Investigación: fundamentos, objetivos,
estrategias y procedimientos
Mamaní, Víctor Hugo
1.
Aclaración Necesaria
Desde el Construccionismo
Social, enfoque epistemológico
transdisciplinario al cual adherimos afirmamos que nuestro proceso metodológico se
configura por la inserción, la deconstrucción, la construcción, la reconstrucción, la
evaluación y la sistematización son procesos coexistentes. Y a
diferencia de lo que propone Natalio Kisnerman (2005, p.221) consideramos desde nuestras prácticas,
que en el despliegue del abordaje
metodológico, existen momentos prioritarios y priorizados por el/la Trabajador/a
Social o los equipos que integra, sin clausurar la simultaneidad y el
interjuego entre dichos momentos.
A
modo de ejemplo decimos, que si un
equipo decide desplegar acciones de
Inserción Comunitaria con la intencionalidad de trabajar con grupos locales
en determinadas problemática, no excluye el uso de estrategias de conocimiento
(encuentros conversacionales - entrevistas, observación participante, registros
fotográficos, etc.) Por el contrario, se integran estrategias de conocimiento
con estrategias y procedimientos de intervención, de construcción de relaciones
de confianza con la vecindad: lo que nosotros llamamos “conocer haciendo”
mientras participamos de dispositivos locales en movimiento. Es decir, hablamos
de conocimiento e intervención estratégica a partir de las primeras
comprensiones de la realidad social (construcción) en la cual nos vamos insertándonos
progresivamente. Tampoco se encuentra excluida la evaluación, pues se trata de un proceso que se realiza antes,
durante y después de cada plan de acción
que el equipo va construyendo (reconstrucción). Como se puede
apreciar el momento priorizado es la Inserción , donde en simultáneo y de acuerdo
al ritmo particular de cada proceso se realiza investigación-deconstrucción,
intervención, evaluación. Si a esto le agregamos la importancia de los
registros de campo e informes que se van
elaborando durante el proceso, afirmamos que estamos construyendo nuestra sistematización.
Del mismo modo, cuando priorizamos el proceso de
deconstrucción, la inserción se va consolidando, y
continuamos el proceso construyendo relaciones de confianza con la vecindad. Hacemos,
conocemos y comprendemos a la vez, en simultáneo. Cada plan de acción es evaluado, ejecutado, registrado, es decir,
sistematizado. Aquí el proceso priorizado es la Deconstrucción sin
excluir otros procesos.
Algo así como un binomio de figura – fondo. Cuando uno de los procesos es figura, el resto es fondo del
proceso que nos ocupa prioritariamente en este momento. Ello no significa, y
somos reiterativos en esto, que el resto de los procesos no continúen en
movimiento. En el despliegue de nuestro abordaje metodológico cada proceso de los coexistentes, emerge desde el fondo y pasa a ocupar
nuestra atención prioritariamente transformándose en figura, al tiempo que se
despliega y resuelve, regresa al fondo.
2.
La
Deconstrucción
El
momento de deconstruir es la posibilidad de visualizar colaborativamente con
los sujetos: ¿cómo se ha ido construyendo
la situación problema?, ¿Qué preconceptos, representaciones, prejuicios y/o
supuestos están operando como barreras u obstáculos? para intentar, desde
la situación construida (comprensión
explicativa lograda entre equipos y actores sociales) reconstruir mediante nuevas prácticas colaborativas una situación
superadora. Para el construccionismo
la investigación no es un medio para ni
para valorar ni para invalidar las hipótesis generales, ya que todas las
teorías pueden ser reducidas a verdaderas o falsas dependiendo de la gestión
que uno haga del significado en un contexto dado (Gergen, 1996, p.81)
Para nosotros, en la investigación se comienza por
preguntarnos por ejemplo:
¿Cómo se ha
construido una situación de violencia en una escuela?
¿Cómo se construyen representaciones de la
drogadicción en un barrio?
¿Cómo se
generan objetos de conversación a través del intercambio social en un grupo?, y
¿Cómo se
justifican determinados hechos en la sociedad, como la violencia, la
desocupación, la pobreza?
Ya que la racionalidad de como se piensa y encaran
determinados problemas o temas, no es de una mente individual, sino resultado
del intercambio social, de las representaciones que como elaboración de un
objeto social tiene una comunidad. Para poder describir ¿cómo se vive en un barrio o cómo se trabaja en una institución?
