debate con el citado autor puede transitar por
diferentes matices y dimensiones, no es el objeto de este apartado.
Aproximaciones desde Programas descoordinados, separados. En el año 2006, participamos en un Encuentro de Co-visión de
Trabajos y Experiencias Comunitarias,
donde nuestro Co-visor era efectivamente Sebastián Bertucelli, en un
momento de la reunión una miembro del Equipo de Salud de la Provincia de Santa Fe
intentó exponer, dibujar a pedido de Sebastián, el organigrama del Sistema de
Salud de su provincia: direcciones, secretarías, programas, subprogramas,
subprogramas del subprogramas etc. El gráfico resultó muy confuso, sobre todo
cuando debía explicar dónde funcionaba cada programa o subprograma y de qué
dirección o secretarías dependía cada uno de ellos. Se acentuó la confusión
cuando una colega de su propio equipo la contradecía en su descripción y
explicación. Sebastián exclamó “qué
grande y desordenado este gallinero”,
“parece casa de tano en la época de inmigración, cada pariente que llega, le
hacemos un lugarcito, una piecita como podamos, la cuestión que le hagamos un
lugar. Y para comunicarnos tantos pasillos, un conventillo realmente”. La
imagen de ese dibujo nos permitía mirar críticamente el organigrama ajeno y re-pensar en el propio, ubicarnos en
él y pensar ¿Dónde estamos nosotros?
¿Cuál es el camino a seguir cuando buscamos la respuesta a un problema?
En Jujuy en el año 2008, sucedió algo similar cuando Bertucelli mantuvo
una reunión diagnóstica y de asesoría con los responsables de programas y
equipos de la Secretaría
de Niñez, Adolescencia y Familia del Ministerio de Desarrollo Social de Jujuy.
“Bajan” los programas de nación impecablemente descoordinados y las secretarías, los ministerios designan
responsables que se van haciendo en la función y equipos profesionales
polifacéticos, ayer estuvieron en Adicciones, hoy con Chicos de la Calle , mañana con Niños y
Adolescentes en conflicto con la ley penal.
De este modo llegan y aparecen los programas nacionales, provinciales,
normativos selectivos en nuestras instituciones de las políticas sociales. Como
refiere Bertucelli cada Oficina, cada Programa tiene un cacique, los equipos
están separados muchas veces por paredes de durlock, pero ni saben que existen
tan o cual programas, por lo tanto la coordinación es ficticia. Caciques y
equipos con toda la noción preventivista
de que la enfermedad o el problema otorga identidad, a mayor grado del problema o la enfermedad, mayor
identidad, “que se escuche que el
programa existe, que hacemos” decía una directora de salud mental de un
municipio; “que nos conozcan”. El
profesional, el intelectual de las instituciones, aquel que supuestamente
desarrollará un proceso metodológico con producción de conocimientos, se
identifica con el problema, a mas problema, a más enfermedad, mayor identidad
positiva. Bertucelli dice: más problemas,
mas trabajo tengo. Este profesional
“vive” en cuanto la enfermedad o problema persiste, cada cual con esta noción “preventivista”, con lenguaje bien cautivo, adentro de cada
programa se construye una enorme e impecable Torre de Babel Conceptual al decir
de Ana Fernández. Cada profesional de los equipos, de los programas aprendió a
diferenciarse por el lenguaje, no ha construir el lenguaje común, cada uno
aprendió y se enorgullece de tener un lenguaje distinto, que la separa, la
distingue, la aleja del resto. En muchos encuentros profesionales de equipos escuchaba
circular este tipo de diálogos:
-
Hola, ahora estoy en adicciones ¿vos?
-
Sigo en Sida.
-
Yo estoy en alcoholismo, ahora.
-
La Yoly sigue en violencia.
También me gustaría compartir la
experiencia de Octubre 2009 en una localidad de la Provincia de Jujuy,
donde fuimos testigos privilegiados y vivimos el modo de operar de los equipos
profesionales que encarnan las políticas sociales, de seguridad, de salud y
educación. La demanda llegó desde la Comisión Municipal
a través de su representante, expresando que algunos adolescentes estaban
consumiendo drogas, se reunían por las noches en las plazas periféricas y
preocupaban a sus pobladores pues se
trata de una “tranquila” comunidad
rural a 37 Km
de la capital jujeña. Una de mis alumnas que conocía nuestro trabajo
comunitario, residente sensible en dicha localidad, acordó un almuerzo informal
con la Comisionada Municipal ,
en el salón parroquial, con el objetivo de conversar sobre la situación y
escuchar nuestra perspectiva de trabajo.
