LA INVESTIGACION CONSTRUCCIONISTA[1]
Perspectivas
y Desafíos en Trabajo Social
Víctor
Hugo MAMANI
Magister en Trabajo Social
INTRODUCCION
Las ideas construccionistas de alguna manera significan un desafío en
Trabajo Social en particular y en las Ciencias Sociales en general, un reto
frente a lo que venimos asumiendo como acceso al conocimiento y práctica de la
investigación. El presente trabajo pretende describir algunos de los principales
giros construccionistas y su posible aplicación en el Trabajo Social y las
Ciencias Sociales. Si el construccionismo ofrece una visión alternativa del
conocimiento y su construcción, ¿de qué
manera influye este enfoque en nuestra forma de buscarlo para comprendernos
mutuamente y para comprendernos a nosotros mismos?
RECONSTRUYENDO LAS PRÁCTICAS DEL CONOCIMIENTO
En
palabras de Sebastián Bertucelli en el paradigma clásico o tradicional la
investigación del conocimiento ha estado estrechamente relacionada-ligada a la
búsqueda de la “verdad”. Desde un
lugar de rebeldía con esta tradición, los construccionistas entendemos que el
conocimiento es un “constructo”, un
proceso y producto de comunidades determinadas, orientadas por supuestos, creencias
y valores concretos. Para los construccionistas no existe de ninguna manera “la verdad para todos”, tampoco “la
verdad universal” o “verdad
única”, existen “verdades en cada
comunidad”. Refieren K. Gergen
y M. Gergen que la gente a la que muchas
veces llamamos “ignorantes”, no está
exenta ni vacía de conocimientos, solo no integra o no es parte de la
comunidad que la considera de esa
manera. Unos y otros (quienes llaman y quienes son llamados) funcionan de
acuerdo con tipos de conocimiento diferentes. Por ejemplo un profesor de Trabajo Social, Sociología o Psicología no
sabe más que un jugador de fútbol, ni un historiador más que un albañil. El
saber de cada comunidad-grupo funciona
de distintas formas para distintos propósitos. Este giro hacia la pluralidad
del conocimiento, prepara el terreno para otros desafíos construccionistas
frente a las tradiciones conocidas en la creación del conocimiento.
ALTERANDO FRONTERAS DISCIPLINARES
Las
disciplinas del conocimiento científico, como la física, química, geología
están en gran parte basadas o se asientan en la idea de que existen verdades objetivas acerca del mundo y
que es posible descubrirlas. En esta tradición investigativa, en esta posición
clásica, cada disciplina tiene objetos de
estudio específicos (por ejemplo los elementos químicos, las especies
animales o vegetales, economía, la mente) y requiere métodos de investigación
especializados (experimentos, aparatología de laboratorio, análisis de
muestras, entre otros) Esta forma de encarar la investigación, ha generado
compartimentos estancos, separados, islas de investigadores, que muy pocas
veces se comunican entre sí y que raramente resultan inteligibles para el
público-comunidades en general. La mayoría de los campus universitarios o departamentos de investigaciones se ubican
en pequeños espacios, alejados y
desconectados entre ellos, “ni se visitan
entre vecinos”. Si entre ellos no se visitan, se inclinan menos a
comunicarse con la gente, se ubican por fuera de sus investigaciones.
El
construccionismo plantea contrarrestar ese aislamiento, este parcelamiento.
Para un construccionista, los objetos de investigación están construidos por
las comunidades correspondientes de creadores de conocimiento. Estas
comunidades (de los llamados científicos) crean la realidad de la química, la
economía, la psicología, la física, etc. Como propuso el famoso historiador de
la ciencia Thomas Kuhn, las comunidades desarrollan paradigmas. Los paradigmas están constituidos por
conjuntos de profesionales-científicos que comparten supuestos, métodos, formas
de escribir, hallazgos y demás, que mantienen unida a la comunidad científica
de referencia. Por ello este autor sostiene que todo paradigma presenta límites
en sus lecturas, y tiende al conservadurismo. Estos paradigmas son los motores,
de la lógica de una comunidad que los utilizan para conocer y resolver sus
problemas. Aunque estos paradigmas aportan ventajas importantes, también tienen
sus limitaciones.