Consideramos necesario conocer cuáles son los significados que construyen tal o
cual situación, desde la propia perspectiva de sus protagonistas.
El construccionismo prioriza la investigación cualitativa
hace base y parte de los datos, no los recoge para evaluar modelos, ni probar
hipótesis o teorías preconcebidas. Desde allí pensamos la investigación como el proceso mediante el cual podemos conocer cómo
los problemas sociales llegan a definirse, y
cómo son para los actores involucrados. Como decía Wittgenstein,
(1988, p.131) “los aspectos de las cosas
más importantes para nosotros están
ocultos por su simplicidad y
cotidianidad” Aquí destacamos
la importancia de la pregunta. A partir de ella, (de la pregunta) comienza el
conocimiento.
Una epistemología construccionista favorece determinadas
líneas de investigación. Siguiendo a Gergen, una primera línea pone en cuestión
a “la ciencia” misma, desmitifica la objetividad, la verdad, la neutralidad
valorativa e ideológica, la
apoliticidad, advirtiendo las consecuencias sociales y políticas de su
accionar, de sus formulaciones evaluativas, de su descompromiso, del ejercicio
del poder, etc. En este sentido, Gergen, señaló que “la investigación es un instrumento para la emancipación o de la
intervención” (Op. cit. p.176)
Una segunda línea se centra
en los procesos de construcción de los sujetos y del mundo, ¿cómo se caracteriza la gente a sí misma?, ¿cómo se vincula con la
vida y el mundo?, de modo que sus acciones sean inteligibles y
justificadas, lo que tiene que ver con su vida cotidiana, sus percepciones,
representaciones, valores; no aceptar los problemas tal como vienen dados y
precipitarnos en las soluciones, sino explorar cómo llegaron a definirse como
son, lo que incluye su historicidad.
Y una tercera línea, se centra
en la construcción de los procesos sociales (Gergen, Op.Cit. pp.169-182) cómo
por ejemplo ¿a través de qué procesos, un
colectivo humano logra la comprensión de la necesidad de preservarse del
sida?, ¿cómo se produce la falta de
comprensión? , ¿de qué modo es factible vencer resistencias y lograr el cambio
de actitudes?
3.
La Deconstrucción y
el Trabajador/a Social
Como Trabajadores/as Sociales, en la mayoría de los
casos, nos encontramos con el problema
instalado y en una trayectoria en movimiento, que generalmente es presentado
por los involucrados o afectados, en conversaciones que se van
tejiendo progresivamente, desde
relaciones de confianza y credibilidad creciente. Conversación que se facilita
cuando nos acoplamos colaborativamente a los dispositivos que vienen siendo, prácticas culturales que
existen y que ya están en movimiento. Así comienza -para nosotros, el proceso
de investigación con la deconstrucción (en el marco de nuestra inserción,
nuestro proceso de conocer haciendo -
conocimiento en acción) para visualizar y describir ¿cómo el problema ha llegado a configurarse? ¿cómo lo significan sus protagonistas? ¿cómo vienen accionando desde
estrategias genuinas?¿cómo visualizan sus recursos, si es que los visualizan?
La
deconstrucción es para
nosotros, una exploración y comprensión a la vez, a fin de crear nuevos significados y una nueva narrativa, conversando con los
implicados en el problema, no influida (en lo posible) por lo preconcebido por
el/la Trabajador/a Social (suposiciones y presupuestos) Además de su saber,
miramos la interpretación que hacen, a medida que se despliega la narrativa.
La
deconstrucción se funda y
habita en un proceso dialogal. Como señaló Gergen, “las exposiciones narrativas no son réplicas de la realidad, sino
dispositivos a partir de los cuáles se construye la realidad. En una situación
de encuentro, a través del lenguaje, se despliega la narración en la que se
cuentan los hechos como proceso en desarrollo.
No se tratan de relatos verdaderos ni falsos sino de una deconstrucción de los
acontecimientos. Se trata de relatos insertos en múltiples formas de
relación, relatos siempre contextualizados. El relato resulta en todo caso “verdadero” para los
protagonistas, porque ellos ven el mundo de ese modo, desde un punto de vista.
