CONVERSACION
Y DIALOGOS GENERATIVOS[1]
TEORÍA-PRÁCTICA-FUNDAMENTOS
Experiencia
Evaluativa de Estudiantes de Trabajo Social sobre “la
conversación”
Autores: Víctor Hugo Mamaní y Griselda Méndez
Centro de Estudios Jakasiña-Jujuy-Argentina
1.
INTRODUCCIÓN Y ACLARACIÓN PREVIA
Trabajar desde y con la conversación,
desde y con diálogos generativos no se trata de
una “ocurrencia de moda”, “de una infantil conducta reactiva” o “una
postura antojadiza”, que nos lleva intempestivamente a crear
acontecimientos o dispositivos de trabajo y “nombrar
por nombrarlos nomás”, sin un
sustento teórico, metodológico y epistemológico. Hacer eso sería nada
profesional, imprudente, inmaduro e
irresponsable de nuestra parte. Ninguna forma de nombrar fenómenos o
dispositivos, es ingenua, nada de lo que se nombra se encuentra por fuera de
quién y cómo lo nombra, ni de la situación contextual en que se nombra.
En el campo del Trabajo Social, Natalio
Kisnerman nos introdujo en el Construccionismo Social, ofreciendo pistas donde
buscar, construyendo nuevas posibilidades para la formación y el ejercicio
profesional. En este apartado
presentamos nuestro enfoque epistemológico, la metodología de diálogos
generativos, y la sistematización (teoría-práctica) de las
expresiones-posibilidades de los estudiantes protagonistas del 1er
Conversatorio Regional del NOA de Estudiantes de Trabajo Social, quienes
durante la Jornada del 9 de Junio, evaluaron su experiencia de “la conversación y los diálogos
generativos”.
Estos conversatorios (20 grupos) fueron
coordinados en su mayoría por estudiantes de las diferentes delegaciones
provinciales, estudiantes que fueron asumiendo tal responsabilidad, recibiendo
guías elementales para la función moderadora del “acto dialogal” propuesto, no sin dificultades por sus primeras
experiencias. Estos moderadores tomaron registros de las expresiones y
posibilidades emergentes, fueron analizadas y categorizadas según sus
recurrencia, resultando el presente apartado.
2.
EPISTEMOLOGÍA. CONSTRUCCIONISMO SOCIAL Y DIÁLOGOS GENERATIVOS. En base a los Desarrollos sobre “Diálogos
Generativos” de Dora Fried Schnitman
(2008)
Los nuevos paradigmas sustentan el
concepto de diálogos generativos
porque permiten trabajar con
posibilidades y realidades emergentes. Del mismo modo que la noción de paradigma nos recuerda el nombre de Kuhn
(1962), la noción de nuevos paradigmas nos remite a Ilya Prigogine (1994) y su
trabajo sobre autoorganización, caos y tiempo
irreversible; a Edgar Morin (1994) y el paradigma de la complejidad; a
Félix Guattari (1994) y el paradigma
estético; como así también a la importancia de la inclusión del observador propuesta por el constructivismo
de Heinz von Foerster (1994) y al
énfasis del Construccionismo Social en la construcción social de la realidad
y de las ciencias, de Kenneth Gergen
(2000) y W. Barnett Pearce (1994) entre otros.
Construccionismo
Social como movimiento
intelectual -como lo llamó su creador Kenneth Gergen, (en Ibañez, 2003, p. 157)
donde refiere que el construccionismo es
un conjunto de elementos teóricos en progresión, laxo, abierto y contornos
cambiantes e imprecisos, más que como una doctrina teórica fuertemente
coherente y bien estabilizada. Dicho con otras palabras, el acierto consistió
en privilegiar la dimensión instituyente
del socioconstruccionismo por encima de su dimensión instituida o su carácter
de “proceso” en desarrollo por encima de
su carácter de “producto” más o menos acabado. Simple diferencia de énfasis, si se quiere, pero diferencia
consonante con los propios supuestos epistemológicos que nutrían al
construccionismo social, y que inducía a pensar esta orientación mediante la
metáfora de un archipiélago más o menos disperso, en lugar de recurrir a la
metáfora de un macizo continente”
Construccionismo
Social como un conjunto
de conversaciones que se desarrollan en todas partes del mundo y participan
todas ellas, en un proceso que tiende a generar significados, comprensiones,
conocimientos y valores colectivos. Estas conversaciones vuelven a poner en
tela de juicio todas las hipótesis que damos por sentadas, todos los saberes
autoritarios y todo lo que hasta este momento dábamos por específico del “yo”. Paralelamente nos incitan a
considerarnos intrínsecamente interdependientes y a pensar que nuestro futuro
depende no solo de la manera en que gestionemos estas interdependencias, sino
también de nuestra capacidad para transformar colectivamente las construcciones
que hemos hecho de nuestra personalidad y del mundo. Y añade que estas
conversaciones no aspiran ni a establecer de manera precisa la naturaleza del construccionismo ni a petrificarlo o
sacralizarlo, de manera que alguien pudiera pretender que es su exclusivo dueño
o su cancerbero. Ello no les impide ser
en extremo liberadoras e ir acompañadas de un entusiasmo muy estimulante en
todo tipo de ámbitos: intelectual, político, cultural, global. (Gergen, 2005,
p.34) (Entrevista de Mony Elkaim a K.Gergen)
La perspectiva creativa del tiempo, el
caos como fuerza potencialmente innovadora, la complejidad como un mundo
abierto de posibilidades, la construcción activa de sujetos en contexto, de
significados y prácticas, el particular
recorte de sus realidades y la consideración del conocimiento como un proceso
generativo-constructivo, son recursos de los nuevos paradigmas que permiten un
desplazamiento desde perspectivas asociadas con un mundo ordenado y predecible
a perspectivas en las que la turbulencia, la oscilación, los eventos inusuales
o únicos y la innovación conforman oportunidades y posibilidades tanto para
la ciencia y las prácticas profesionales
como para la vida cotidiana; desde perspectivas en las que confiábamos en un
futuro garantizado por los sistemas políticos y/o científicos y/o los proyectos
sociales, nos deslizamos así hacia otras perspectivas en las que “el
futuro está por construir”.
En esta inteligibilidad los
acontecimientos del mundo que habitamos devienen procesos y eventos emergentes
que implican una apertura a lo nuevo, lo inesperado. La puesta en acto de estos
eventos o acontecimientos necesita comprenderse en su potencial creativo. La
creatividad es siempre real, siempre en progreso, una respuesta a las
circunstancias, a las situaciones particulares en tiempos particulares. Necesitamos un conocimiento generativo y
enraizado local y ecológicamente, una conjunción de conocimientos, saber cómo hacer y cómo ser, saber acerca de sí en contexto, saber
cómo posicionarse, saber qué resulta apropiado, saber expresarse incluyendo
al otro, etcétera. Se da un movimiento
hacia una perspectiva que sustente el ejercicio de la curiosidad orientada a
explorar lo más prometedor para la creación de conocimiento generativo y la
formación de personas que integren teoría y práctica, que actúen como
observadores participantes en mundos sociales conceptualmente pluralistas. Esta
creatividad no ocurre ex nihilo sino que tiene lugar en
contextos situados, específicos, en una dimensión temporal con una trayectoria
que presenta simultáneamente diversidad, oportunidades y limitaciones.