Funcionan
a menudo como unas anteojeras (gafas, anteojos, lentes) que una vez
calzados/as solo se ve la realidad de acuerdo a los colores de tales lentes. Si
por ejemplo, tu realidad es material, cualquiera que mencione la palabra espíritu, te parecerá que
no está hablando de nada. Si tu paradigma te exige la división del átomo, que
se puede utilizar para fabricar una bomba, las cuestiones relativas al bien y
al mal que entrañan las guerras no tendrán mucha relevancia; corresponden al
reino de la política o la religión, no al de la ciencia.
El
desafío que plantea el construccionismo es desdibujar, alterar las fronteras
disciplinares, desmoronar medianeras entre las disciplinas. Nuestro bienestar
último recae en el intercambio, en el tipo de diálogo que permite la interacción
de realidades múltiples. La posición de “no
compartir” trae consigo la ceguera
para apreciar los valores y las posibilidades de lo que llamamos tradiciones
alternativas, es decir nuevos modos de encarar la creación del conocimiento.
También es esencial llevar a las disciplinas y sus expertos, al diálogo con la
cultura a su alrededor o al diálogo con la propia cultura.
Con
estos encuentros se enriquecen todas las partes y lo que es más importante, el
trabajo científico y el de los eruditos es más fácil que trabaje sobre
cuestiones de importancia general para la sociedad. Para que no exista una
desconexión tan grande entre las ciencias sociales y el resto de la sociedad
(Greenwood y Levin (2011,p. 119) en Denzin y Lincoln: “Manual de Investigación Cualitativa” (2011)
INVESTIGAR LO QUE ES UTIL Y SE NECESITA
Desde
la perspectiva construccionista, se
llama la atención sobre la investigación basada en un paradigma, que suele ser
muy valorada por la comunidad científica correspondiente, es decir a la que
pertenecen, donde anida el paradigma que se sigue. Los economistas aprecian los
frutos de los modelos económicos, los neurocientíficos se interesan mucho por
los resultados de la neuroimágen en la investigación. Sin embargo, el
construccionismo nos pide también que consideremos la utilidad de esos lenguajes y de sus resultados fuera de las fronteras de esa comunidad
científica, es decir en la sociedad que vivimos.
Una de
las preguntas que nos hacemos los construccionistas es: ¿En qué medida estos lenguajes son comprensibles para la sociedad?
¿Cómo mejoran o empeoran la vida en sociedad los resultados de tales
investigaciones? Bertucelli (2011)
diría en coincidencia con Ander Egg (2001) que los resultados sirven más a los investigadores
que a las comunidades estudiadas. Que los resultados solo benefician a una
minoría. Aquellos que están fuera de tales disciplinas ¿tienen voz en los juicios que emiten los científicos?
Estas
son esencialmente cuestiones de valor. ¿Cuáles
son los estilos de vida que deseamos promover? ¿Qué queremos para nuestros
hijos y nuestros nietos? Los historiadores se encargan de decir cuál es la
verdad acerca de la historia. Pero ¿Cómo
se podría describir la historia de Medio Oriente? En gran parte depende de
quién, en qué época y con qué propósito relata la historia. Unos relatos
favorecerían a la religión islámica y otros no. Unos dirán que muchos países
islámicos no han entrado en la era moderna de la tecnología y otros dirán que
han resistido bien el deterioro de su tradición (conservado).
No es
posible escribir la historia obviando las tradiciones. Y mientras estemos
enredados en los conflictos generados por puntos de vista opuestos, el diálogo
será esencial. Si todo lo demás fallase, solo nos quedaría aniquilarnos
mutuamente.
FOMENTANDO METODOS Y ESTRATEGIAS MULTIPLES DE
CONOCIMIENTO.
Este
apartado entra en coincidencia con lo que plantean Denzin y Lincoln (2011,
p.11) en su Manual de Investigación Cualitativa, cuando se refieren a “las otras formas de conocer y de producir
conocimiento”. El paradigma clásico y su modo de encarar la investigación,
asume que hay un mundo de objetos o sucesos separados del investigador,
independientes del investigador. El trabajo del investigador es descubrir la naturaleza
de ese mundo, desde diseños rígidos y cerrados. Esto a menudo significa la
aplicación de una medida sensible y precisa al objeto de estudio. Por ejemplo,
los que piensan que las “actitudes”
están en la mente de las personas, elaboran encuestas con preguntas para “inferir las actitudes de la gente”. Quienes creen en el “proceso económico”, utilizan el PBI (producto bruto interno) como
medida del progreso económico. La creencia que prevalece es que “con el método se puede encontrar la verdad”.