El/la Trabajador/a Social debe prestar
atención al discurso, al juego interaccional, al contexto sociocultural, al cómo resuenan los acontecimientos, al
dónde se quiere llegar, a las soluciones ensayadas, a los dispositivos de
cooperación genuinos en movimiento y al potencial existente para superar la situación
problema. Nosotros agregamos especialmente, que debemos prestar atención a los
dispositivos cooperativos en movimiento, preexistentes a la llegada de los
equipos (Bertucelli, 2006)
Por ello, en la deconstrucción
utilizamos los procedimientos de distinguir
describir, comprender, significar, explicar. No hablamos aquí de la
elaboración de diagnósticos, concepto que por otra parte decidimos erradicarlo
de nuestro ejercicio profesional por su vinculación con la medicina y con la
enfermedad. Además porque cuando el profesional “diagnostica” (y esto lo
tomamos de nuestras experiencias en salud, gabinetes pedagógicos, seguridad, Ongs. entre otras)
generalmente, no considera el contexto en el cual se construyó el problema,
poniendo la mirada en la carencia, lo anómalo, en la patología, en la
enfermedad, en lo que el pueblo, la familia o el grupo no tiene y le falta.
Utiliza diagnósticos de patología para conectarse con el
pueblo desde la carencia del otro, parecería que necesita vulnerabilizarlos
para erigirse como el salvador o portador de la solución. Alimenta su
omnipotencia “él tiene el problema y yo
la solución” (Bertucelli, 2006)
La
deconstrucción es un proceso de
destruir, desestructurar, des-sedimentar, desarmar lo construido, a través de
la conversación. El observador establece distinciones al observar. Distinguir
es una operación necesaria para precisar el problema fundamental, ¿quiénes son los sujetos involucrados?, ¿cómo cada uno crea realidades
diferentes?, ¿cómo cada uno plasma su y la experiencia de los demás? ¿cómo
encadenan sus narraciones, para así poder organizar los hechos, poder
describirlos y comprenderlos?.
Como señalaron Goolishian y Anderson (1994, p.296) “significar determinados hechos implica
narrar una historia” la que guiada desde “el no saber” del/la Trabajador/a Social y mediante preguntas
orientadoras, permitan compartir
subjetividades, arribar a una transformación de la historia y del
presente, ya que el cambio implica una nueva historia, más aceptable que la
anterior. Comprender, se trata de ubicar o situar el problema o un acto, en un
contexto de acontecimientos precedentes y consecuentes.
No resulta fácil narrar algunas historias pues muchas son dolorosas cuando no
verdaderamente siniestras. No concebimos personas, grupos o comunidades
resistentes al cambio por naturaleza. Son condiciones estructurales las que
afectan y en muchos casos -como en el de pueblos originarios- tienen siglos de
antigüedad, lo que construye la apatía, el silencio, la indiferencia, el
conformismo, actitudes que aparecen como resistencia, tendientes a fijar o
estabilizar una distancia entre lo viejo vivido como lo “de siempre” y lo nuevo vivido como inseguro. Intentar abruptamente
suprimir lo viejo-lo antiguo-lo histórico-cultural, lo que se viene haciendo,
lleva al fracaso cualquier práctica.
Hay que tener en cuenta que, ante cualquier hecho, la
acción de los sujetos, generalmente emocional, dependerá de la definición,
significación que hacen de la situación y como emergente de un contexto
relacional. Su lógica narrativa en muchos casos no se corresponde con la lógica
del profesional. Ellos narran acontecimientos haciendo interpretaciones de su
conducta, con sus ideas sobre lo que les está pasando, lo que están haciendo, por qué y para qué lo hacen. Todo lo relatado
tiene que ver con su red intersubjetiva, con su matriz socio-cultural en que
las personas se encuentran y actúan: valores y formas de ver el mundo, roles, normas sociales
experiencias de vida, todo lo que tiene que ver con su cultura, con su complejo
de símbolos que fijan la visión del mundo articulado en el seno del lenguaje
que tiene un grupo social (Mc Carthy,
1992, p.178)
En cuanto a la
entrevista y el grupo de discusión focal, se convierten en instrumentos
fundamentales. Nosotros consideramos que la conversación
grupal espontánea, recurso cotidiano, mediada por relaciones de confianza,
de credibilidad profesional, contribuyen también al acceso a la información y a
la comprensión del problema y los significados otorgados por sus protagonistas.