En dicha reunión participó nuestra alumna y también una religiosa muy
comprometida con el pueblo, que escuchó atentamente nuestro enfoque. Le comenté
nuestra estrategia teórica y metodológica (redes e interculturalidad) para
abordar el problema emergente y quedamos
en presentarle una propuesta por escrito incluyendo costos, en un plazo de 15
días aproximadamente (Plan de Acción Alternativo)
A la semana recibimos una Carta Invitación de la Comisión Municipal
que versaba lo siguientes:
“Al Centro de Estudios Jakasinia: La
comunidad de ... a quien represento como municipio conjuntamente a las
instituciones sociales, deportivas, culturales, educativas y religiosas
decidimos afrontar juntos el gravísimo problema que nos acecha: la aparición y
consumo de estupefacientes en la vía publica por parte de jóvenes y lo que es
más grave aun por menores de edad. Por ello y como ya es de público
conocimiento conjuntamente a instituciones provinciales públicas y privadas nos
abocamos a esta difícil pero no imposible tarea de dar soluciones inmediatas y
por sobre todas las cosas de brindar ayuda a las personas afectadas y a sus
familias. Es por ello y en este contexto que se decidió elaborar el siguiente
programa de actividades a tal fin denominado: Capacitación en Prevención de
Adicciones y en el cual quisiéramos contar con nuestra presencia, participando,
opinando y buscando “juntos” las posibles soluciones
Lugar: Biblioteca Popular Hs: 16:00. 27/10/09. Médicos Comunitarios-
03/11/09 Dirección de Toxicomanía Policía de la Provincia de Jujuy, 17/11/09
Médicos Comunitarios y Secretaría de Adicciones (Factores de riesgo) 01/12/09
Educación para la Salud Hptal.
Local y Desarrollo Social de la
Provincia. (Familia y valores) 15/12/09 Evaluación y Cierre.
Allá fuimos mi equipo y yo, como es costumbre comenzó una hora tarde y los equipos llegaron
mas tarde aún. La
Comisionada nos agradeció la presencia y nos dijo que
nuestros aportes serían importantes. Esta primera reunión tuvo gran
convocatoria 80 vecinos, pues era una preocupación comunal el tema de adolescentes
consumiendo drogas. Durante tres meses y cada 15 días escuchamos con los
vecinos las mismas charlas y los mismos talleres con los profesionales, las
mismas recomendaciones y consejos para criar a los adolescentes y prevenir que
se droguen, las mismas medidas de seguridad que la policía y Gendarmería
repetían. Cada reunión éramos menos, en alguna solo estuvimos la psicóloga de
mi equipo y yo, pues la reunión se había suspendido y no nos avisaron.
Recuerdo que en una de aquellas reuniones donde solo concurrieron 04
vecinas, 6 organizadores, la psicóloga
de mi equipo y yo, el disertante de la Secretaría de
Drogadicción de la Provincia
dijo “AUNQUE VENGA UNA SOLA VECINA YO VENDRE A CUMPLIR CON MI TRABAJO, ESTO ES
UN SACERDOCIO Y ME DEBO A EL”. Claro, nunca pensó en cuestionarse el modo de
aproximación a los pobladores que estaba
desarrollando. Ni hablar de escucharlo proponer en recorrer el pueblo, identificar dispositivos
en movimiento e identificar lo que la inquieta monjita estaba haciendo en la
parroquia, en “silencio estratégico”
con 5 de los 8 muchachos “identificados
por la policía”, gracias a la “valiosa”
información de la directora del colegio secundario que los “mandó en cana”. Después se preguntaron ¿porqué no volvieron a la escuela estos chicos?
De este modo las últimas reuniones se suspendieron, pues se acercaba la
fiesta patronal del pueblo y la Comisionada Municipal
priorizó la política cultural y el turismo de su pueblo. No podía invertir en
la propuesta que hicimos junto a la monja de la parroquia y algunas vecinas con
interés genuino desde el ropero
comunitario del pueblo. Invirtió en la contratación de un Folklorista Popular,
que pasó como estrella fugaz un fin de semana de las patronales. Los equipos
profesionales pasaron y dejaron su docta y mágica palabra, que de ser cumplida,
seguramente el problema ya no debería existir.