¿De
qué manera reformulamos modelos y
prácticas avanzándolos hacia procesos generativos? Los modelos que proponen pre-diseños de
focos de experiencia, necesitan la complementación de modelos que permitan que
los participantes reconstruyan sus centros de experiencia. Investigadores y
realidades, grupos y contextos, profesionales y consultantes, devienen autores
de cada proceso singular focalizado en las actividades de construcción social
de realidades específicas, locales y situadas; las micro prácticas y micro
diálogos cobran significativa importancia no sólo como antecedentes o
ilustraciones de temas más generales sino también como objetos adecuados de
indagación y puntos de partida en los procesos generativos.
Diálogos Generativos: creación
dialógica
Podemos denominar creación dialógica a la construcción gradual en el tiempo de algo
nuevo mediante el diálogo reflexivo y el
aprendizaje conversacional en grupos humanos. En el desarrollo del
proceso las personas o grupos llegan a ver, experimentar, describir, vincularse
y posicionarse de una manera diferente. Este enfoque centrado en los diálogos
generativos considera a la creación de significado, la experiencia y el
conocimiento como procesos constructivos en los que los acontecimientos
específicos, los actos y episodios tienen la capacidad potencial de transformar
las pautas de relación social desde su interior. Los episodios con posibilidad de expandir, transferir o crear
nuevos significados y prácticas devienen núcleos alternativos que puede
desarrollarse como contextos privilegiados de interpretación y práctica. En
esta perspectiva las herramientas y recursos generativos se focalizan en cómo
se generaron tales episodios. ¿Cómo
emerge y se consolida lo nuevo para convertirse en un contexto principal de
práctica o significado? ¿Qué
coordinaciones discursivas y
sociales producen estos desarrollos? ¿Qué contextos o condiciones facilitan la emergencia y el
sostén de las nuevas posibilidades de significado y acción?
En
desarrollos teóricos y de prácticas, desde 1994, comencé a trabajar esta
perspectiva y sus implicaciones para la práctica terapéutica (Fried Schnitman,
1994, 1995) ampliando luego el abanico hacia la gestión de conflictos y el
afrontamiento de crisis, la convivencia y las prácticas de equipo, liderazgo y
gerenciamiento colaborativos, participativos o asociativos (Fried Schnitman,
2000a-b; Fried Schnitman y Schnitman, 2000b-c-d) presentando herramientas y
recursos generativos. La construcción de
futuros como ingrediente del cambio conlleva la exploración de procedimientos
para acceder a dichos futuros actuando desde las circunstancias del presente.
Las posibilidades creadas en una conversación generativa devienen núcleos de
innovación que, una vez creados, pueden actualizarse si están basados en
acciones que privilegian alternativas existenciales y orientarse hacia la
construcción de realidades novedosas y diferentes. Según Félix Guattari (1994)
podemos referirnos así a una heterogénesis ontológica, a la creación de nuevas
ontologías, es decir a la posibilidad de co-construir y reconocer identidades, relaciones y realidades innovadoras y
emergentes.
Este proceso creativo está sostenido por
una dimensión estética que atraviesa el hacer humano, más allá del arte, como
territorio acotado y promueve posibilidades inéditas o el reciclado de lo
existente, visiones y versiones del mundo. Entendemos a la gestión de
conflictos, el trabajo hacia la convivencia en la diversidad y los abordajes
generativos, transformativos y asociativos como prácticas desarrolladas en el
marco de los nuevos paradigmas (Fried Schnitman, 2000b, 2002a; Fried Schnitman
y Schnitman, 2000b-c-d). Usualmente, las realidades y prácticas sociales en las
que predominan la confrontación y la disputa coexisten con otras realidades
sociales en las cuales las personas, instituciones, empresas, comunidades y
hasta naciones son capaces de construir espacios sociales de diálogo en los que
surgen posibilidades inéditas, sin renunciar a sus diferencias. Una diversidad
de nuevas prácticas sociales para una mejor gestión del conflicto –apenas
agrupadas bajo la denominación de resolución alternativa de disputas–
consideran el manejo de las diferencias
o la construcción de lo común como
opciones emergentes trascendiendo los diseños binarios ganar-perder. A la luz
del contexto cultural de los nuevos paradigmas estas prácticas pueden considerarse
como un conocimiento creciente de esta multiplicidad de perspectivas
involucradas, que dan lugar a nuevas posibilidades integrativas que trascienden
las diferencias, a recursos colaborativos, asociativos, participativos,
transformativos, apreciativos o
generativos que producen aperturas inéditas a través del diálogo con el/os
“otro/s”, con lo diverso. Los teóricos y profesionales de diferentes
disciplinas contribuyeron con estos desarrollos. El construccionismo social y
las prácticas sistémicas utilizan modelos no lineales para estas síntesis
inéditas y la emergencia de posibilidades. Con un énfasis en la
multidimensionalidad del diálogo, la creatividad y las oportunidades que
ofrecen las diferencias, estas prácticas exploran la emergencia de alternativas
a los conflictos y problemas, la creación de nuevas formas de relación que
privilegian soluciones satisfactorias, como así también las innovaciones y el
reconocimiento de los recursos, la apreciación de los valores comunes –aquello
que permite la apertura de nuevos espacios sociales– mientras promueven la
transformación tanto de las conversaciones como de quienes participan en el
proceso.
Principios Epistemológicos de los
Diálogos Generativos
En suma, basados en los nuevos
paradigmas, estos principios sostienen el concepto de diálogo generativo, sus
metodologías y herramientas. Los diálogos generativos se entienden y trabajan
como procesos emergentes (Fried Schnitman, 1994, 2000; Fried Schnitman y
Schnitman, 2000a). A continuación
incluimos una síntesis de los principios epistemológicos que sustentan este
posicionamiento:
Construcción
social del conocimiento, la inteligibilidad y el sentido. Todo recorte de la realidad
significativa depende de los actores sociales y de las conversaciones y coordinaciones
que ellos sostienen. Una característica de los diálogos generativos y sus
herramientas es trabajar con conceptos vinculados con la construcción social de
la realidad.
Orden,
desorden y procesos de auto-organización. Los diálogos generativos prestan particular atención a las
fluctuaciones y variaciones, y su potencialidad para generar nuevas
alternativas o para recuperar y reciclar lo existente. Proveen herramientas con
el propósito de desarrollar una mirada apreciativa de lo diverso (Fried Schnitman
y Schnitman, 2000d).
Complejidad.
La noción de complejidad nos permite trascender visiones unidimensionales y hegemónicas; nos orienta a trabajar con
la complejidad, es decir con la multiplicidad y diversidad de diálogos y
contextos como fuentes potenciales de innovación. Los diálogos generativos
proveen herramientas para trabajar con la complejidad y para apreciar las
diferentes y variadas formas de abordaje.
Estrategia
compleja.