Se piensa que existe un método para llegar, encontrar y sobre todo descubrir “la verdad”.
Desde
la perspectiva construccionista, los métodos de investigación reflejan los
supuestos y los valores de una comunidad determinada. Así los resultados que
arrojan los métodos no constituyen el reflejo de la naturaleza, sino una
creación que tomamos como tal. Los psicólogos que creen en algo llamado “inteligencia” y quieren definir ciertas
acciones (por ejemplo: la resolución de problemas) como inteligentes, han desarrollado
una medida de la inteligencia que llaman CI (coeficiente intelectual). Sin embargo, las respuestas de
las personas a este tipo de test son solo indicadores de la inteligencia
definida según la forma de describir el mundo de esos psicólogos, de esa
determinada comunidad. Los test no reflejan las “diferencias en inteligencia”, sino que más bien construyen un
mundo en que tales diferencias parecen obvias. El caso es el mismo si hablamos
de medidas de autoestima, personalidad, funcionamiento cognitivo, etc.
Con
esto no queremos sugerir el abandono de los métodos de investigación tradicionales,
a pesar de identificar su poder para crear una realidad a conveniencia del
paradigma dominante. No olvidemos que toda verdad existe-en el seno de una
tradición cultural y que cada tradición sostiene ciertos valores. Con todo, los
métodos de investigación de una tradición determinada pueden ser muy útiles
para propósitos específicos. Si construimos el mundo en términos de salud y
enfermedad física, y queremos evitar esta última, los métodos de investigación
médica son muy valiosos. Pero esto no convierte la ciencia médica en la verdad, ni eleva sus métodos a una
categoría superior a los demás.
Se
pretende que estemos de acuerdo con la tradición de un paradigma y los valores
que promueven, pero a menudo tenemos muy pocas oportunidades para cuestionar
esos valores. Por ejemplo, son habituales las discusiones acerca de cuál es el
mejor método de evaluación de la inteligencia. Sin embargo, raramente se presta
atención a la cuestión de si debemos o no aceptar el propio concepto de inteligencia. La naturaleza de este
concepto es un juicio de valor, se da el crédito a unas personas a expensas de
quitárselos a otras: unas más
inteligentes que otras. Aun así, nos preguntamos ¿qué clase de sociedad estamos creando cuando colocamos a todos sus
miembros en una escala de este tipo y decimos que aproximadamente la mitad
están por debajo de la media?
AMPLIAR CAMPOS Y FORMAS DE EXPRESIÓN
La
mayor parte de la investigación científica se trasmite entre colegas mediante
informes escritos. Estos informes suelen resultar de difícil lectura para la
gente que no forma parte de esa comunidad, pero incluso quienes si pertenecen a
ella a menudo los encuentran excesivamente complejos y aburridos (ni los leen).
Los estilos de redacción en dichos informes (muchos en tercera personas) son
descomprometidos, desde afuera y responden en parte a una –tradición de la Verdad- que enfatiza afirmaciones
precisas de los hechos y rechaza los estilos retóricos que puedan predisponer
al lector.
Se
afirma que los científicos tienen que mantener la pasión fuera del marco de
trabajo de sus escritos, de forma que no nuble el juicio del lector. Sin
embargo, si entendemos la verdad como una creación común, estos requisitos para
la redacción de los trabajos dejan de ser obligatorios. En lugar de eso, el
reto es considerar los escritos científicos como una forma de relacionarse en
el seno de una comunidad.
Visto
así, podemos entender los escritos científicos tradicionales como una posible
forma de expresión, no como la única, que resulta útil para ciertos propósitos
(por ejemplo, para una comunidad eficiente entre un grupo de científicos de
elite, para investigadores de unidades académicas) pero limitada en otros
sentidos. Por ejemplo, si estos informes son solo para los científicos,
entonces aquellos que están fuera de la ciencia no pueden participar en el
dialogo. El ámbito científico es aquí exclusivista, cuando no elitista. En el
caso de las ciencias sociales, esta crítica es especialmente importante, porque
el ciudadano corriente es a menudo el objeto de estudio y no accede a tales
conocimientos. Las ciencias sociales tienen una larga historia en cuanto a encontrar deficiencias en
diversos grupos de personas, etiquetándolas de: poco inteligentes, poco
participativos, estrechas de miras, conformistas, deficientes mentales, que no les interesa vivir mejor, con
prejuicios y similares. Así se deja poco margen de protagonismo a las
“víctimas de la investigación”, ya
sea para comprender tales descripciones o para responder a ellas.
