sábado, 6 de julio de 2013

LA DECONSTRUCCION EN EL PROCESO METODOLOGICO

La Deconstrucción en el Proceso Metodológico[1]

Investigación: fundamentos, objetivos, estrategias y procedimientos


Mamaní, Víctor Hugo

 

1.       Aclaración Necesaria

Desde el Construccionismo Social,  enfoque epistemológico transdisciplinario  al cual adherimos  afirmamos que nuestro proceso metodológico se configura por la inserción, la deconstrucción, la construcción, la reconstrucción, la evaluación y la sistematización son procesos coexistentes. Y a diferencia de lo que propone Natalio Kisnerman (2005, p.221) consideramos desde nuestras prácticas, que  en el despliegue del abordaje metodológico, existen momentos prioritarios y priorizados por el/la Trabajador/a Social o los equipos que integra, sin clausurar la simultaneidad y el interjuego entre dichos momentos.

A modo de ejemplo decimos,  que si un equipo decide desplegar acciones de Inserción Comunitaria con la intencionalidad de trabajar con grupos locales en determinadas problemática, no excluye el uso de estrategias de conocimiento (encuentros conversacionales - entrevistas, observación participante, registros fotográficos, etc.) Por el contrario, se integran estrategias de conocimiento con estrategias y procedimientos de intervención, de construcción de relaciones de confianza con la vecindad: lo que nosotros llamamos “conocer haciendo” mientras participamos de dispositivos locales en movimiento. Es decir, hablamos de conocimiento e intervención estratégica a partir de las primeras comprensiones de la realidad social (construcción) en la cual nos vamos insertándonos progresivamente. Tampoco se encuentra excluida la evaluación, pues  se trata de un proceso que se realiza antes, durante y después de cada plan de acción  que el equipo va construyendo (reconstrucción). Como se puede apreciar el momento priorizado es la Inserción, donde en simultáneo y de acuerdo al ritmo particular de cada proceso se realiza investigación-deconstrucción, intervención, evaluación. Si a esto le agregamos la importancia de los registros de campo e informes que  se van elaborando durante el proceso, afirmamos que estamos construyendo nuestra sistematización.

Del mismo modo, cuando priorizamos el proceso de deconstrucción, la inserción se va consolidando, y continuamos el proceso construyendo relaciones de confianza con la vecindad. Hacemos, conocemos y comprendemos a la vez, en simultáneo. Cada plan de acción  es evaluado, ejecutado, registrado, es decir, sistematizado. Aquí el proceso priorizado es la Deconstrucción sin excluir otros procesos.
Algo así como un binomio de figura – fondo. Cuando uno de los procesos es figura, el resto es fondo del proceso que nos ocupa prioritariamente en este momento. Ello no significa, y somos reiterativos en esto, que el resto de los procesos no continúen en movimiento. En el despliegue de nuestro abordaje metodológico  cada proceso de los coexistentes,  emerge desde el fondo  y pasa a ocupar nuestra atención prioritariamente transformándose en figura,  al tiempo que se despliega y resuelve, regresa al fondo.

2.       La Deconstrucción

El momento de deconstruir es la posibilidad de visualizar colaborativamente con los sujetos: ¿cómo se ha ido construyendo la situación problema?, ¿Qué preconceptos, representaciones, prejuicios y/o supuestos están operando como barreras u obstáculos? para intentar, desde la situación construida (comprensión explicativa lograda entre equipos y actores sociales) reconstruir mediante nuevas prácticas colaborativas una situación superadora. Para el construccionismo la investigación no es un medio para  ni para valorar ni para invalidar las hipótesis generales, ya que todas las teorías pueden ser reducidas a verdaderas o falsas dependiendo de la gestión que uno haga del significado en un contexto dado  (Gergen, 1996, p.81)


Para nosotros, en la investigación se comienza por preguntarnos por ejemplo: 
¿Cómo se ha construido una situación de violencia en una escuela?
 ¿Cómo se construyen representaciones de la drogadicción  en un barrio?
¿Cómo se generan objetos de conversación a través del intercambio social en un grupo?, y
¿Cómo se justifican determinados hechos en la sociedad, como la violencia, la desocupación, la pobreza?