Los diálogos
generativos trabajan con la noción de estrategia compleja, a diferencia de la
estrategia lineal que caracterizó la Modernidad. Entendemos a la estrategia
compleja como la capacidad de sostener
el rumbo en condiciones cambiantes. El rumbo está marcado por los propósitos
que animan a los actores sociales. Los diálogos generativos están orientados por la organización del proceso mismo para la
recuperación de recursos o soluciones, o
la producción de lo inédito.
Eco-auto-organización
y auto-eco-organización de los sistemas. Los diálogos generativos operan con la relación entre las personas que componen los diferentes
sistemas y sus múltiples contextos, en un vínculo recíprocamente indisoluble.
La unidad de análisis es de tipo subjetivo-relacional-contextual.
Subjetividad
y relaciones como procesos complejos. Los diálogos generativos trascienden la
visión esencialista y entitaria de las personas, relaciones, sistemas y
organizaciones. En este sentido trascienden los límites convencionales de
unidades tales como persona, familia, sistema, etcétera.
Dimensión
estética. Sostiene que la creatividad atraviesa
todas las esferas del accionar humano. Los diálogos generativos se apoyan en la capacidad generativa y
creativa para encontrar y/o recuperar acciones y síntesis de significados,
visiones y versiones inéditas en los diálogos entre personas. La búsqueda de la capacidad generativa y
creativa de las personas es una actitud permanente.
Pro-actividad
de las personas. La construcción social de la persona en
la Modernidad no necesariamente incluye un sujeto proactivo y participativo en
la construcción de sus realidades, y no necesariamente desarrolla las
capacidades y competencias necesarias. El modelo generativo desarrolla la
indagación generativa y la reflexividad sobre los distintos tipos de saberes
con los que las personas cuentan para incluirse reflexiva y proactivamente.
Multidimensionalidad
de los sistemas. Entiende a las personas, relaciones, sistemas u
organizaciones como multidimensionales. Los diálogos generativos proponen
herramientas para utilizar esta multidimensionalidad para favorecer procesos
creativos y de innovación.
Identidades y recursos emergentes.
Los diálogos generativos entienden la
identidad y los recursos de las personas como procesos emergentes siempre
capaces de trascender los límites de las relaciones, conversaciones, acciones y
formas de vida existentes hasta ese momento, y ofrecen herramientas para ello.
La
curiosidad, la reflexividad y la capacidad de innovación como posiciones
epistemológicas caracterizan a los diálogos generativos y sus recursos.
Éstos son algunos de los
principios que permiten trascender la noción de gestión del conflicto y avanzar
la temática hacia la construcción de lo común, la creatividad social que se
expresa en nuevas formas de relación,
nuevas versiones y visiones, y nuevas formas de vida de las personas. Proponen un nuevo marco teórico para el manejo de
conflictos y la construcción de posibilidades a partir de aquello que resulta
consensuado como valioso y significativo por los participantes.
Libertades que caracterizan a los
Enfoques Generativos
Los diálogos generativos trabajan sobre
micro procesos y flujos de conversaciones que promueven libertades en
diferentes áreas. Son recursos
conversacionales, destrezas generativas y capacidades de visualizar el futuro que pueden integrarse a diversos
enfoques y procesos. Algunas de estas libertades son compartidas por los
modelos apreciativos tal como fueron trabajados por especialistas en indagación
apreciativa (Cooperrider, 1990; Cooperrider et al., 2005; Whitney y
Trosten-Bloom, 2003).
– Participar proactivamente en la
generación de posibilidades y alternativas.
– Crear y construir un futuro a partir
del presente.
– Reconstruirse, recuperar y reconstruir
las relaciones de maneras innovadoras, produciendo posibilidades, identidades y
relaciones emergentes.
– Reconocer la diversidad en lo
aparentemente habitual y regular, reciclar o innovar; construir relaciones
asociativas o colaborativas.
– Colaborar, expresarse, recuperar
recursos implícitos, escuchar lo dicho y expandirlo, ser escuchado, construir
conjuntamente, compartir.
– Reconocer valores y recursos como
motores comunes.
Principios de los Diálogos Generativos
Enunciaremos brevemente algunos de los
principios compartidos por los modelos generativos –que se focalizan en la
innovación– y los apreciativos –que recuperan los recursos de las personas a
partir del reconocimiento de los valores existentes.
Principio
construccionista.
Como hemos planteado, la construcción de significados recorta el mundo, y éste
puede transformarse tanto como las circunstancias lo requieran. Se trata de una
relación indisoluble de la conversación con las condiciones locales en el
espacio y en el tiempo, y en las tradiciones culturales.
Principio
de simultaneidad. Presente y futuro se construyen simultáneamente.
Principio
estético y poético.
Es posible crear y también metafóricamente rescribir, reelaborar, reformular en
la manera que utilizamos para abordar el presente. En el principio estético se
acentúa la dimensión creativa, en el poético la transformativa.
Principio
anticipatorio. La forma en que se aborda
el presente –es decir, la forma en que se pregunta o se participa– tiene
el potencial de construir un futuro.
Principio
positivo. Ambos abordajes trabajan con los
recursos y la participación de los actores sociales porque entienden que ellos pueden recrear proactivamente las
condiciones de sus vidas, organizaciones, comunidades, etcétera.
Diálogos Generativos: desde los problemas
a la creatividad
Los diálogos generativos se constituyen
mediante dispositivos teóricos y prácticos para facilitar la emergencia de
posibilidades en el diálogo (Fried
Schnitman, 2002b; Fried Schnitman y Schnitman, 2000b-c). El diálogo generativo
expande las habilidades de los participantes para reconocer tanto aquello que
han hecho bien como sus recursos. Este proceso involucra un posicionamiento
ético basado en la coparticipación colaborativa de quienes están involucrados y
tiene la potencialidad de movernos más allá de los límites de lo que pensamos,
decimos o hacemos mediante la expansión de las formas de vida que hemos
conformado.
Los profesionales facilitamos el diálogo
generativo a través de la utilización de la conversación y el lenguaje como
medios de conexión, innovación y
coordinación de acciones. Este proceso es transformativo porque los participantes
pueden reflexionar acerca de sí mismos, del proceso y sus resultados, y esto
hace una diferencia en sus acciones futuras. Restablece una escena de personas
con una relación como sujetos que pueden ejercitar su capacidad de aprender e
innovar a efectos de manejar los diferentes problemas que la vida les presenta. Y habilita al profesional para
reconocer y colaborar en la selección de alternativas.
Posición del Profesional
En el diálogo generativo el lugar del
profesional es el de facilitador de un proceso que provee de nuevas
posibilidades para la acción y la interacción. Para comenzar este proceso me
pregunto cómo puedo invitar y facilitar que los participantes:
–
dialoguen con su propia experiencia,
–
elaboren, investiguen y expandan las nuevas posibilidades,
–
reflexionen acerca de las agendas
existentes (personales y comunes) y las posibles delineadas por las
posibilidades emergentes,
–
hablen con el otro, en tanto cada uno habla por sí mismo, acerca de las
posibilidades emergentes,
–
busquen intereses compartidos en las posibilidades emergentes,
–
expresen sus incertidumbres, áreas grises, dilemas y dudas relacionados con
esas posibilidades,
–
investiguen perspectivas que transformen la manera de expresarse de cada persona, su visión acerca
del conflicto y el marco compartido en el que consideran y formulan las
diferencias y convergencias,
–
elaboren coordinaciones posibles sin desestimar las diferencias,
–
puedan encontrar un curso productivo para la conversación.