Kisnerman y García (1982, pp.96-97) habían afirmado que
la entrevista es como una conversación en la que la pregunta del/la Trabajadora
Social moviliza una respuesta explicativa y esta se convierte en una nueva
pregunta que genera recursivamente, un movimiento espiralado que va desde la
apariencia a lo que el problema es.
¿Qué otra
cosa son nuestras entrevistas y nuestras reuniones grupales, sino
conversaciones sobre la cotidianidad en
la que los hechos ocurren? La conversación grupal espontánea o decidida
por sus participantes en el contexto de trabajos de interés comunitarios
compartidos (grupo focal) es una buena alternativa para acceder al conocimiento en tanto inserta
a los participantes en el proceso en el que se analizan un repertorio de cuestiones.
En este grupo de discusión, el discurso es motivado o emerge desde las
necesidades sentidas. Como dice Jesús Ibáñez (1979, p.266) hay una “pro –vocación explícita del investigador
que pro –pone el tema y el encuadre. Instituido el tema y abordado por el
grupo”, éste produce la historia también cuando por iniciativa propone
temas a tratar en reuniones junto al equipo. Es un proceso de construcción que,
como intercambio conversacional, va
desde abajo hacia arriba, desde adentro hacia afuera. El/la Trabajador/a Social
acompaña el análisis y la interpretación, dirigidos a la situación de
producción del discurso a medida que éste se va produciendo, sin un diseño
cerrado, sino abierto al azar, “porque siempre hay un sujeto en proceso que
refleja ese azar y lo transforma en sentido”
Este grupo en situación de conversación, al remover la afirmación de verdad de la
discusión, remueve las bases ideológicas y motivacionales que como obstáculos
le impiden el acceso a una situación superadora.
El/la Trabajador/a Social debe hacer que la práctica
cotidiana sea un acto de aprendizaje a partir de la constante reflexión en la
conversación. El material de trabajo, dice Kenney (1987, p.214) “son las historias que vive la gente, así
como la historia que crean acerca de esas historias” El/la Trabajador/a
Social realimenta la conversación desde
adentro. En su análisis de la conversación, tratará de dilucidar qué se esconde
detrás y así el/la Trabajador/a Social también construye su propia historia
como respuesta poniendo en juego sus propias significaciones.
4.
Estrategias y Procedimientos.
Las estrategias y
procedimientos utilizados son diversos. Señalamos aquí las más estrategias de
conocimiento más frecuentes: observación
participante es decir conocer
mientras se participa de los dispositivos en movimiento, se participa de la
vida cotidiana y de prácticas culturales, entrevistas
con guiones y conversaciones
espontáneas, historias de vida,
análisis del contenido, grupos de discusión focal, sociometría y dinámica de grupos,
audiovisuales, fotografías, colagges,
artes, música.
En lo que respecta a
procedimientos, sobre todo los de análisis
y síntesis, en tanto permiten separar transitoriamente los elementos que
componen el objeto y describirlos y luego reintegrarlos a su totalidad para
comprenderlos y explicarlos; de
inferencia inductiva: a partir de varios casos particulares, sacar
conclusiones, de evaluación para
ponderar resultados y los medios utilizados de registro y de sistematización de la práctica para producir elaboraciones
conceptuales.
El construccionismo no ha inventado técnicas, pero a diferencia del empleo que hace la ciencia
tradicional, el científico construccionista está incluido, sumergido en la
situación observada, por lo tanto también debe observar cómo observa lo observado; no las usa para
garantizar la validez de la teoría, sino para construir la vida social, desde
adentro.