Ya que la racionalidad de como se piensa y encaran determinados problemas o temas, no es de una mente individual, sino resultado del intercambio social, de las representaciones que como elaboración de un objeto social tiene una comunidad. Para poder describir ¿cómo se vive en un barrio o cómo se trabaja en una institución? Consideramos necesario conocer cuáles son los significados que construyen tal o cual situación, desde la propia perspectiva de sus protagonistas.
El construccionismo prioriza la investigación cualitativa hace base y parte de los datos, no los recoge para evaluar modelos, ni probar hipótesis o teorías preconcebidas. Desde allí pensamos la investigación como el proceso mediante el cual podemos conocer cómo los problemas sociales llegan a definirse, y  cómo son para los actores involucrados. Como decía Wittgenstein, (1988, p.131) “los aspectos de las cosas más importantes para  nosotros  están  ocultos  por su simplicidad  y  cotidianidad”  Aquí destacamos la importancia de la pregunta. A partir de ella, (de la pregunta) comienza el conocimiento.
Una epistemología construccionista favorece determinadas líneas de investigación. Siguiendo a Gergenuna primera línea pone en cuestión a “la ciencia” misma, desmitifica la objetividad, la verdad, la neutralidad valorativa e  ideológica, la apoliticidad, advirtiendo las consecuencias sociales y políticas de su accionar, de sus formulaciones evaluativas, de su descompromiso, del ejercicio del poder, etc. En este sentido, Gergen, señaló que “la investigación es un instrumento para la emancipación o de la intervención” (Op. cit.  p.176)
Una segunda línea se centra en los procesos de construcción de los sujetos y del mundo, ¿cómo se caracteriza la gente a sí misma?, ¿cómo se vincula con la vida y el mundo?, de modo que sus acciones sean inteligibles y justificadas, lo que tiene que ver con su vida cotidiana, sus percepciones, representaciones, valores; no aceptar los problemas tal como vienen dados y precipitarnos en las soluciones, sino explorar cómo llegaron a definirse como son, lo que incluye su historicidad.
Y una tercera línea, se centra en la construcción de los procesos sociales (Gergen, Op.Cit. pp.169-182) cómo por ejemplo ¿a través de qué procesos, un colectivo humano logra la comprensión de la necesidad de preservarse del sida?,  ¿cómo se produce la falta de comprensión? , ¿de qué modo es factible vencer resistencias y lograr el cambio de actitudes?  