Los equipos de profesionales van del se dice y no se hace al ni se hace ni se dice.
Aproximaciones reproduciendo el
ritual de la conquista, descalificando y
desde diagnósticos de patología Es otra de las modalidades de aproximación de los equipos y
quien lo ilustra con maestría por su vasta experiencia es Sebastián Bertucelli.
Los equipos que representan a las
políticas sociales, es decir durante sus incursiones investigativas
diagnósticas comunitarias, captan información a través de encuestas o
cuestionarios a modo de “tesoro” y parten hacia los gabinetes, para volver
después de un tiempo con el proyecto, creyendo que la realidad sigue igual.
Alguna vez nos contaron unos vecinos del barrio La Esperanza que habían
llegado unos señores a realizarles unas preguntas sobre su vida, no duraron más
de 15 minutos cada entrevista. Finalmente dijeron que era para saber “como
vivían” y que eran de la Nación.
Volverían con algunos proyectos para el barrio. Seguimos
esperando.
En
nuestra experiencia barrial, con la idea de descubrir y participar de las
acciones de salud que desarrollaban los vecinos del barrio, decidimos desde el
equipo, colaborar-conociendo y conocer- colaborando en las acciones
desarrolladas desde Atención Primaria de la Salud , en especial de los Centros de Salud de
barrios lindantes con La Esperanza. Comenzamos
a “peregrinar el terreno” como refiere Bertucelli,
(2002) junto a Trabajadoras Sociales y Agentes Sanitarios, quienes con buena
disposición y como buenos “baqueanos” nos
guiaron por el campo. Durante ese
caminar dimos cuenta de cómo la experiencia de sus viajes al interior del
contexto sociocultural (barrio), su experiencia les había permitido
construir e instalarse en una particular
percepción de la realidad y una concepción de sujeto, que describo
“es un
asentamiento muy pobre, jodido, difícil,
los fines de semana es peligroso…”
“pareciera que a
la gente no les interesa estar mejor...”
“las mamás no se
cuidan para nada, les cuesta higienizarse, son descuidadas, duermen hasta
tarde...”, “son vagas...”, “son sucios..,”
“las vacunas
están, a veces se pasan y no la aprovechan,...”
“No entienden
cuando les decimos que se cuiden...”
“Hay que ir a
traerlas al control, hay que andar por detrás de ellas...”
“Nosotros
pensamos en ponerle el DIU, para que no tengan tantos hijos...”
“hay mucha
violencia, los hombres toman mucho y maltratan a las mujeres y a los chicos...”
“prefieren tomar
yuyos, a venir al puesto...”
“Los chicos, son
terribles. Claro, qué se puede esperar, con los padres que tienen...”
Esto
me lleva a una segunda reflexión y a la vez me recuerda a Emmanuel Kant cuando
en sus tiempos, mientras él se preguntaba ¿qué
es la ilustración? Tupac Amaru moría descuartizado por liderar la rebelión
indígena que precediera a la independencia de Latinoamerica. Aún así, el mismo
Kant consideraba que:
“El
pueblo de los americanos no es susceptible de ninguna forma de civilización. No
tiene ningún estímulo, pues carece de afectos y de pasiones. Los americanos no
sienten amor, y por eso no son fecundos. Casi no hablan, no se hacen caricias,
no se preocupan de nada, son perezosos…incapaces de gobernarse, están
condenados a la extinción. (Gerbi, 1982)
En
este sentido es ilustrativo el texto de Mechthild, Rutsch (1988,19-37)
cuando describe el contacto del mundo
occidental con los pueblos autóctonos del pacífico, allá por el siglo
XVII:(1750)
”...para el ojo
occidental de la época tanto los nativos de Melanesia como los de Australia,
eran de aspecto poco agradable
y aunado a su
falta de tecnología desarrollada, fueron calificados
como las gentes más miserables que existen en el mundo entero”,”...negros
salvajes, crueles y primitivos..., miserables, abyectos y pobres.”
Los
pueblos de América no corrieron mejor suerte, sin ir mas lejos López de
Albornoz (U.N.T.-1994) expone” Durante el
siglo XIX, las poblaciones aborígenes del NOA debieron atravesar un período
crítico de su historia”. ”Los naturales seguían siendo incapaces de valerse por
sí mismos, “bárbaros”, (incivilizados) y “miserables”
Siguiendo
el pensamiento de Rodolfo Kusch (1977, 25-35) encontramos algunas respuestas a ésta situación “del pasado actualizado”. Nuestro
ofrecimiento, nuestros recursos disponibles, (vacunas, medicamentos, controles,
DIU, talleres, etc.,) parecen carecer de significados para ellos, al menos, el
que nos enseñaron a nosotros.