La autora de formula estos interrogantes
en el curso de la consulta para focalizar su atención en la calidad del
proceso.
Investigación en acción
En los diálogo generativos, los
profesionales y consultantes desempeñan roles diferentes a los que tienen en
una consulta tradicional. Quienes participan –profesionales y consultantes– lo
hacen como miembros de un equipo colaborativo (Fried Schnitman, 1999; Fried
Schnitman y Schnitman, 2000b-c) que aprende desde sus propios procesos e
interacciones. Ese equipo puede incluir otras personas significativas en la
vida del/os consultante/s como así también otros profesionales, deviniendo en
una comunidad capaz de explorar las convergencias y divergencias, de utilizar
la diversidad y el conflicto para desarrollar recursos y crear posibilidades.
En esencia, el equipo se comporta como un "espacio
de trabajo” que explora soluciones a los problemas presentes. Los miembros
del equipo realizan investigación en acción a efectos de comprender mejor el
espectro de alternativas disponibles y los nuevos recursos que cada uno de
ellos aporta. En este proceso, los participantes revisan sus experiencias
previas y seleccionan qué les ha resultado útil y qué puede ser “reciclado” o transformado. Éste es un
proceso reflexivo en el que todos los participantes consideran ¿qué está sucediendo?, ¿cuáles son las
oportunidades disponibles?, ¿qué procedimiento es adecuado y qué desea cada uno
para sí y para los otros involucrados? Tanto en la consulta como entre consultas, los
participantes pueden experimentar con las ideas que emergen desde el diálogo,
ejercitando las nuevas posibilidades y herramientas. Los participantes en este tipo de proceso
habilitan a cada uno de los otros participantes, como capaces de generar
opciones, aprender nuevas habilidades, seleccionar sus objetivos y avanzar
hacia ellos. Así, las personas pueden reconocer, evaluar y modificar las
posibilidades de diferentes maneras: pueden revisar sus respuestas y la
selección de alternativas consideradas,
reconocer las innovaciones,
evaluar su adecuación a los contextos, reconocer las oportunidades que
cada una ofrece, revisar sus opciones conjuntamente y los criterios para
seleccionar unas por sobre otras, como
también examinar el proceso con que las construyeron y los requerimientos de su
implementación. A través de este proceso reflexivo los participantes
identifican los propósitos y valores que organizan sus percepciones, acciones y
mediante este aprendizaje, pueden transformarse a sí mismos y sus
circunstancias.
Preguntas Generativas
Las preguntas generativas –una de las
herramientas generativas– abren espacios e identifican las nuevas posibilidades
de acción y el proceso por el cual los participantes reconocen su propia
capacidad y la de los otros para construir alternativas. Tienen numerosos
objetivos, incluyendo la facilitación y reconocimiento de nuevas posibilidades,
la expansión de las habilidades de los participantes para reconocer lo
novedoso, la invitación a los participantes
a identificar los ciclos generativos y reflexionar sobre ellos y sobre
la participación de cada uno en la construcción de alternativas. Por ejemplo,
cuando un consultante describe un evento o una conducta nueva o inusual, el
profesional formula preguntas del tipo de las siguientes:
¿Qué
nuevas posibilidades tuvieron lugar?
¿Cómo
contribuyen esas posibilidades a la comprensión y el desarrollo de la situación
presente?
¿Qué
posibilidades para nuevas acciones ofrece lo que ha ocurrido?
Si
estas posibilidades se incorporaran a su vida cotidiana/comunitaria/laboral,
¿qué cambios podrían producir?
¿Cómo
impactan –o podrían impactar– las nuevas posibilidades en el problema
actual?
¿Qué
podrían significar a futuro? ¿ cómo imagina el futuro?
Desde
esa perspectiva, ¿cómo podrían expandirse los intereses personales y
compartidos?
En el curso de este proceso, ¿qué despierta su curiosidad y lo invita a
profundizar la exploración?
¿Cuáles
son sus interrogantes, dudas e incertidumbres?
Además de expandir las posibilidades, las
preguntas generativas consideran el entramado relacional donde se construyen y
disuelven los problemas. Estas preguntas pueden incluir:
¿Qué
escuchó decir al otro? ¿Cómo imagina que se siente el otro?
¿Él/la
propuso algo novedoso para usted? ¿De la situación surgió una posibilidad
novedosa?
¿Qué
encuentra de diferente en la posición
del otro en relación con las posiciones previas?
¿De
qué manera se sintió escuchado?
¿En
qué situaciones nuevas puede verse involucrado?
¿Cómo
podrían beneficiar a todos los participantes las nuevas posibilidades y la
comprensión mutua? ¿Qué otras personas se beneficiarían y cómo?
¿De
qué nuevas formas podrían conversar entre ustedes y con otros?
¿Cómo
podría cada participante específicamente involucrarse en la construcción de
posibilidades? ¿De qué otra manera podría él/la hacerlo?
¿Qué
podría facilitar un cambio favorable en la relación entre ustedes? ¿Cómo
podrían implementarse esos cambios?
Las preguntas generativas también pueden
utilizarse para identificar el conocimiento implícito de los participantes. A
través del reconocimiento de qué saben y qué no saben acerca de sus problemas,
diferencias y/o soluciones posibles, los participantes crean plataformas para
el cambio. Por ejemplo, el saber cómo es
generalmente un tipo de conocimiento implícito en una acción; nosotros “sabemos hacer” sin pensar acerca del
conocimiento involucrado. Este conocimiento implícito puede hacerse explícito
mediante preguntas generativas que incorporen descripciones y reflexiones sobre
una acción dada, entendiendo a los diálogos como acciones. Son ejemplos de
preguntas generativas sobre ese conocimiento:
¿Qué
identifica o reconoce como sin precedente en esta situación?
¿De
qué nuevas habilidades dispone? ¿Cómo se originaron?
¿Cómo
reconoció los nuevos desarrollos, posibilidades y perspectivas? ¿Qué
oportunidades abrieron? ¿Cómo podrían ser implementados? ¿De qué manera podrían
usted y los demás contribuir a su implementación y mantenimiento?
¿Qué
nueva dirección/acción propone? ¿Cómo la describiría? Si fuera implementada,
¿qué posibilidades para la acción podría abrir? ¿Cómo se conecta con la/s
otra/s acción/es propuesta/s?
¿Cuán
bien/Con qué claridad considera que pudo transmitir aquello que sería
importante para usted? ¿Cuán bien/Con qué fidelidad considera que escuchó
aquello que expresó/aron el/os otro/s? ¿Cuán bien puede escuchar lo importante
para otro/s?