Muchos
especialistas que conocen estos argumentos, sobre todo en ciencias sociales,
experimentan con otras formas de redactar documentos científicos. Las formas
nuevas permiten construir realidades nuevas. Algunas personas usan su –voz
personal- para presentar su investigación. Al escribir en primera persona
acerca de su propia experiencia, el relato llama más a la lectura y muestra el
compromiso vital-social del científico. En tales escritos esta, además,
implícito que lo que se expone es una construcción y que otros pueden ver las
cosas de diferente manera. Hay también quien experimenta con voces múltiples
para mostrar las distintas perspectivas.
En una
reciente disertación escrita por una psicóloga maorí que trabaja en
asesoramiento psicológico en Nueva Zelanda, se incluyen en el texto tres voces
(con tres tipos de letra diferentes): su voz como especialista (desapasionada y
objetiva), su voz personal (muy pasional) y una voz maorí (escrita en la propia
lengua de este pueblo).
En un
caso fascinante, Karen Fox incluye la voz de una clienta de su terapia que
sufrió abusos sexuales por parte de su padrastro. Entrevista también al
padrastro, que cumple condena por abusador sexual. Finalmente, debido a que
ella misma fue víctima de abusos sexuales, incluye también su propia voz. Cada
una de las tres voces aparece simultáneamente en la página, de manera que, al
leer el relato no sólo se experimentan las múltiples perspectivas, sino
que al estar yuxtapuestas, se comprenden
mejor.
Con
todo esto, podemos ser incluso más atrevidos y preguntar: ¿Por qué tanto énfasis en la escritura para la presentación de un
trabajo de investigación? Disponemos de muchas otras formas de representación, y las palabras son muy restrictivas ¿Por qué no servirnos de películas,
grabaciones de audio, música, arte, danza, recursos multimedia y otras
opciones? Cada forma de presentación
ofrece nuevas posibilidades para construir el mundo y para relacionar
las personas dentro de las comunidades que crean el conocimiento con las de
fuera. Estos retos son tan emocionantes como radicales sus consecuencias. Existen muchos precedentes
de este tipo de trabajo. Durante casi un siglo, los antropólogos han venido
utilizando las filmaciones para documentar la vida de las tribus. Estas
grabaciones visuales son muchas veces más ilustrativas que los informes
verbales. El uso de los dispositivos de grabación permite que cualquiera pueda
compartir con otros la información sobre formas de vida que de otro modo
permanecerían sin documentar. Nuevos medios producen nuevas construcciones del
mundo. Y cada uno posee una capacidad distinta para crear una realidad.
A
modo de ejemplo: el cambio social a través de la fotografía
Durante
muchos años, M. Briton Lykes trabajó con
mujeres de las regiones montañosas de Guatemala. Estas mujeres habían sufrido
enormemente a causa de las guerras civiles que habían azotado sus tierras.
Miembros de sus familias habían sido
asesinados y sus aldeas destruidas por tropas enemigas. Como parte del trabajo
de investigación y como recurso terapéutico para construir un lazo
solidario entre ellas, Lykes les dio una
cámara de fotos. De este modo, ellas podrían documentar la destrucción y la
violencia sucedidas. Luego, Lykes se encargó de que las mujeres compartieran entre
ellas sus fotografías y que hablaran de las implicaciones de esas secuencias en
sus vidas. Las conversaciones sobre las fotografías las condujeron a una mayor
y profunda comprensión de los acontecimientos y también le ayudaron a encontrar
el camino para reconstruir la comunidad.
A través de estas fotografías, las mujeres recibieron la rara oportunidad de
expresar su visión de la vida, del futuro y desarrollaron la clase de
solidaridad e inspiración necesarias para provocar un cambio.
Sus
conversaciones y fotografías les ayudaron a crear nuevas realidades que les
permitieron nuevos planes de futuro. Para estas mujeres, una mayor esperanza
sobre lo que eran y lo que podrían llegar a ser surgió a partir de un esfuerzo
de construcción social.
El
florecimiento de los métodos de investigación social
Estos
cuatro retos; saltar las fronteras entre disciplinas, investigar sobre aspectos
útiles para la sociedad, fomentar la multiplicidad de métodos y ampliar las
formas de expresión son aplicables a todas las áreas de creación del
conocimiento. Sin embargo, como es de
suponer, las ideas construccionistas han tenido más impacto en las ciencias sociales y las humanidades que en ciencias naturales.