Nosotros, hace tiempo que aprovechamos los momentos
conversacionales espontáneos que se van construyendo durante el momento de
inserción, “conocer haciendo”. También en el trabajo con la vecindad
utilizamos intervenciones como el chiste,
juegos, pues permiten crear un clima favorable al trabajo, al
encuentro entre las
personas y mostrar
tanto actitudes como representaciones que se tienen sobre algún aspecto
de la realidad: la gente mediados por la
relación de confianza, por la tarea compartida,
por la credibilidad que van
construyendo con los equipos se va mostrando como es (Mamaní, 2009). Un colagge
oportuno de recortes de revistas y periódicos, con preguntas de ¿cómo se vive aquí en este barrio? O ¿cuánto
cuesta comer y qué se come por día en este barrio? puede decirnos más que
una detenida investigación tradicional. El colagge
abre las posibilidades para trabajar distintos temas que surgen a
partir de su análisis. Y esa discusión- conversación -intercambio hace que el grupo sea focal y nos permita
categorizar determinadas variables y planificar consecuentemente con los
participantes. Ellos pasan de ser
objetos investigados a sujetos investigadores. El diálogo con los saberes y prácticas culturales, la filosofía, el arte, especialmente la
narrativa literaria, el dibujo, la pintura y la poesía, la religiosidad
popular, siempre nos ha dado óptimos resultados para trabajar desde los
espacios institucionales y comunitarios.
En el proceso de deconstrucción el/la Trabajadora Social
debe estar atento/a a la interacción discursiva cuya unidad de análisis son los
enunciados (Bajtin, 1985) que son acontecimientos de palabra que establecen una relación de refracción respecto de la situación interaccional donde
se produce y del contexto social en el cuál emerge. De este modo el/la Trabajadora Social debe prestar mucha
atención a las descripciones, a las comparaciones, el uso de metáforas, a los relatos de vida, las vivencias,
relaciones construidas, normas establecidas y su historicidad, procesos sociales, políticos e históricos de
la vida social. Siempre pensando que en el análisis por ejemplo, podemos utilizar la modalidad
hermenéutica que consiste en descubrir
los significados que transmiten las personas que relatan sus vida, sus
experiencias, su visión del mundo
(cosmovisión o cosmosentimiento)
4.1. ¿Negamos el
uso de técnicas cuantitativas? SI Y NO.
Si, las
negamos cuando se intenta utilizar como procedimientos autoritarios al servicio del control social, lesivos a la
dignidad humana, fundados en el poder de los investigadores “científicos” de
exigir respuestas a sus encuestas. Ya Foucault (1982, p.227) había señalado el “terrible poder de la encuesta como poder de captura y de
discriminación desde los tiempos de la inquisición, pasando por los
procedimientos fiscales y judiciales, en el contexto de la moral, etc.
Las
aceptamos en la medida que sean complementarias y solo en casos puntuales. Como muchas veces ha señalado
Kisnerman en anteriores publicaciones, la encuesta proporciona información
sobre una realidad de hoy, realidad que mañana
ya es otra. Y lo estadístico arroja poca luz sobre la comprensión del
comportamiento social. Sin embargo podemos aceptar lo cuántico, siempre que
pueda aportar a la cultura, a la lucha contra la pobreza.
En este sentido el filósofo Ricardo Forster (2006) nos
contaba durante nuestro cursado de la Maestría en Trabajo Social (UNER) que en un
pueblo de tres habitantes había tres vacas. Un censo afirmaba contundentemente
que en dicho pueblo existía una vaca per
cápita, por lo tanto la situación estaba bien pues había una vaca para cada
poblador. Lo que el censo (fiel representante de la estadística) no daba
cuentas es que en ese pueblo, uno de los habitantes tenía mucho poder y se
comía las tres vacas. Aquí vemos la poca luz, que acerca lo estadístico en la
comprensión del comportamiento social.
4.2. ¿Qué se busca conocer?
Todo lo que sea posible y seamos capaces de conocer, ya
que todo aquello es y puede ser significativo tanto para el conocimiento de sus
miembros y del grupo totalidad, como de sus necesidades y de las constantes que
se dan en él y definen sus atributos (cómo
llegan, cómo se ubican en el espacio, el emergente de apertura, cómo se
comunican, los emergentes la adjudicación y asunción de roles., la toma de
decisiones, la estructura que adoptan, como se presenta la dinámica grupal,
etc.) Este tema será tratado en profundidad
en otra ficha sobre deconstrucción hacia el interior de grupos.
4.3. ¿Cómo se
conoce?