¿Cómo
podría escucharlo o considerarlo si contemplara aspectos que no ha podido considerar
hasta ahora?
¿Se
sorprendió por alguna de sus acciones en una situación?
¿Le
interesaría cambiar el futuro? ¿Qué le gustaría que sucediera? ¿Qué tendría que
hacer cada uno de ustedes para que eso fuera posible?
El diálogo generativo como
ética-en-acción
La propuesta de la perspectiva generativa
también se relaciona con la ética. Silvia Rivera, una filósofa argentina que
investiga la relación entre el lenguaje y la ética en la obra de Wittgenstein,
provee de bases para este trabajo. Rivera (2001) sugiere que aunque el
Tractatus (Wittgenstein, 1979 citado por Rivera) está más conectado con el
análisis del lenguaje, puede ser considerado como un libro sobre ética. Según
Rivera, en el Tractatus, Wittgenstein
sostiene que no podemos hablar acerca de
la ética, sólo podemos ejercitarla examinando los supuestos inherentes en los
límites del lenguaje que usamos. Wittgenstein retoma más tarde el tópico de la
ética en Investigaciones filosóficas
(Wittgenstein, 1988 citado por Rivera) donde propone que participamos en
múltiples juegos de lenguaje entrelazados: diferentes, complejos y conectados a
través de tramas de palabras y acciones. Estos juegos tienen una fuerza
constitutiva que plasma la forma de la vida de relación en la que
participamos. La ética deviene entonces
un ejercicio constante de reflexión acerca de cómo construimos sentido, cómo
nos relacionamos y cómo exploramos nuevos espacios relacionales para recrear
significados. Emergen nuevas formas de
coordinación de acciones e inteligibilidades a través de la resignificación de
nuestras formas de vida. Las resignificaciones son la tarea de sujetos en
relación, evolucionando juntos. El lenguaje, las acciones y las relaciones
están entretejidos y corporizados en juegos relacionales que son constitutivos
de nuestras vidas; estos juegos tanto nos limitan como nos abren posibilidades.
“Llamaré
también ‘juego de lenguaje’ al todo formado por el lenguaje y las acciones con
las que está entretejido” (Wittgenstein, 1988, p. 25).11
Rivera propone, entonces, que la ética es un ejercicio constante de
indagación que provee de los límites de nuestra descripción del mundo y las
acciones que resultan posibles. Precisamente esta ética-en-acción nos permite
trabajar en los límites del lenguaje que usamos, las acciones que resultan
posibles y la manera en que vivimos nuestras vidas. Mediante la exploración de
los límites de nuestros juegos de lenguaje también podemos reconocer nuestras
responsabilidades relacionales, su producción, sostenimiento y revisión. Si
establecemos una posición generativa, podemos diseñar nuevos juegos, trascender
sus límites y explorar nuevas posibilidades, transformarnos, constituirnos como
sujeto emergentes. Participamos en diversos juegos, a veces simultáneamente.
Esta diversidad conforma un reservorio
de recursos para innovar, recrear, revisar y expandir. Hacemos elecciones
cuando nos involucramos en conversaciones, cuando respondemos, cuando estamos disponibles o no para recibir y
responder las expresiones de otros, y cuando contamos nuestras historias.
Dado que la tarea profesional es,
esencialmente, un juego de lenguaje, es en estas acciones donde participamos
generativamente. El profesional necesita estar atento a qué propone en la
conversación, qué juego abre y cómo son recibidas sus propuestas.
Procedimientos Generativos
Los procesos generativos abren senderos
posibles entre imposibilidades que conectan lo existente de manera inesperada o
descubren lo inesperado en lo existente. Como hemos planteado (Fried Schnitman
y Schnitman, 2000d), el significado del concepto generativo de mediar o
negociar implica una creación donde nuevas formas se ordenan, coexisten y
transforman en sintaxis inesperadas (Deleuze, 1995). Si bien el concepto de
mediación alude a una metodología específica, en la perspectiva generativa lo
expandimos hacia un dispositivo dialógico que sustenta diferentes
procedimientos y metodologías.
La creatividad, una característica de los
contextos generativos, permite a las personas posicionarse activamente frente
al conflicto y reflexionar acerca de cómo desean o visualizan que una
posibilidad que aún no es comience a ser. Las personas interrogan y se
interrogan, crean y nutren la posibilidad con sus aspiraciones, logros,
imaginación y experimentación; hay una comunidad que indaga las diferencias
como una oportunidad, considera opciones, participa, delibera y decide
responsablemente. En esta sección presentamos un conjunto de procedimientos
generativos para la gestión de conflictos y la generación de recursos en
diferentes contextos. Estos procedimientos se distinguen por sus abordajes,
participantes, propósitos y los procesos que ponen en acción. La distinción que
proponemos a continuación caracteriza cuatro tipos de procedimientos que no son
excluyentes de otros diseños posibles.
Habilidades y Destrezas Comunicativas
Generativas
En los distintos procedimientos
generativos el énfasis se ubica en las
habilidades del profesional como facilitador de la conversación entre los
participantes, como capacitador en el uso de las mismas, como un sintetizador
de recursos en la organización de ecologías sociales, o como un experto en
habilidades comunicacionales y procesos grupales a partir de los cuales se puedan producir
innovaciones. En todos estos procedimientos se pueden producir conversaciones
novedosas, nuevos procesos de participación y síntesis inéditas. Cuando se trabaja con procedimientos
generativos las innovaciones no sólo se descubren sino que pueden construirse
activamente, reconociendo las posibilidades existentes en nuevas combinaciones
y maneras alternativas de ver la realidad. Se transforman también las ideas
centrales sobre la gestión de conflictos y el cambio en sistemas humanos,
girando el foco:
1.
desde la resolución de problemas hacia
el reconocimiento de aquello que funciona bien
2.
desde el conflicto hacia aspectos positivos, los recursos y expectativas como
fuente de nuevas oportunidades de cambio;
3.
desde la situación problemática en el presente hacia la capacidad de construir
el presente a partir del futuro proyectado/deseado.
Estos procedimientos integran el valor
pragmático con la capacidad generativa y transformadora, restauran a las
personas como activos co-constructores
de sus realidades. Proveen perspectivas renovadas para la participación de los
actores sociales, para incrementar su capacidad de iniciar acciones novedosas,
para actuar como protagonistas al afrontar y resolver conflictos y dilemas en
sus vidas, como así también para formular nuevas y mejores narraciones acerca
de los sistemas que conforman, y de su propio lugar en ellos. Expanden también
el lugar y la perspectiva del
profesional, invitándolo a interesantes reflexiones sobre la práctica. En este
proceso, el campo conversacional mismo deviene generativo, permitiendo esbozar
un repertorio de intervenciones para trabajar con procesos emergentes,
transformando problemas en posibilidades y expandiendo los recursos.
La capacidad generativa del diálogo
ofrece posibilidades no anticipadas,
transforma potencialidades en nuevas realidades existenciales y acerca la
experiencia de gestión de conflictos al carácter abierto y siempre incompleto
del aprendizaje y la creatividad social. ¿Qué
monitorea el profesional?
