domingo, 11 de mayo de 2014

EL CAMPO EN EL CUADERNO.

“EL CAMPO EN EL CUADERNO”
Reflexiones sobre los registros de campo

VÍCTOR HUGO MAMANÍ




Introducción
Por suerte comparto aula con estudiantes “preguntones” que me ponen en continua situación de aprendizaje, y me recuerdan  a mi maestro Natalio Kisnerman (1999; p.8) reflexionando que el conocimiento comienza en la pregunta, y hacer buenas preguntas es una tarea compleja, sobre todo preguntas que abran posibilidades, y que no cierre caminos con una lapidaria respuesta. Elegí este estilo conversacional si se acepta, para comunicarme con los estudiantes que en una ronda de mates compartidos, dejaron escapar preguntas que surgen de las inquietudes que produce toda práctica pre-profesional o profesional. Solo tome- para no ser tedioso- las preguntas que a mi criterio son significativas para entrar en tema. Profundizarlo, seguramente  nos puede llevar litros de mates y horas de conversaciones, con libros en la mesa para consultar, leer  y señalar. Eso sí, con mucho placer y sentido del humor. No hay aprendizaje sin sentido del humor. Veamos…
Estudiantes: Profesor ¿qué es el cuaderno de campo?
VHM: Antes de entrar de lleno a mi concepción del cuaderno de campo, quiero dejar claro que hablo desde la experiencia de haber utilizado cuadernos de registros en diferentes campos (salud, educación, penitenciarías, trabajo grupal y comunitario) a lo largo de casi 25 años de ejercicio profesional. No se trata de una ocurrencia o un espasmo, por ser docente. Registros que al ser sistematizados en informes profesionales, dieron lugar a publicaciones-textos sobre trabajos realizados, en dos de las editoriales más importantes en Trabajo Social Latinoamericano (Espacio y Lumen Humanitas) Al escribir este juego de preguntas y respuestas,  me viene a la mente una reflexión de Michel Foucault,  me “… interesa escribir sólo en la medida en que lo que escribo se incorpore a la realidad de una lucha, a título de instrumento, de táctica…”  caso contrario se tratará de un escrito más, un dato curricular que alimenta un pobre ego profesional.
En mis inicios profesionales, adopté muchas veces sin saberlo un estilo de trabajo de campo: el etnográfico. Repito, sin conocer absolutamente nada de dicho género, o de dicha forma de trabajo intelectual como la llama Rosana Guber (2011, p.12) que no se regodea en artilugios retóricos ni en el último grito del autor francés de moda, sino que descansa (yo prefiero decir: resurge desde) en la propia experiencia y hace de las dificultades de conocimiento del prójimo, el monumento mismo de la elaboración de la experiencia intelectual. Me fui haciendo en este estilo, desde mis registros de observaciones y crónicas grupales con adolescentes con problemas de consumo de drogas en la Comunidad Terapéutica El Arca-Colonia Gutiérrez (Bs.As) también de los registros en sus Carpetas Familiares. En penitenciaria, durante casi 17 años, los registros resultaron ser de gran importancia en cuadernos de novedades donde se narra el acontecer de los servicios de seguridad interna y externa, teniendo en cuenta los incidentes reveladores como lo llaman los antropólogos. Desde el año 2003, mis registros de campo en salud y  educación comunitaria, resultaron ser un camino interesante-al menos para mí- para producir conocimiento social. Por supuesto que hablo de un conocimiento construido- siempre- desde mis marcos de interpretación y siempre in situ. Intentaré hablarles desde este lugar.
Estudiantes: Si profesor, nos queda claro desde donde nos hablará
VHM: Voy a referirme  en primer lugar a lo que entiendo por “campo” o “terreno”, sea institucional o comunitario, resulta ser un campo relacional y una red de significaciones que se despliegan en condiciones concretas de existencia, un sistema relacional en movimiento, con tiempos y ritmos propios donde circulan conversaciones (palabras, significados, interpretaciones) Tiempo y espacio donde se construyen realidades socioculturales. Describir y establecer relaciones en el campo y registrar esa experiencia, compromete -sin duda alguna- la dimensión subjetiva. No me parece que haya que negar nuestra presencia en determinado campo relacional, vamos con todo lo que somos, como sujetos culturales que vivimos y construimos cultura. Y todo ese movimiento relacional genera en cada uno de nosotros interpretaciones, activa prejuicios, desestabiliza “matrices epistémicas”, pone en juego visiones del mundo. En algunos casos produce angustias, crisis, caos. Todo esto que les comento me sucedió en mis diferentes experiencias. Muchas de ellas quedaron plasmadas en mis registros otras por cuestiones situacionales quedaron solo en anécdotas y recuerdos.
Estudiantes: Ahí aparece el cuaderno de campo…