En la investigación de las primeras, han florecido nuevas prácticas. Aquí
ilustraremos algunos de estos avances. Exploraremos específicamente la
experimentación en estudio narrativo,
análisis del discurso, etnografía e investigación-acción.
1.
LA NARRACIÓN DEL YO.
En la
investigación tradicional, el científico social observa y extrae conclusiones
acerca de otras personas, sus motivos,
sus problemas, sus costumbres, sus relaciones, etc. Sin embargo, un construccionista
pregunta: “¿Por qué no se concede a la
gente a hablar con su propia voz?, ¿los sujetos de una investigación han dado
su autorización para que hablen en su nombre? ¿se sabe siquiera si éstos están
de acuerdo con las conclusiones? En lugar de hablar acerca de ellos ¿por qué no dejarlos que sean ellos mismos
quienes hagan el retrato de su vida?
Los
métodos narrativos son un medio importante para dar voz (para escuchar voces) en una investigación. Hablando de narrativas,
en este contexto las investigadores permiten (y se permiten), dejan que la gente cuente ella misma su
historia (construyen conversaciones). Es posible que, por ejemplo reúnan
historias relativas a sus vidas,
analicen autobiografías o localicen cartas de archivos históricos.
De este
modo, la investigación narrativa, se vino utilizando para comprender mejor el
envejecimiento, la inmigración, la delincuencia, el consumo de drogas, la “salida del armario” y muchos temas más.
Estas historias no solo son importantes porque nos dan una idea de las
diferentes realidades en las que se hallan
inmersas otras personas, sino porque nos capacitan para entender la vida
desde su punto de vista.
A
modo de ejemplo: En lucha con el monomito del logro
Para
ilustrar el enfoque narrativo aplicado al trabajo, consideremos la
investigación de Mary Gergen sobre autobiografías de estadounidenses que han
alcanzado grandes logros. A ella, estas autobiografías de líderes en los negocios, las artes y los deportes le
sugieren que la vida de los hombres parece dominada por lo que se suele llamar
el “monomito”, esto es el antiguo
mito del hombre que emprende una
búsqueda, (por ejemplo: matar al dragón y salvar
a la princesa, derrotar al enemigo y volver
como héroe victorioso. Parece que este mito funciona como un recurso para los
hombres, les proporciona un esquema para guiar sus vidas. Examinó a su vez,
autobiografías de mujeres que también habían destacado por sus logros, y encontró
poca evidencia de la presencia del monomito. En lugar de eso, las mujeres de
éxito parece que no son buenas relatando historias; a menudo describen las
relaciones que son importantes para
ellas, pero sin nada que ver con los
intereses de su carrera. Mary Gergen se preguntaba si la ausencia de un monomito en la vida de las mujeres era
un motivo que disminuía sus
posibilidades de convertirse en mujeres que logran sus objetivos. O quizás más
importante; ¿Era posible que la forma común de narrativa fuera
demasiado estrecha de miras para abarcar las actividades de las mujeres
contemporáneas? Y en un mundo donde
las relaciones son tan importantes en todo lo que sucede, ¿el monomito es una forma prometedora de narrativa que guie
la vida de los jóvenes, o es una camisa de fuerza? Esto es una cuestión de
valores, y hombres y mujeres a menudo tienen un punto de vista diferente al
respecto.
2.
ESTUDIOS SOBRE EL DISCURSO
Un
teórico francés muy influyente, Michel Foucault arrojó luz sobre la forma en que diversas
comunidades (la de la ciencia, la de la religión, el gobierno, etc.)
estructuran regímenes diciplinarios.
Un régimen disciplinario es un conjunto de reglas que aprendemos para regular
nuestras conductas y formas de expresión. Cuando absorbemos una disciplina (a
partir de cómo nos la transmitieron, de cómo nos la enseñaron, metodologías y
actitudes docentes) aprendemos a comportarnos de determinada manera y no de
otra. En lugar de que sean otros los que vigilen cada uno de nuestros
movimientos, somos nosotros mismos los policías
que controlamos que no hagamos cosas que se puedan considerar
tontas, desagradables o malas, o contrarias a la disciplina o paradigma.