Precisamente el proceso de transformación
de las conversaciones, la recuperación y generación de recursos, una
consideración más rica y efectiva de las posibilidades, el desarrollo de
vínculos sociales de afrontamiento, la puesta en acto de soluciones y caminos
viables, y su implementación y evaluación. Estará atento a los episodios de
cambio y a los de estancamiento, guiado por la construcción de un futuro acorde
a los propósitos de los participantes y los problemas a considerar.
3.
PRÁCTICA-TEORIA. Conversación- Enfoque
Generativo con Estudiantes de Trabajo Social del 1er Conversatorio Regional
(NOA-2012)
En este ítem presentamos las creaciones
dialogales de los protagonistas en los distintos “conversatorios” grupales, en sintonía con el enfoque generativo,
donde los lectores podrán visualizar la co-relación dinámica práctica-teoría.
Para ello registramos las expresiones de los estudiantes de Trabajo Social,
identificamos las recurrencias y construimos las categorías que presentamos a
modo de construcciones.
3.1.
Conversación: comunicación e intercambio.
“Intercambios
de ideas, sentimientos y experiencias”
“Se
comunica no solo con la palabra sino también con los gestos”
“Es un
lugar, un espacio sin tanta estructura, donde se puede intercambiar diferentes
realidades, ideas, emociones y pensamientos que nos ayuden y sirven para
conocernos y poder identificarnos”
“Intercambiar
ideas de la realidad”
“Permite
una retroalimentación”
“Comunicarnos
para compartir ideas”
Los protagonistas visualizaron, vivieron
y significaron “la conversación” como
un espacio y tiempo de intercambio y comunicación de ideas, palabras, gestos
sentimientos y emociones, experiencias. Un tiempo para comunicarse,
retroalimentarse, conocerse y conocer realidades diferentes.
Humberto Maturana (1988) en su capítulo Ontología del conversar, nos dice que “vivimos una cultura que contrapone emoción
y razón como si se tratasen de dimensiones antagónicas del espacio psíquico;
hablamos como si lo emocional negase lo racional y decimos que lo racional
define a lo humano. Al mismo tiempo, sabemos que cuando negamos nuestras
emociones, generamos un sufrimiento en nosotros mismos o en
los demás, que ninguna razón puede disolver. Por último, cuando estamos
en algún desacuerdo, también decimos (aún en el fragor del enojo) que debemos
resolver nuestras diferencias “conversando” y de hecho, si logramos conversar,
las emociones cambian y el desacuerdo se desvanece o se transforma con o sin
lucha en una “discrepancia respetable”.
¿Qué
ocurre? Pienso que aún cuando lo relacional nos diferencie de otros animales,
lo humano se constituye, cuando surge el lenguaje en el linaje homínido al que
pertenecemos, en la conservación como un modo particular de vivir el
entrelazamiento de lo emocional y racional que aparece expresado en nuestra
habilidad de resolver nuestras diferencias emocionales y racionales
conversando. Es debido a esto que considero que es central para la comprensión
de lo humano, tanto en la salud como en el sufrimiento psíquico o somático,
entender la participación del lenguaje y de las emociones en lo que en la vida
cotidiana connotamos con la palabra conversar.
La palabra conversar proviene de la unión
de dos raíces latinas, cum quiere
decir “con”, y versare que quiere
decir “dar vueltas”, de modo que conversar en su origen significa “dar vueltas con” otro. Es por esto que
en su artículo la pregunta que se hace Maturana es ¿qué ocurre en el dar vueltas juntos de los que conversan, y qué pasa
allí con las emociones, el lenguaje y la razón? El lenguaje como fenómeno
biológico consiste en un fluir en interacciones recurrentes que constituyen un
sistema de coordinaciones conductuales consensuales (Maturana, 1978, 1998)
De esto resulta que el lenguaje como
proceso, no tiene lugar en el cuerpo (sistema nervioso) de los participantes en
él, sino que en el espacio de coordinación conductuales consensuales que se
constituye en el fluir de sus encuentros corporales recurrentes. Ninguna
conducta, ningún gesto o postura corporal particular, constituye por sí solo un
elemento del lenguaje, sino que es parte de él sólo en la medida en que
pertenece a un fluir recursivo de coordinaciones conductuales consensuales.
Dicho de
otro modo, las palabras constituyen operaciones en el dominio de existencia
como seres vivos de los que participan en el lenguaje que, como resultan en que
el fluir de cambios corporales, posturas y emociones de éstos tiene que ver con
el contenido de su lenguajear. En
suma lo que hacemos en nuestro lenguajear
tiene sus consecuencias en nuestra dinámica corporal, y lo que pasa en nuestra
dinámica corporal tiene consecuencias en
nuestro lenguajear.
Natalio Kisnerman (1999) en su “Reunión de Conjurados” desarrolla con
supuestos lectores diferentes
conversaciones sobre temas relacionados con la supervisión en Trabajo Social.
El nos sumerge de alguna manera en el conversar, que “etimológicamente, viene de cum, con, versare, dar vueltas.
Reflexionar es justamente conversar con
uno mismo o con otros. Sócrates lo hacía
con sus discípulos, caminando Atenas. Nosotros al elegir el estilo
conversacional, lo hacemos con un supuesto lector, ese que puede ser cualquiera
de ustedes y con el que nos gustaría, en realidad seguir dialogando” (Kisnerman, 1999, p.8)
3.2. Conversación: Indagación compartida, conocimiento
y aprendizaje.
“Conocer
las realidades de los demás, relacionarse y aprender del otro”
“Permite
conocer realidades distintas, desde el trabajo conjunto”
“Concientizar,
construir conocimientos de ese
conversar”
“Nos
enseña a escuchar-nos”
“Aprender
del otro, con el otro”
“Forma
de aprender conjunta y dinámica”
“Transmite
conocimiento”
“Permite
ver aspectos negativos y positivos”
“Permite
un crecimiento compartido”
“Tiene
un método”
“Conversar”,
“la conversación” según
estas expresiones de los estudiantes de
trabajo social-protagonistas, ofreció la posibilidad de llevar adelante una “indagación compartida” preguntarse
juntos, visualizar diferentes respuestas, transmitirse conocimientos, narrar
experiencias visualizando aspectos positivos y negativos (autoevaluaciones),
escucharse mutuamente. Todo ello en el transcurso de un proceso intencionado.
Anderson (1997, p.22) cree que la conversación- en la
terapia, en la enseñanza, en una consulta empresaria, en el trabajo social- promueve el coraje y las capacidades en las
personas para moverse entre las cosas y los sucesos del mundo, de tener una
perspectiva clara, de generar y producir. Lo permite un tipo especial de
conversación -un diálogo fraterno
diría Natalio Kisnerman (2005) y un terapeuta (trabajador social, educador,
etc.) que tenga la capacidad de crear un tiempo y espacio dialógico, y genere un proceso dialógico-una postura filosófica.
Es imposible definir unívocamente la conversación,
porque no existe como cosa en sí misma (Searle, 1992) Cada conversación “va siendo”, se va construyendo momento
a momento y es ideosincrásica para su contexto, sus constructores y sus
circunstancias.