3.       La Deconstrucción y  el Trabajador/a Social
Como Trabajadores/as Sociales, en la mayoría de los casos,  nos encontramos con el problema instalado y en una trayectoria en movimiento, que generalmente  es presentado  por los involucrados o afectados, en conversaciones  que se van  tejiendo progresivamente,  desde relaciones de confianza y credibilidad creciente. Conversación que se facilita cuando nos acoplamos colaborativamente a los dispositivos que vienen siendo, prácticas culturales que existen y que ya están en movimiento. Así comienza -para nosotros, el proceso de investigación con la deconstrucción (en el marco de nuestra inserción, nuestro proceso de conocer haciendo - conocimiento en acción) para visualizar y describir ¿cómo el problema ha llegado a configurarse? ¿cómo lo significan sus protagonistas? ¿cómo vienen accionando desde estrategias genuinas?¿cómo visualizan sus recursos, si es que los visualizan?
La deconstrucción es para nosotros, una exploración y comprensión a la vez,  a fin de crear nuevos significados  y una nueva narrativa, conversando con los implicados en el problema, no influida (en lo posible) por lo preconcebido por el/la Trabajador/a Social (suposiciones y presupuestos) Además de su saber, miramos la interpretación que hacen, a medida que se despliega la narrativa.
La deconstrucción se funda y habita en un proceso dialogal. Como señaló Gergen, “las exposiciones narrativas no son réplicas de la realidad, sino dispositivos a partir de los cuáles se construye la realidad. En una situación de encuentro, a través del lenguaje, se despliega la narración en la que se cuentan los hechos como proceso en desarrollo.
No se tratan de relatos verdaderos ni falsos  sino de una deconstrucción de los acontecimientos.  Se trata de  relatos insertos en múltiples formas de relación, relatos siempre contextualizados. El relato  resulta en todo caso “verdadero” para los protagonistas, porque ellos ven el mundo de ese modo, desde un punto de vista. El/la Trabajador/a  Social debe prestar atención al discurso, al juego interaccional, al contexto sociocultural,  al cómo resuenan los acontecimientos, al dónde se quiere llegar, a las soluciones ensayadas, a los dispositivos de cooperación genuinos en movimiento y al potencial existente para superar la situación problema. Nosotros agregamos especialmente, que debemos prestar atención a los dispositivos cooperativos en movimiento, preexistentes a la llegada de los equipos (Bertucelli, 2006)
Por ello, en la deconstrucción utilizamos los procedimientos de distinguir  describir, comprender, significar, explicar. No hablamos aquí de la elaboración de diagnósticos, concepto que por otra parte decidimos erradicarlo de nuestro ejercicio profesional por su vinculación con la medicina y con la enfermedad. Además porque cuando el profesional “diagnostica” (y esto lo tomamos de nuestras experiencias en salud, gabinetes pedagógicos, seguridad, Ongs. entre otras) generalmente, no considera el contexto en el cual se construyó el problema, poniendo la mirada en la carencia, lo anómalo, en la patología, en la enfermedad, en lo que el pueblo, la familia o el grupo no tiene y le falta.
Utiliza diagnósticos de patología para conectarse con el pueblo desde la carencia del otro, parecería que necesita vulnerabilizarlos para erigirse como el salvador o portador de la solución. Alimenta su omnipotencia “él tiene el problema y yo la solución” (Bertucelli, 2006)
La deconstrucción es un proceso de destruir, desestructurar, des-sedimentar, desarmar lo construido, a través de la conversación. El observador establece distinciones al observar. Distinguir es una operación necesaria para precisar el problema fundamental, ¿quiénes son los sujetos  involucrados?, ¿cómo cada uno crea realidades diferentes?, ¿cómo cada uno plasma su y la experiencia de los demás? ¿cómo encadenan sus narraciones, para así poder organizar los hechos, poder describirlos y comprenderlos?.
Como señalaron Goolishian y Anderson (1994, p.296) “significar determinados hechos implica narrar una historia” la que guiada desde “el no saber” del/la Trabajador/a Social y mediante preguntas orientadoras, permitan compartir  subjetividades, arribar a una transformación de la historia y del presente, ya que el cambio implica una nueva historia, más aceptable que la anterior. Comprender, se trata de ubicar o situar el problema o un acto, en un contexto de acontecimientos precedentes y consecuentes.
No resulta fácil narrar algunas historias  pues muchas son dolorosas cuando no verdaderamente siniestras. No concebimos personas, grupos o comunidades resistentes al cambio por naturaleza. Son condiciones estructurales las que afectan y en muchos casos -como en el de pueblos originarios- tienen siglos de antigüedad, lo que construye la apatía, el silencio, la indiferencia, el conformismo, actitudes que aparecen como resistencia, tendientes a fijar o estabilizar una distancia entre lo viejo vivido como lo “de siempre” y lo nuevo vivido como inseguro. Intentar abruptamente suprimir lo viejo-lo antiguo-lo histórico-cultural, lo que se viene haciendo, lleva al fracaso cualquier práctica.
Hay que tener en cuenta que, ante cualquier hecho, la acción de los sujetos, generalmente emocional, dependerá de la definición, significación que hacen de la situación y como emergente de un contexto relacional. Su lógica narrativa en muchos casos no se corresponde con la lógica del profesional. Ellos narran acontecimientos haciendo interpretaciones de su conducta, con sus ideas sobre lo que les está pasando, lo que están haciendo,  por qué y para qué lo hacen. Todo lo relatado tiene que ver con su red intersubjetiva, con su matriz socio-cultural en que las personas se encuentran y actúan: valores y formas  de ver el mundo, roles, normas sociales experiencias de vida, todo lo que tiene que ver con su cultura, con su complejo de símbolos que fijan la visión del mundo articulado en el seno del lenguaje que tiene un grupo social  (Mc Carthy, 1992, p.178)
En cuanto a la entrevista y el grupo de discusión focal, se convierten en instrumentos fundamentales. Nosotros consideramos que la conversación grupal espontánea, recurso cotidiano, mediada por relaciones de confianza, de credibilidad profesional, contribuyen también al acceso a la información y a la comprensión del problema y los significados otorgados por sus protagonistas.
Kisnerman y García (1982, pp.96-97) habían afirmado que la entrevista es como una conversación en la que la pregunta del/la Trabajadora Social moviliza una respuesta explicativa y esta se convierte en una nueva pregunta que genera recursivamente, un movimiento espiralado que va desde la apariencia a lo que el problema es.
¿Qué otra cosa son nuestras entrevistas y nuestras reuniones grupales, sino conversaciones  sobre la cotidianidad en la que los hechos ocurren? La conversación grupal espontánea o decidida por sus participantes en el contexto de trabajos de interés comunitarios compartidos (grupo focal)  es una buena alternativa  para acceder al conocimiento en tanto inserta a los participantes en el proceso en el que se analizan un repertorio de cuestiones. En este grupo de discusión, el discurso es motivado o emerge desde las necesidades sentidas. Como dice Jesús Ibáñez (1979, p.266) hay una “pro –vocación explícita del investigador que pro –pone el tema y el encuadre. Instituido el tema y abordado por el grupo”, éste produce la historia también cuando por iniciativa propone temas a tratar en reuniones junto al equipo. Es un proceso de construcción que, como intercambio  conversacional, va desde abajo hacia arriba, desde adentro hacia afuera. El/la Trabajador/a Social acompaña el análisis y la interpretación, dirigidos a la situación de producción del discurso a medida que éste se va produciendo, sin un diseño cerrado, sino abierto al azar,  “porque siempre hay un sujeto en proceso que refleja ese azar y lo transforma en sentido”
Este grupo en situación de conversación,  al remover la afirmación de verdad de la discusión, remueve las bases ideológicas y motivacionales que como obstáculos le impiden el acceso a una situación superadora.
El/la Trabajador/a Social debe hacer que la práctica cotidiana sea un acto de aprendizaje a partir de la constante reflexión en la conversación. El material de trabajo, dice Kenney (1987, p.214) “son las historias que vive la gente, así como la historia que crean acerca de esas historias” El/la Trabajador/a Social   realimenta la conversación desde adentro. En su análisis de la conversación, tratará de dilucidar qué se esconde detrás y así el/la Trabajador/a Social también construye su propia historia como respuesta poniendo en juego sus propias significaciones.