Estas
disciplinas nos ciegan para ver otras cosas, anulan posibilidades y nos llevan
a denigrar a los que no pertenecen a ellas. Influidos por tales argumentos,
muchos eruditos del construccionismo se han sentido atraídos por el estudio del
discurso y su impacto en la vida social.
Los
investigadores se ocupan especialmente
de cómo las diferentes formas de hablar
y escribir moldean nuestras pautas de
vida ¿de qué manera las distintas
palabras que utilizamos nos empujan en una dirección y nos bloquean para seguir
otras? Los analistas del discurso pretenden arrojar luz sobre las lenguas
que rigen nuestras vidas, no únicamente porque estas lenguas sean interesantes,
sino también desean estimular el cambio
social. Quieren desafiar nuestro sentido común, la visión del mundo asumida,
con el fin de que seamos libres para actuar de otra manera o no. Por ejemplo, si prestamos atención a una distinción
de las que se dan por sentado, como es entre heterosexuales y homosexuales
(hetero y gays) nos daremos cuenta de que las categorías que utilizamos son
limitadas. Dividimos nuestro complejo mundo
de relaciones sexuales en dos categorías excluyentes, incluso aunque nos
demos cuenta de que la vida sexual de las personas a menudo es mucho más
compleja.
Si
examinamos el discurso común más atentamente y más críticamente podremos
reconsiderar las diversas formas de vida y buscar nuevas pautas. En el caso de
la sexualidad se han desarrollado nuevos términos: metrosexual, polisexual,
bisexual, transexual, lesbianas, etc. que invitan a nuevas pautas de vida
cultural. A ojos de muchas personas el foco de la investigación sobre el
discurso está en la liberación. El foco de la investigación también está puesto
en la posibilidad de desatarnos de las ataduras, que cada disciplina y
paradigma impone.
A
modo de ejemplo: “soy demasiado viejo para eso…una explicación mortal”
El
estado de Illinois e encontró una vez con falta de enfermeras. El sociólogo
Chris Bodily realizó un estudio para averiguar
¿por qué las enfermeras de más de
50 años ya no trabajaban ni parecían interesadas en volver a trabajar?
Revisó más de mil respuestas y le chocó la cantidad de veces que las participantes se referían a la edad para explicar por qué
se habían retirado. Hicieron comentarios del tipo: “debido a mi edad…”, “sería
imposible a mi edad” exponiéndolo
como si fuera obvio que no podían seguir trabajando. Aún así, señala
Bodily, no hay nada en los años que uno ha vivido que imposibilite la productividad continuada.
Con un
discurso similar, hay gente que dice: “soy
demasiado viejo para jugar al tenis, o para tener una aventura amorosa”.
Sin embargo, las investigaciones sugieren que el declive en la forma física es
principalmente el resultado de una disminución de la actividad física y no lo
contrario. En efecto, nuestro potencial no decae radicalmente porque estemos envejeciendo,
sino porque dejamos de estar activos. Si las personas mayores mantienen los
niveles de actividad, pueden bajar la
presión arterial, reducir la ansiedad,
mejorar las pautas de sueño, fortalecer los huesos, mejorar la resistencia
cardiovascular, estar más sanas y más fuertes, prácticamente en cualquier
aspecto. A menos que aceptemos el discurso común: “Soy demasiado viejo para…” lo que posiblemente es una invitación a la
muerte prematura.
3.
VIVIENDO MUNDOS: AVENTURAS ETNOGRAFICAS.
El
propósito de gran parte de la investigación tradicional es establecer un
conjunto de teorías o principios abstractos, con el objetivo de poder así
predecir el comportamiento humano. Para
muchos construccionistas, las teorías abstractas parecen muy alejadas de la vida
cotidiana, y se presentan como inamovibles a lo largo del tiempo. Además uno
nunca sabe cuándo y cómo un concepto
abstracto se aplica a una situación en particular. Como resultado, muchos
investigadores sociales han abandonado la búsqueda de una teoría abstracta a
favor de la investigación etnográfica: estudios que arrojan luz sobre diversos
grupos de personas. Según su razonamiento, al comprender mejor cómo otros viven
y construyen su mundo otras personas, ampliamos nuestros horizontes, las cosas
que valoramos y el potencial vital. Como resultado, han florecido los métodos
etnográficos.
Por
cierto, los estudios etnográficos no son tan nuevos en las ciencias sociales.
Inicialmente fue la antropología la que desarrolló este tipo de investigación.