Desde y en la cultura de la vida cotidiana. Desde y
dentro de las relaciones grupales. Desde la teoría-práctica y preferentemente
con técnicas cualitativas, lo que nos permite aproximaciones sucesivas,
acercarnos a las situaciones y problemas grupales. Dudando, re-pensando,
oponiéndose al pensamiento lineal en el que una cosa sucede a la otra, para
dialécticamente identificar las contradicciones y sus movimientos, ya que ellas
operan como fuente de desarrollo de todo el proceso. El análisis permite captar
los nexos entre los hechos, elementos, relaciones y condiciones en grupos,
familias y comunidades y los nexos entre estas unidades y el contexto
sociocultural. Se indaga desde los hechos mismos, comprometidos en ellos,
siendo la fuente de datos o punto de partida: la teoría, la experiencia anterior, la experiencia presente y los propios sujetos con el que trabajamos.
4.4. ¿Para qué se conoce?
Para interpretar, comprender y transformar realidades.
Interpretar y comprender a sus involucrados, a nuestros equipos y a nosotros
mismos, desde un conocer no aséptico ni neutral, no es un fin en sí mismo, sino
un medio. No se conoce por el solo hecho de conocer, se conoce para la vida
social. Investigar es acción profesional transformadora, a partir de la
formulación de objetivos compartidos. La
elección de alternativas de acción y la ejecución planificada de un
trabajo de campo compartido con
el pueblo, cuyas conclusiones van a insertar los conocimientos en la teoría y
determinar qué procesos sociales requieren ser investigados-transformados, con
lo cual se produce la realimentación del proceso metodológico y el avance del
conocimiento científico.
Planteamos la acción profesional como una interacción
transformadora desde los primeros contactos ¿para qué?:
·
para acceder al
conocimiento sensible de los motivos y razones de determinados comportamientos.
·
para señalar e
interpretar esclareciendo lo que sucede en el grupo, institución o comunidad.
·
para
de-sedimentar comportamientos estereotipados y vencer resistencias al cambio.
·
para facilitar la
reapropiación proyectos y procesos de
transformación societal.
·
para protagonizar
procesos de enseñanzas y aprendizajes compartidos.
·
para formular
enunciados probabilísticos.
·
para planificar
conjunta y estratégicamente las actividades que respondan a sus necesidades.
·
para lograr un
nivel de conceptualización en el abordaje, análisis de un tema o problema,
elaboración. de análisis de situación familiar, grupal, comunitarios, etc.
·
para asegurar
protagonismos compartidos (políticos, equipos y pueblo)
·
para desarrollar
respuestas equivalentes y creativas a problemas.
·
para visualizar
procesos y resultados en términos de tarea y de comportamientos.
·
para construir
nuevos conocimientos a partir de la sistematización de experiencias de trabajo.
·
para evaluar
procesos y efectuar los ajustes necesarios que permitan el logro de los
objetivos compartidos.
·
para construir
junto a los miembros del grupo, modos de organización operativos y eficaces en
la ejecución de sus proyectos.
·
para generar y
fortalecer valores (desde una ética situada) que eleven nuestra calidad de vida
y afirmen nuestra vocación por la democracia.
BIBLIOGRAFIA
KISNERMAN,
Natalio (2005) “Pensar el Trabajo Social. Una introducción desde construccionismo”,
Bs As, Lumen Humanitas
GERGEN,
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Aproximaciones a la construcción social”, Barcelona, Paidós.
WITTGENSTEIN,
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Barcelona, Crítica.
BERTUCELLI,
Sebastián (2006) “Seminario de Redes
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GOOLISHIAN,
Harold y ANDERSON, Harlene (1994) “Narrativa y Self. Algunos dilemmas
posmodernos de la psicoterapia” en Schnitman, Dora (1994) “Nuevos paradigmas, cultura y subjetividad”,
Buenos Aires, Paidós.
MC
CARTHY, Thomas (1992) “La teoría Crítica
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KEENEY,
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Buenos Aires, Paidós.
IBAÑEZ,
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Víctor Hugo (2009) “En red-ando salud y
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FOUCAULT, Michel (1982) “Vigilar y Castigar”, Mexico, Siglo XXI
FORSTER,
Ricardo (2006) “Seminario de
Epistemología de las Ciencias Sociales”, Maestría en Trabajo Social,
Universidad Nacional de Entre Ríos, Paraná.
[1] El presente
trabajo se basa fundamentalmente en el Capitulo 5: El Abordaje Metodológico, “Deconstruir, construir-reconstruir” de
Natalio KISNERMAN (1998) Pensar el
Trabajo Social. Una Introducción desde el Construccionismo, Buenos Aires,
Lumen Humanitas.
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