Evidentemente,
nuestros instrumentos, nuestra tecnología, nuestras recomendaciones no pasan
así nomás a su mundo y escandalizados,
ofendidos quizás, ante las conductas y respuestas de los vecinos, los
calificamos de ignorantes. Calificativo
que solemos usar en estos casos (nos incluimos), cuando vemos que los otros
ven y viven la realidad de una manera
distinta a la nuestra.
El
rechazo a nuestras soluciones, genera una sensación de despojo, porque los
vecinos o las mamás ven y viven su realidad de otra manera, nos obligan a pasar de un nivel de un yo que
ofrece objetos, a un nivel en el cual nos sentimos sencillamente desamparados,
despojados. Y solo nos queda como último recurso calificarlos de analfabetas, no entienden son duras, desinteresadas, descuidadas,
ignorantes, mentirosas, mañeras, etc.
(médica de un puesto de Salud). Y esta conducta nos posiciona nuevamente en un
lugar de seguridad por nuestro saber, aún así, estamos heridos evidenciando
nuestro déficit, y aparecen otros calificativos peyorativos como éstos: coyas sucias, opas, salvajes, indias,
etc., (director de un Hospital) ¿No fue acaso, esta conducta el recurso
utilizado para avasallar a los pueblos
originarios?
Al
advertir nuestro despojo, no somos nosotros los que modificamos la realidad,
sino que es la realidad, encarnada en los vecinos, en esos otros diferentes,
con diferentes posiciones y puntos de vista,
los que nos modifica a nosotros y
entonces, aparece el insulto como último recurso para restablecer e
imponer nuestro sentido sobre el mundo. Podemos estar a un metro de distancia
física de ellos pero nuestro discurso y
acciones desde este posicionamiento, hacen que la distancia sea mucho mayor.
Un día, descansando de caminar,
repasamos nuestros registros, nos miramos y nos preguntamos, con ésta forma de
actuar en los espacios locales: ¿no
estaremos repitiendo el ritual de la conquista a la que hacer referencia
Bertucelli?
- denotando
en ellos, solo cualidades negativas en nuestros medicalizados “diagnósticos sociales…,diagnósticos de
patología”,
- dejando
claro que somos profesionales y ellos no, evidenciando una actitud de
superioridad,
- forzando
procesos en nombre de años lectivos, programas, etc. cuando predominan nuestros
tiempos y no los suyos,
- creyendo
ser la salvación con soluciones extraídas desde nuestro mundo...
- tolerando
a regañadientes la diferencia cultural, y no la respetamos ni valoramos en
busca de la interculturalidad
- secuestrando
información para los laboratorios de
expertos sociales, de niveles centrales, de secretarías y ministerios como un
botín de guerra… y tardíamente regresamos con planes y programas para
arreglarles la vida, o
- formando
a nuestros alumnos desde un discurso teórico disociado de la práctica cultural,
disfrazado de coherencia científica y académica,
- cuando
en nombre de los equipos interdisciplinarios, dejamos fuera la cultura popular,
las prácticas culturales y el saber cotidiano…
- Cuando
llevamos un estandarte de la
ciudadanía, la bandera del desarrollo
local, “¡la palabra!” en la salud comunitaria etc.,
Aproximaciones desde la victimización - descalificación Otra operación
básica de acercamiento a los barrios es victimizar
a las poblaciones
indolatinoamericanas para luego llegar desde las políticas sociales como “salvadores con soluciones salvíficas de
promoción, educación, emancipación, animación” Para ello tiene que haber una operación
primaria que es victimizar,
vulnerabilizar, para luego relacionarnos desde allí con la gente, nada más
que desde lo que ella no puede, no sabe, no tiene. Así recordamos algunas
representaciones: pobres por ejemplo, en Jujuy tenemos la familia crítica, el
marginal, el cliente, el usuario, el peligroso, el pobre jefe de hogar, el
menor, el excluido, y como superadora de estas; el emprendedor. (Martínez y
Agüero, 2008,146) Por otro lado ya en el
apartado anterior citamos de cómo también se descalifica a las poblaciones
nativas que habitan nuestros barrios, lo que muchas veces no escuchamos es su
palabra, sobre cómo ellos hablan de nosotros, y aquí me permito citar la
estrofa de una canción de Jose Larralde, “Grito
Changa” donde un peón de campo, con
su poca paga debe llevar dinero para su rancho, su mujer e hijos, realidad que le duele y que finalmente
expresa:
“Que
venga el sabio y diga
Si
mi trabajo no vale de algo
Que
el sabio me conteste
Si
pa tranquearla no soy un galgo
Si
el sabe todo eso
Sabe
de sobra que es poco el pago
Por
saber tantas cosas,
Hacen
que el pobre reviente de asco
Con estos modos de aproximación y acción
en los sectores populares, con estas operatorias en el complejo campo social, el conocimiento que podemos llegar a
construir, desde nuestras acciones, informes, desde nuestras investigaciones o
sistematizaciones ¿contribuyen a la emancipación social en el sentido que Agüero y
Martínez proponen con tanta claridad?