Los antropólogos viajaban a tierras lejanas y convivían con las comunidades
tribales. Estudiaron los habitantes de las Islas Trobriand, en Papúa Nueva
Guinea; los de la Isla de Bali, en Indonesia; los minangkabau de la Isla de
Sumatra, en Indonesia y muchos más. Con la desaparición de las culturas “exóticas”, no afectadas por las
costumbres occidentales, se produjo un giro en las diversas subculturas que
forman las sociedades modernas. Los sociólogos se unieron en muchos casos a los
antropólogos para estudiar pequeñas comunidades étnicas, cultos religiosos,
trabajadores del sexo, culturistas y bandas de moteros, todos los grupos
relativamente inaccesibles a la cultura en general.
El
estudio etnográfico atrae a muchos construccionistas, no solo porque arroja luz
sobre construcciones alternativas del mundo, sino también porque no requiere el
tipo de manipulación y de engaño que a menudo acompaña a los experimentos de
laboratorio. A su vez las ideas construccionistas también han abierto nuevas
perspectivas para la etnografía. He aquí dos de los avances más interesantes:
Etnografía Colaborativa. Los investigadores se preguntan cada vez más (o deberían preguntarse muy a menudo) “¿qué derecho tengo a informar sobre los
demás, a traducir sus vidas con mis palabras? ¿por qué la gente no tiene
derecho a aportar su propia definición de sí misma?. Tales reflexiones han
sido un estímulo para muchos investigadores que buscan formas de trabajar en
colaboración con aquellas personas que desean estudiar. Por ejemplo hace
algunos años, un colega tejano James Scheurich, se interesó en exponer la
experiencia de los emigrantes mexicanos en Texas. Obtuvo la cooperación de dos
estudiantes graduados de origen mexicano y juntos organizaron una investigación
en forma de happening o evento artístico en vivo e invitaron a la
gente a participar en ella. Se preparó una gran oferta visual, estética e
intelectual disponible para todos los participantes. Varios inmigrantes
compartieron sus historias por escrito, en grabaciones de audio, con fotografías
y diapositivas. Además de música y poesía, hubo presentaciones, que incluyeron
la participación de la audiencia. La idea era presentar la experiencia como
polivocal, sin un tema central o metáfora dominante. No había una única
experiencia mexicana de la inmigración. El evento consiguió que la voz de cada
uno de los visitantes pudiera resonar a su manera. Un enfoque como éste que
enfatiza el potencial constructivo de cada espectador/participante, evita la
amenaza de rechazo o de negación que podría provocar la presentación de una
única voz. Así pudieron poner de manifiesto que no existe una comprensión
simple o singular de la vida de los demás.
Autoetnografía. Hay otra pregunta de los investigadores que
también es cada vez más frecuente; “¿Por
qué tendría yo que hacer informes sobre la vida de los demás si no estoy en su
piel?”. Este tipo de reflexión a promovido el desarrollo de la
autoetnografía: la revelación de la experiencia de la propia vida para dar a
conocer una subcultura determinada. Por ejemplo; Carol Rambo Ronai ha escrito
acerca de su trabajo en el Gentleman’s Club como bailarina de “barra
americana” y luchadora en el barro. Su
autoetnografía aúna la reflexión y la descripción de su sentido de sí misma, de
la relación entre las chicas, del jefe y la audiencia, y de la atmósfera de
club que rodea este tipo de negocio. Su relato está lleno de drama, tensión
emocional, violencia, y excitación y repulsión sexual. Su meta, como bailarina
y como experta, es que el lector conozca la experiencia de trabajar en ese tipo
de clubes, mejor de lo que podría entenderlo a partir de un retrato menos
emocional, menos comprometido.
4.
CREAR NUEVOS MUNDOS: LA INVESTIGACION ACCION
Una de
las diferencias más radicales entre la visión tradicional de la investigación y
la construccionista reside en el contraste entre sus puntos de vista acerca del
cambio personal y social. El enfoque tradicional tiende a asumir un alto grado
de estabilidad en la conducta humana. Por ejemplo, los investigadores se
centran en los procesos cognitivos, el liderazgo, las diferencias étnicas o la
estructura social, como si fueran relativamente duraderos. Estos psicólogos se
apoyan especialmente en las teorías neurológicas - evolutivas y a partir de
ellas afirman que los hallazgos de la investigación actual son aplicables a
cualquier época y a cualquier cultura. Por el contrario, los construccionistas
hacen incapié en el potencial humano para el cambio, ya que consideran que las
formas de vida cultural se mantienen unidas porque comparten significados y
valores, y esta vida puede cambiar radicalmente mediante la transformación de
esos valores y del discurso. La rápida ascensión del maoísmo en China, el
deterioro de la Unión Soviética, el derrumbamiento del Apartheid en Sudáfrica, y el aumento del terrorismo en todo el
mundo son solo unos pocos ejemplos. La investigación del ayer pudo ser útil,
pero mañana es siempre una cuestión abierta.