4.       Estrategias y Procedimientos.
Las  estrategias y procedimientos utilizados son diversos. Señalamos aquí las más estrategias de conocimiento más frecuentes: observación participante  es decir conocer mientras se participa de los dispositivos en movimiento, se participa de la vida cotidiana y de prácticas culturales, entrevistas con guiones y conversaciones espontáneas, historias de vida, análisis del contenido, grupos de discusión focal, sociometría y dinámica de grupos, audiovisuales, fotografías, colagges, artes, música.
En lo que respecta a  procedimientos, sobre todo los de análisis y síntesis, en tanto permiten separar transitoriamente los elementos que componen el objeto y describirlos y luego reintegrarlos a su totalidad para comprenderlos y explicarlos; de inferencia inductiva: a partir de varios casos particulares, sacar conclusiones, de evaluación para ponderar resultados y los medios utilizados de registro y de sistematización de la práctica para producir elaboraciones conceptuales.
El construccionismo no ha inventado técnicas, pero  a diferencia del empleo que hace la ciencia tradicional, el científico construccionista está incluido, sumergido en la situación observada, por lo tanto también debe observar cómo  observa lo observado; no las usa para garantizar la validez de la teoría, sino para construir la vida social, desde adentro.
Nosotros, hace tiempo que aprovechamos los momentos conversacionales espontáneos que se van construyendo durante el momento de inserción,  “conocer haciendo”. También en el trabajo con la vecindad utilizamos intervenciones como el chiste, juegos, pues permiten crear un clima favorable al  trabajo, al  encuentro  entre  las  personas  y  mostrar  tanto actitudes como representaciones que se tienen sobre algún aspecto de la realidad: la gente mediados por la relación de confianza, por la tarea compartida,  por la  credibilidad que van construyendo con los equipos se va mostrando como es (Mamaní, 2009). Un colagge oportuno de recortes de revistas y periódicos, con preguntas de ¿cómo se vive aquí en este barrio? O ¿cuánto cuesta comer y qué se come por día en este barrio? puede decirnos más que una detenida investigación tradicional. El colagge abre  las posibilidades  para trabajar distintos temas que surgen a partir de su análisis. Y esa discusión- conversación -intercambio hace que el grupo sea focal y nos permita categorizar determinadas variables y planificar consecuentemente con los participantes. Ellos pasan de ser  objetos investigados a sujetos investigadores. El diálogo con los  saberes y prácticas culturales,  la filosofía, el arte, especialmente la narrativa literaria, el dibujo, la pintura y la poesía, la religiosidad popular, siempre nos ha dado óptimos resultados para trabajar desde los espacios institucionales y comunitarios.
En el proceso de deconstrucción el/la Trabajadora Social debe estar atento/a a la interacción discursiva cuya unidad de análisis son los enunciados (Bajtin, 1985) que son acontecimientos  de palabra que establecen una relación de refracción  respecto de la situación interaccional donde se produce y del contexto social en el cuál emerge. De este modo el/la  Trabajadora Social debe prestar mucha atención a las descripciones, a las comparaciones, el uso de metáforas,  a los relatos de vida, las vivencias, relaciones construidas, normas establecidas y su historicidad,  procesos sociales, políticos e históricos de la vida social. Siempre pensando que en el análisis por ejemplo,  podemos utilizar la modalidad hermenéutica  que consiste en descubrir los significados que transmiten las personas que relatan sus vida, sus experiencias, su visión  del mundo (cosmovisión o cosmosentimiento)