6. Nueva Apertura.
Diciendo lo que hacemos
Sin dudas, el planteo expuesto desde nuestro posicionamiento teórico y
metodológico, generará adhesiones y rotundos rechazos, hasta pueden
escandalizar a más de un profesional de gabinete. No me preocupa, no nos
preocupa. Natalio Kisnerman (1998, p.7) nos enseñó que el trabajo social, como toda profesión
anida en su seno fuerzas antagónicas. Pero una profesión que no produce
errores, que no puede nutrirse de la reflexión de los mismos, es incapaz de
producir cambios internos y externos por
ende de construir conocimientos orientados a la emancipación social. Por ello,
aceptamos el riesgo de lo creativo, de lo instituyente, de lo divergente, de lo
que se hace en el disentimiento. Lo real construido en una red de
intersubjetividades abre lo social a posibilidades infinitas.
En varias oportunidades, después de exponer esta vista desde un punto,
nos llevó a responder preguntas como esta: ¿Y
ustedes qué hacen?, ¿qué proponen? o mejor aún la pregunta que a mí me gusta trabajar desde nuestras estrategias
teóricas y metodológicas en movimiento, es decir desde nuestra acción desplegada;
¿cómo hacen ustedes para intentar
cumplir con los propuesto por Martínez y Agüero?
En primer lugar e Intentando responder al ¿CÓMO HACEMOS EN NUESTROS
EQUIPOS?, en primer lugar diremos que recomendamos nuestro trabajo publicado EN
RED ANDO SALUD Y CALIDAD DE VIDA por Lumen Humanitas (2009) que presentamos
ayer, donde damos cuenta de nuestro proceso de inserción comunitaria
predominando el proceso simultáneo de “llegar
para quedarse”, “conocer haciendo” y “construcción
de relaciones de confianza” recuperando la credibilidad perdida por los
equipos que se autodenominan comunitarios. Desde el acople funcional a los dispositivos cooperativos en movimiento, “que “vienen siendo” antes de la llegada de los equipos,
comenzamos a estar y hacer “codo a codo” con la gente. De estar y hacer emerge casi sin darnos
cuenta la posibilidad de deconstrucción de diferentes problemas que
afectan al Barrio La
Esperanza , democratizamos la comprensión de los
problemas y juntos emergemos con dispositivos equivalentes a los problemas que
nos afectaban a todos (reconstrucción como planificación estratégica). Realizamos la evaluación compartida y
preparamos nuestra retirada estratégica. La sistematización realizada,
como proceso de recuperar y reconstruir una práctica de modo reflexivo-crítico
y sobre todo de construir y aportar insumos teóricos para otras prácticas, constituyó un desafío profesional, ético y
político, sobre todo un proceso
emancipatorio para quienes fuimos
protagonistas de la experiencia: profesionales y pueblo. Emancipatorio de los
sistemas y modos hegemónicos del trabajo comunitario en nuestra provincia.