Desde
esta perspectiva, los investigadores se sienten cada vez más atraídos por las
posibilidades que ofrece la aplicación de la investigación no para trazar el
pasado con el fin de predecir el futuro, sino para crear nuevos futuros
directamente. La investigación-acción se dedica a esta última finalidad. Tiene
su origen en la década de 1970 y comparte mucho del fervor político e intelectual de aquella época.
Estos investigadores no permanecen escondidos en el laboratorio estudiando a
personas y animales para publicar artículos en revistas que leerán sus colegas
y para obtener beneficios a largo plazo.
En lugar de eso, salen a la calle y ofrecen sus servicios a los que los que los
necesitan. En concreto, lo que esperan es que su investigación pueda ayudar a
liberar a la gente de condiciones políticas y económicas opresivas y a generar
nuevas oportunidades para las personas. Esta forma especial de investigación
comprometida ha aumentado en los últimos
años, especialmente en Gran Bretaña, Escandinavia y Sudamérica. Al final
de la década de 1990, se celebró un simposio mundial de investigación-acción en
Cartagena, Colombia, que reunió a dos mil delegados de 61 países. En la
actualidad, las principales metas de la investigación-acción son aliviar el
sufrimiento, construir-establecer un sistema justo, reducir el conflicto y
mejorar el proceso democrático. La investigación-acción se aplica a diversas
prácticas, como el desarrollo en las organizaciones, la educación, el
desarrollo comunitario y la terapia.
La
investigación-acción, en acción.
Un
centro de reunión y atención para jóvenes de la calle, en Ottawa, Canadá, se
enfrentaba a una crisis. Algunas personas pensaban que el centro necesitaba más
estructura y más reglas; otras creían que hacían falta más asesores y más
personal en general; y algunos decían que había que cerrarlo para evitar la “chusma” de jóvenes merodeando por el
barrio. El centro estaba subvencionado por el área de juventud del
ayuntamiento, que decidió estudiar la situación y lo reformó posteriormente.
Sin embargo, en lugar de usar el método tradicional de estudio elegido fue la investigación-acción. Los
investigadores desarrollaron específicamente una asociación con los jóvenes,
con la esperanza de que se unieran a ellos para crear activamente su propio
futuro en él. Los investigadores y los coordinadores del centro juvenil los ayudaron
en el proceso. El equipo de investigación estaba formado por seis jóvenes, dos
coordinadores del centro y un investigador externo.
El
primer paso de esta investigación-acción; el proceso de creación del equipo,
requirió que los jóvenes conocieran el proceso y a los adultos que participaban
en él y que confiaran en uno y otros. La meta del grupo era evaluar el centro,
hacer recomendaciones a la agencia municipal y ayudar a que sirviera mejor a
sus usuarios. El grupo alcanzó sus objetivos en 18 largos meses de luchas y triunfos. Al sentir el proceso como
algo suyo, los chicos de la calle se involucraron plenamente en él y fueron
capaces de re-conocer y evaluar el centro de formas muy vitales e importantes. Participaron en
actividades creativas con sus compatriotas adultos y crearon, por ejemplo, un kit que fue la base de sus presentaciones a los
grupos de fuera y otros chavales. Aunque el contenido del kit estaba basado en datos sólidos, su presentación fue animada,
colorista, y llena de vida y humor. Este trabajo conjunto convirtió el centro
en un vibrante elemento en la vida de
los jóvenes y contribuyó significativamente al futuro de las instalaciones,
futuro que quedó asegurado por sus
esfuerzos.
[1] Trabajo elaborado para
defensa de Tesis de Maestría en Trabajo Social, propuesta alternativa en
Investigación en Trabajo Social basada en lineamientos del Cap.4. de GERGEN, Kenneth J. y GERGEN, Mary (2011) “Reflexiones sobre la Construcción Social”, Paidós, Barcelona.
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