4.1.  ¿Negamos el uso de técnicas cuantitativas?  SI Y NO.
Si, las negamos cuando se intenta utilizar como procedimientos autoritarios al servicio del control social, lesivos a la dignidad humana, fundados en el poder de los investigadores “científicos” de exigir respuestas a sus encuestas. Ya Foucault (1982, p.227)  había señalado el “terrible poder de la encuesta como poder de captura y de discriminación desde los tiempos de la inquisición, pasando por los procedimientos fiscales y judiciales, en el contexto de la moral, etc
Las aceptamos en la medida que sean complementarias y solo en casos puntuales. Como muchas veces ha señalado Kisnerman en anteriores publicaciones, la encuesta proporciona información sobre una realidad de hoy, realidad que mañana  ya es otra. Y lo estadístico arroja poca luz sobre la comprensión del comportamiento social. Sin embargo podemos aceptar lo cuántico, siempre que pueda aportar a la cultura, a la lucha contra la pobreza.
En este sentido el filósofo Ricardo Forster (2006) nos contaba durante nuestro cursado de la Maestría en Trabajo Social (UNER) que en un pueblo de tres habitantes había tres vacas. Un censo afirmaba contundentemente que en dicho pueblo existía una vaca per cápita, por lo tanto la situación estaba bien pues había una vaca para cada poblador. Lo que el censo (fiel representante de la estadística) no daba cuentas es que en ese pueblo, uno de los habitantes tenía mucho poder y se comía las tres vacas. Aquí vemos la poca luz, que acerca lo estadístico en la comprensión del comportamiento social.

4.2.  ¿Qué se  busca conocer?
Todo lo que sea posible y seamos capaces de conocer, ya que todo aquello es y puede ser significativo tanto para el conocimiento de sus miembros y del grupo totalidad, como de sus necesidades y de las constantes que se dan en él y definen sus atributos (cómo llegan, cómo se ubican en el espacio, el emergente de apertura, cómo se comunican, los emergentes la adjudicación y asunción de roles., la toma de decisiones, la estructura que adoptan, como se presenta la dinámica grupal, etc.) Este tema será tratado en profundidad en otra ficha sobre deconstrucción hacia el interior de grupos.

4.3. ¿Cómo se  conoce?
Desde y en la cultura de la vida cotidiana. Desde y dentro de las relaciones grupales. Desde la teoría-práctica y preferentemente con técnicas cualitativas, lo que nos permite aproximaciones sucesivas, acercarnos a las situaciones y problemas grupales. Dudando, re-pensando, oponiéndose al pensamiento lineal en el que una cosa sucede a la otra, para dialécticamente identificar las contradicciones y sus movimientos, ya que ellas operan como fuente de desarrollo de todo el proceso. El análisis permite captar los nexos entre los hechos, elementos, relaciones y condiciones en grupos, familias y comunidades y los nexos entre estas unidades y el contexto sociocultural. Se indaga desde los hechos mismos, comprometidos en ellos, siendo la fuente de datos o punto de partida: la teoría, la experiencia anterior, la experiencia presente  y los propios sujetos con el que trabajamos.