En segundo lugar compartiremos el proyecto TARIKAPUY[5] Recuperando Raíces y Fortaleciendo la Identidad Cultural
construido con estudiantes de la carrera de Trabajo Social. La mayoría
de estos alumnos son descendientes de los pueblos andinos, situación que
pudieron redescubrir, poner en palabras con mucha timidez en nuestros
momentos conversacionales (conversatorios), deconstruyendo que
además de los paradigmas que la academia imponía saber, también existió una
cosmovisión del mundo antes de la conquista de América. Que esa cosmovisión aun
se encuentra presente en muchas de sus prácticas actuales aunque con algunas
modificaciones o en otras versiones, que de alguna manera todos éramos
portadores de dichas matrices culturales y que las mismas son silenciadas por
vergüenza, miedo a la descalificación o a la invisibilización del sistema
imperante en la academia. “Invisibilizar
nuestra cultura es invisibilizarnos a nosotros, eso lleva a callarnos por
vergüenza o temor a ser simplemente ignorados y discriminados. Por ahora es un
modo de resistir para después resurgir” (democratización) El equipo de
investigación [6] realiza actualmente una aventura de un año,
hacia el pasado familiar, sus creencias y prácticas, transita en su proceso
investigativo por los saberes de los ancianos, hombres y mujeres mayores de cada familia, realizan entrevistas en
profundidad, grupos focales, historias de vida, rescatan documentos fotográficos y
hemerográficos, rescatando de esa
manera la cosmovisión de los antepasados, las prácticas actuales y su vigencia (reconstrucción)
Al final del proceso los alumnos, presentarán los resultados de la
investigación (evaluación) y una muestra fotográfica socio-cultural
dando cuentas del impacto del trabajo en la subjetividad de cada uno de ellos y
las contribuciones a la
reconstrucción de la identidad
cultural y a la emancipación del pensamiento institucional hegemónico.
Identidad Cultural que va reconstruyéndose en cada encuentro conversacional que
tenemos, emancipación que va cobrando vida en el discurso y la acción de
nuestros alumnos, desde las raíces culturales que resurgen.
Esto es lo que venimos haciendo en relación a nuestro planteo, mucho
queda para conversar e intercambiar, por ahora decimos lo que hicimos y lo que estamos haciendo.
Muchas Gracias.
Posadas, Julio, 2010.
Mamaní, Víctor Hugo
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[1]Asistente Social. Instituto Superior Populorum
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Universidad de Antofagasta. Chile. Socioterapeuta en Toxicodependencia
Sedronar- Argentina /CEIS. Roma. Italia. Investigador Proyecto Udelac. FHCS.
Universidad Nacional de Jujuy- SECTER. Curso de Posgrado en Dinámica de Grupos.
Secretaría de Posgrado. Universidad Nacional de Tucumán.. Experto Universitario
en Educación Sociocomunitaria. (2009-Universidad Tecnológica Nacional).
Coordina el Proyecto “Por un Futuro Mejor
2007-2013 “Redes e interculturalidad en
problemáticas de la Niñez, Adolescencia y Familia. Fundación Carmo Lamas/
Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia. Jujuy. Consultor y Conferencista
Independiente en temas de su especialidad.
Autor de “La cárcel, instrumento de un sistema falaz” (2005) Lumen
Humanitas, Sistematizador con Mgs. Raúl
Llobeta de “Recuperando la Salud ” Lumen Humanitas
(2007). Coautor en “La Construcción del
Trabajo Social en el Ámbito de la Ejecución
Penal ” (2008), Ed.Espacio, Autor de “En
red-ando salud y calidad de vida” (2009) Lumen Humanitas.
[2]
Kenneth Gergen denomina a este proceso, como democratización, en que la gama de
voces que participan en los diálogos resultantes en una ciencia se amplifican.
[3]
Ver sobre los Equipos Interculturales en
Mamaní Víctor Hugo y Equipo.(2009) En
red-ando salud y calidad de vida. Ed. Lumen-Humanitas Pág.124-126.
[4] Término
acuñado por el escritor mexicano Carlos Fuentes (1970) con el cual reemplazó el
de Latinoamérica o América Latina que, desde una perspectiva colonialista o
europeísta deja afuera a los pueblos originarios de la región y a las grandes
masas poblacionales ya naturales de la región pero de origen africano. En Saforcada Enrique y Otros (2010) Psicología y Salud Pública.Nuevos aportes
desde la perspectiva del factor humano. Paidos, Pág.19.
[5] TARIKAPUY: en
quechua “Recuperar lo que se había
perdido”.
[6] El equipo de
investigación esta integrado por los estudiantes de Trabajo Social: Vásquez,
Alcides - Ávalos, Jose Luis - Flores, Raúl - Navarro, Liliana- Ramos Maria, -
Machaca, Cecilia – Teresita Lazcano - Méndez, Griselda, Morales, Romina.
Coordina: Mamaní Víctor Hugo.
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