Anderson (1997, p.157) identifica de todos modos,
rasgos básicos de la conversación:
- Los
participantes (conversantes para nosotros) entran en una conversación con
un marco de referencia que incluye lo que traen de su vida cotidiana
(nosotros consideramos, identidad,
historia y cultura)
- Cada
conversación ocurren en un contexto local (lo mas inmediatamente
interpersonal) o universal (cultural, social, histórico)
- Cada
conversación está engarzada en…, se convierte en parte de…, influye y es
influida por multitudes de otras conversaciones pasadas y futuras. Una
conversación no es un suceso aislado.
- Cada
conversación tiene un propósito, expectativas e intenciones, a las que
contribuyen todos los participantes. (Nosotros creemos que estas
intenciones no son rígidas, sino que van cambiando en el acontecer
conversacional)
- Toda
conversación en voz alta entre
participantes incluye conversaciones silenciosas, internas a cada
participante.
Anderson (1997, p.158) reflexiona que si bien estas
características pueden aplicarse a diferentes tipos de conversaciones, es
necesario diferenciar dos clases de conversación cuyas diferencias resultan
útiles para comprender el potencial
transformador de la conversación en general y la conversación terapéutica en
particular; las conversaciones donde emergen sentidos nuevos, y conversaciones
donde los nuevos sentidos no tienen oportunidad (monológicas).
Las primeras serían las conversaciones dialógicas, sostenidas desde la indagación compartida (continuo intercambio y discusión de ideas,
opiniones, preferencias, recuerdos, observaciones, sensaciones, emociones, etc.)
La indagación compartida es un proceso de participación conjunta, de
ida-vuelta, de dar y recibir (Anderson y
Goolishian, 1988b, Anderson y
Goolishian, 1987a), un aprender con
otros. Es propia de una conversación donde uno habla con el otro, más que al otro. El lenguaje cobra vida en la
medida en que los participantes se envuelven en un genuino intercambio de
puntos de vista, para poder comprender las cuestiones en discusión y alcanzar
un objetivo individual o colectivo
(Gadamer, 1975)
Por otro lado nos encontramos con el monólogo o conversaciones monológicas donde los participantes no se ofrecen la oportunidad de “estar” en conversación. No hay apertura al otro. “Una perspectiva reina, y la realidad se
cierra” (Goolishian y Anderson, 1987a,
p. 532). No hay espacio para la indagación compartida, sino solo para las
perspectivas singulares; la novedad no es posible (Anderson, 1987a) y se produciría el colapso del diálogo, la ruptura de la
conversación, imposibilidad de
nuevas construcciones, de nuevos aprendizajes.
Esta ruptura se
genera porque nuestras “tradiciones de
intercambio” se basan en la existencia de una verdad única, una lógica
universal, o el ganar o perder, el mayor o menor es la tradición de la culpa individual que sabotea el proceso de diálogo transformador,
pues polariza el antagonismo y fomenta
la inculpación mutua/culpación recíproca, demonizando al que discrepa con
nosotros. (Gergen, 2008, p.54)
3.3. Conversación: construcción y generación de
posibilidades futuras
“Abrir
la visión de las prácticas”
“Despejar
dudas”
“Resolver
incertidumbre, debilidades, problemas y sus soluciones alternativas”
“Abre
posibilidades, oportunidades de crear, genera nuevas ideas”
“Se
ven mejor los caminos a seguir, cuando conversamos…”
“Permite
llegar a algún lado, permite avanzar con las propuestas”
“Tucumán
hará el próximo conversatorio 2013, porque consideramos un espacio y tiempo
valioso para nosotros, los estudiantes”
Las posibilidades que abre la conversación o el conversar,
son inimaginables, al menos para nosotros que sistematizamos estas expresiones:
despejar dudas, ampliar visiones, visualizar futuros campos de maniobra, metas
y objetivos, conversación es acción.
Algunas conversaciones aumentan las posibilidades,
otras las disminuyen. Cuando las posibilidades aumentan, tenemos una sensación
de acción creadora, una sensación de que podemos encarar lo que nos preocupa o
nos perturba (nuestros dilemas, problemas, dolores y frustraciones) y lograr lo
que deseamos (nuestras ambiciones, esperanzas, intenciones, acciones (Anderson,
1997, p.21)
El filósofo Ludwig Wittgenstein llamó a esta
posibilidad y a su actualización “un
cambio de aspecto”, una forma distinta de comprender las cosas, que a su
vez implica “un cambio de vida”, significa “una
apelación al coraje de cambiar la propia vida” (Citado por Van der Merwe y Voestermens, 1995,
p.43) El comprender es un comprender práctico, desde adentro. Interesado por
cómo nos relacionamos y respondemos los unos a los otros en nuestra vida
cotidiana. Wittgenstein señaló que vivimos en un mundo más de sucesos que de
cosas. Nos instó a movernos entre las
cosas y los sucesos en el mundo, en lugar de tratar de delinear sus rasgos
esenciales o de describirlos con la exactitud de una definición (Van der Merwe
y Voestermens, 1995, p.43) Trasladando este desafío a nuestros esfuerzos en el campo del Trabajo Social nos
preguntamos ¿Qué situaciones alientan o
desalientan nuestras conversaciones sobre posibilidades?¿Qué importancia le otorgamos
al lenguaje en nuestras conversaciones?¿Cómo pueden protagonizar
supervisor-supervisados, indagaciones compartidas, de manera de actualizar
posibilidades durante el proceso de práctica pre-profesional?
Usando las palabras del revolucionario psiquiatra
noruego Tom Andersen
¿Cómo
podemos hablar con otros y con nosotros mismos como nunca lo hemos hecho antes?
O siguiendo las sugerencias de Peggy Penn y Marilyn
Frankfurt, en sus ensayos sobre escritura creativa ¿cómo hacemos para crear textos participantes donde se expresen los
deseos mutuos? ¿cómo deseo que sean conmigo y como desean que sea yo, con
ellos?
Podemos formular preguntas, también siguiendo
orientaciones de la pionera terapeuta familiar Lynn Hoffman ¿Cómo transformar historias, sobre terapia, educación,
trabajo social, comunicación sin cometer
los mismos pecados autoritarios que denunciamos?
3.4. Conversación: relación humana cotidiana
“Relacionarse
cara a cara”
“La
palabra de todos vale”
“Se
aprende a respetar espacios y tiempos”
“Nace
el espíritu de poder compartir, ayudarse mutuamente”
“Agradecimiento
mutuo”
“Resignifica
el “escucharnos”
“Marca
cierta lejanía de la rigurosidad científica y entra en lo humano”
“La
palabra a nivel local le da importancia a la regionalidad…”
La
conversación es uno de los aspectos más importantes de la vida. Mantenemos una
conversación constante con los otros y con nosotros mismos. A través de la
conversación formamos y reformamos nuestras experiencias vitales; creamos y
recreamos nuestra manera de dar sentido y entender; construimos y reconstruimos
nuestras realidades y a nosotros mismos.