4.4. ¿Para qué se conoce?
Para interpretar, comprender y transformar realidades. Interpretar y comprender a sus involucrados, a nuestros equipos y a nosotros mismos, desde un conocer no aséptico ni neutral, no es un fin en sí mismo, sino un medio. No se conoce por el solo hecho de conocer, se conoce para la vida social. Investigar es acción profesional transformadora, a partir de la formulación de  objetivos compartidos. La elección de alternativas de acción y la ejecución planificada de  un  trabajo  de campo compartido con el pueblo, cuyas conclusiones van a insertar los conocimientos en la teoría y determinar qué procesos sociales requieren ser investigados-transformados, con lo cual se produce la realimentación del proceso metodológico y el avance del conocimiento científico.
Planteamos la acción profesional como una interacción transformadora desde los primeros contactos ¿para qué?:
·         para acceder al conocimiento sensible de los motivos y razones de determinados comportamientos.
·         para señalar e interpretar esclareciendo lo que sucede en el grupo, institución o comunidad.
·         para de-sedimentar comportamientos estereotipados y vencer resistencias al cambio.
·         para facilitar la reapropiación proyectos y  procesos de transformación societal.
·         para protagonizar procesos de enseñanzas y aprendizajes compartidos.
·         para formular enunciados probabilísticos.
·         para planificar conjunta y estratégicamente las actividades que respondan a sus necesidades.
·         para lograr un nivel de conceptualización en el abordaje, análisis de un tema o problema, elaboración. de análisis de situación familiar, grupal, comunitarios, etc.
·         para asegurar protagonismos compartidos (políticos, equipos y pueblo)
·         para desarrollar respuestas equivalentes y creativas a problemas.
·         para visualizar procesos y resultados en términos de tarea y de comportamientos.
·         para construir nuevos conocimientos a partir de la sistematización de experiencias de trabajo.
·         para evaluar procesos y efectuar los ajustes necesarios que permitan el logro de los objetivos compartidos.
·         para construir junto a los miembros del grupo, modos de organización operativos y eficaces en la ejecución de sus proyectos.
·         para generar y fortalecer valores (desde una ética situada) que eleven nuestra calidad de vida y afirmen nuestra vocación por la democracia.




BIBLIOGRAFIA

KISNERMAN, Natalio  (2005) “Pensar el Trabajo Social. Una introducción desde construccionismo”, Bs As, Lumen Humanitas
GERGEN, Kenneth (1996) “Realidades y relaciones. Aproximaciones a la construcción social”, Barcelona, Paidós.
WITTGENSTEIN, Ludwid (1988) “Investigaciones filosóficas”, Barcelona, Crítica.
BERTUCELLI, Sebastián (2006) “Seminario de Redes Comunitarias”, Jujuy
GOOLISHIAN, Harold  y ANDERSON, Harlene (1994) “Narrativa y Self. Algunos dilemmas posmodernos de la psicoterapia” en Schnitman, Dora (1994) “Nuevos paradigmas, cultura y subjetividad”, Buenos Aires, Paidós.
MC CARTHY, Thomas (1992) “La teoría Crítica de Jurgen Habermas”, Madrid, Tecno.
KEENEY, Bradford (1987) “La Estética del Cambio”, Buenos Aires, Paidós.
IBAÑEZ, Jesús (1979) “Más allá de la sociología. El grupo de discusión: crítica y técnica, Madrid, Siglo XXI.
MAMANI, Víctor Hugo (2009) “En red-ando salud y calidad de vida”, Buenos Aires, Lumen Humanitas.
FOUCAULT,  Michel (1982) “Vigilar y Castigar”, Mexico, Siglo XXI
FORSTER, Ricardo (2006) “Seminario de Epistemología de las Ciencias Sociales”, Maestría en Trabajo Social, Universidad Nacional de Entre Ríos, Paraná.




[1] El presente trabajo se basa fundamentalmente en el Capitulo 5: El Abordaje Metodológico, “Deconstruir, construir-reconstruir” de Natalio KISNERMAN (1998) Pensar el Trabajo Social. Una Introducción desde el Construccionismo, Buenos Aires, Lumen Humanitas. 

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VICTOR HUGO MAMANI Mg. en Trabajo Social (UNER) Lic. en Trabajo Social (UNSE) En Santiago del Estero-Argentina