Los
estudiantes rescatan del momento y espacio conversacional: valores y recursos
de la vida cotidiana: relación cara a cara, valor de nuestra palabra y del acto
de escuchar, respeto, gratitud.
Conversar es algo más que hablar. En su sentido más
pleno, es la esencia misma de nuestra existencia. Para Rom, Harré (1983, p.58),
“la realidad humana primordial es la
persona en conversación” Shotter (1993, p.62) expresa “La vida es naturalmente dialógica. Vivir significa participar en
diálogos: hacer preguntas, escuchar, responder, estar de acuerdo, y así
sucesivamente. Cabe esperar que a las personas a quienes esta posibilidad les
es negada, se sientan como mínimo, humilladas y enojadas”
Kisnerman también cita palabras de
Humberto Maturana (1988) quien afirma que en “el conversar construimos nuestra realidad con el otro, que el conversar
es un modo particular de vivir juntos, coordinando el hacer y el emocionarnos.
Es por ello que el conversar es constructor de realidades”. Es en ese
espacio relacional donde uno puede vivir
en la exigencia o en la armonía con los otros. O se vive en el bienestar estético de una convivencia armónica o en el sufrimiento de la exigencia
negadora continua. Ya Kierkegaard había señalado que la vida es una
conversación, nuestras vidas son conversaciones. Maturana también lo dice “una comunidad humana está constituida como
una red de conversaciones” (1992, pp.22-25)
En
este sentido y a modo de pistas en el
tema, Shotter cita en sus epígrafes lo
siguiente
“la
realidad humana primaria, son personas en conversación” Harre, 1983, p.58
“Fluye
la conversación, la utilización y la interpretación de las palabras, y solo en su
transcurso tienen significado” Wittgenstein, 1981, nro.135
“La
conversación entendida con suficiente amplitud, es la forma de las
transacciones humanas en general” MacIntyre, 1981, p.197
“Si
consideramos el saber, no como posesión de una esencia que ha de ser descripta
por los científicos o por los filósofos, sino más bien como un derecho a creer,
según los criterios actuales estamos entonces bien encaminados para ver en la
conversación el contexto último en el que debe entenderse el conocimiento” (Rorty, 1980, p.389)
3.5. Diálogos generativos, libertad y protagonismo
“Participación,
protagonismo, somos nosotros mismos”
“Tener
el apoderamiento de lo que cada uno habla, somos los que hablamos, en libertad,
sin miedos ni censuras ni vergüenza, ni miedos a que nos descalifiquen”
“Sentirse
libres, sin que sea algo técnico exclusivamente”
“Compartir
experiencias libres”
“Somos
nosotros, sin restricciones”
“Conversar
es sentirse en confianza, sin miedos, ser nosotros mismos”
Los diálogos generativos trabajan sobre
micro procesos y flujos de conversaciones que promueven libertades en
diferentes áreas. Son recursos
conversacionales, destrezas generativas y capacidades de visualizar el futuro que pueden integrarse a diversos
enfoques y procesos. Algunas de estas libertades son compartidas por los
modelos apreciativos tal como fueron trabajados por especialistas en indagación
apreciativa (Cooperrider, 1990; Cooperrider et al., 2005; Whitney y
Trosten-Bloom, 2003).
– Participar proactivamente en la
generación de posibilidades y alternativas.
– Crear y construir un futuro a partir
del presente.
–Reconstruirse, recuperar y reconstruir
las relaciones de maneras innovadoras, produciendo posibilidades, identidades y
relaciones emergentes.
– Reconocer la diversidad en lo
aparentemente habitual y regular, reciclar o innovar; construir relaciones
asociativas o colaborativas.
– Colaborar, expresarse, recuperar
recursos implícitos, escuchar lo dicho y expandirlo, ser escuchado, construir
conjuntamente, compartir.
– Reconocer valores y recursos como
motores comunes
John Shotter en “Realidades Conversacionales” que dentro del construccionismo
social ha dado voz a muchos temas y se ha dedicado a describir los rasgos
decisivos del mundo o los mundos conversacionales dentro de los cuales reside
nuestro ser. Pues la conversación no es sólo una de las muchas actividades que desarrollamos
en el mundo. Por el contrario nos
constituimos y constituimos nuestros mundos en la actividad conversacional.
(Shotter, 1993, p. 9)
Durante nuestras experiencias en el campo
de la salud comunitaria (Equipo
Jakasiña) ya veníamos repensando la conversación en nuestras interacciones
frecuentes con los pobladores de los barrios, por considerarla acorde a
nuestras concepciones de vida cotidiana y porque nuestro ejercicio profesional
transcurría como nuestras vidas, en conversaciones permanentemente. La idea de
conversación que tomamos, nos la aportaban por aquellos tiempos la antropóloga Beatriz Kalinsky y el médico
Wille Arrué (1996, p.41) refieren que “la idea de conversación es usada, a veces,
por los antropólogos (Gudeman y Rivera, 1989) para dar a entender que las
tramas de sentido van tomando cuerpo sólo a través del cotejo con los otros, en
un doble movimiento: como ámbito de coincidencias, pero también como un campo
de batalla, casi literal, aunque dando prioridad al diálogo pues, sin él, no
hay conversación. No creemos que haya algo que por sí sea incomunicable. Sí hay
condiciones que entorpecen o inhiben el diálogo. Pero las dificultades no están
en ellas, sino en la naturaleza del clima emocional e ideológico que se haya
creado”
Seguidamente los autores describen sus
experiencias en salud comunitaria centrados de algún modo, en la conversación y
en sus conversaciones; “Esta pintura de
nuestros orígenes no ignora que el acto de comunicar no es sinónimo de
coincidencias; comprender no es igual a compartir, ni aceptar tiene
equivalencia con conceder. Es abrir los puntos de apoyo de nuestras categorías
perceptuales y conceptuales. Pero éste ha sido un duro aprendizaje compartido
que, todavía, avanza y retrocede. Todos juntos, quienes se fueron, quienes
continuaron con otros caminos, quienes permanecen y quienes fueron llegando,
tuvimos la oportunidad de confluir conversaciones dispares, anudarlas en
algunos aspectos y desanudarlas en otros. Conversaciones omitidas pudieron
recomenzar; otras estancadas vieron nuevos términos para replantearse; y otras,
con muy diferentes ámbitos de problemas, pudieron hallarse más o menos
comunes”.
BIBLIOGRAFIA
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Humberto (2004): Desde la Biología a la Psicología,
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Temas para conversar, Barcelona,
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Rodríguez Fernández, Gabriela
(2008): Diálogos Apreciativos; El
socioconstruccionismo en acción, Madrid, Dykinson.
Shotter,
John (1993): Realidades conversacionales, La construcción
de la vida a través del lenguaje, Buenos Aires, Amorrortu
[1] El presente artículo integra el
Capítulo III del Documento: 1º CONVERSATORIO REGIONAL DE
ESTUDIANTES DE TRABAJO SOCIAL (NOA) “LA PRACTICA PRE-PROFESIONAL” Fortalezas y Debilidades, 8 y 9 DE JUNIO 2012. JUJUY-ARGENTINA.
Centro de Estudios Jakasiña.
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