VHM. Claro, y así el cuaderno de campo o diario de campo lo presento como un recurso importante en la producción de conocimiento social. Muchos autores lo presentan como técnica de registro muy utilizada en las investigaciones cualitativas en ciencias sociales (Frizzo, 2008, p.165). Rosa María Cifuentes Gil (2011, p.90-100) concibe al diario de campo como una estrategia de registro, evaluación y sistematización del trabajo para rastrear la cotidianidad de la práctica, explicitar el conocimiento que desde ella se puede construir enriqueciendo o cualificando la acción profesional. El diario permite registrar observaciones, entrevistas, grupos focales, procesos de construcción de cartografía social; es decir cualquier forma de recolección de información”  En el cuaderno o diario de campo, registramos día a día los acontecimientos relevantes (al menos para nosotros y desde nuestros criterios, pues lo que es relevante para unos, no lo es para otros) y la información que va surgiendo del trabajo en terreno, vamos construyendo bases para formular conceptualizaciones, explicaciones y enriquecer la misma práctica. Como les decía, anotamos las experiencias personales, describimos a los pobladores o actores, caracterizamos contextos, narramos vivencias, pensamientos, alegrías y tristezas. Describimos situaciones, que pueden ser analizadas en equipo para ratificar o rectificar cursos de acción, o simplemente reflexionar y superar situaciones ansiógenas, producto del trabajo en el campo. Eso si, como refiere Rockwell, Elsie (2009, p. 30) “la experiencia de campo y el trabajo analítico deben cambiar la conciencia del investigador y modificar su manera de mirar los procesos educativos y sociales.”
Estudiantes: usted usa mucho la palabra “descripción-descriptivo- reflexionar”
VHM. Si porque cuando nos insertamos en una cultura, cuando entramos a vivenciar lo cotidiano de una institución o una comunidad o barrio con la  pretensión de conocer, en la observación participante por ejemplo, las notas son de tipos descriptivos y de tipo reflexivos. Descriptivos ya lo dije cuando caracterizamos actores, situaciones y contextos. Reflexivos, cuando re-pensamos (usando palabras de Natalio Kisnerman) nuestras ideas iniciales y las actuales, nuestros pensamientos, nuestros puntos de vista. Cuando ponemos en tensión  nuestras matrices epistemológicas, cuando la duda y la incertidumbre nos invade. Ambos registros son importantes en la construcción de pensamiento científico. (Frizzo, 2008, p.166). Un registro no es una recopilación de información que quedara relegada hasta finalizar el trabajo de campo, sino que es insumo para la reflexividad del proceso en terreno, donde se resignifica todo lo que realizamos en el trabajo en terreno, en la práctica profesional. Quisiera agregar que  también el cuaderno de campo- en el caso de ustedes como practicantes- puede utilizarse como una estrategia  didáctico-pedagógica. En el campo educativo, el diario de campo es una práctica cotidiana en algunas disciplinas teóricos-prácticas. Alguna vez leí en revistas educativas, que la definen como una estrategia de auto-reflexión que resulta útil tanto a docentes como estudiantes, donde como dije en clase uno plasma parte de la vida profesional o de practicante en determinado campo relacional. Anotamos, altibajos, éxitos, logros y fracasos, encuentros y desencuentros, etc. que hacen  a la dialéctica del proceso de práctica. He tenido pasantes en los proyectos comunitarios que he coordinado y  me desempeñé como co-visor de profesionales (fonoaudiólogos, enfermeros, psicólogos, trabajadores sociales, educadores) y estudiantes residentes en dichos proyectos durante casi 12 años y el cuaderno de campo nos abrió la posibilidad de enriquecernos, reflexionando juntos la calidad de nuestros procesos de aprendizaje y metodológicos desplegados en el campo.
Estudiantes: ¿Cuánto de la experiencia personal se registra? Sin caer en que nos digan muy subjetivo?
VHM. A ver, cuando decido llevar un cuaderno de campo, de manera seria y responsable, se transforma en mi cuaderno de campo, y cuando digo MI CUADERNO  DE CAMPO, estoy comprometido hasta “las patas” desde la razón hasta el corazón con mis registros y con esa trama relacional donde me inserto. Por lo tanto yo afirmo que el cuaderno es esencialmente una trama de registros subjetivos, donde podemos objetivar algunos acontecimientos, tarea nada fácil. ¿Y cuanto registrar? registrar lo que “el cuero” nos permita, lo que se pueda, lo que se crea pertinente, necesario. No es fácil exponerse en nuestros registros, sobre todo si nos compromete, por eso cuestiono los registros en tercera persona: “el alumno llega… el docente dice… el practicante opina…”, todos registros impersonales sin compromiso, sin presencia plena.  Si bien en el ámbito académico puede ser un requisito formal, en el campo la cosa cambia. Esa forma de escribir te posiciona distante del sistema relacional, le escapa al compromiso, lo evade. Te ubica por fuera, casi como sostenía la ciencia tradicional en la ilusión de “una distancia instrumental que te permita total objetividad”, y se aumenta la brecha relacional existente entre los equipos y el pueblo diciendo “ellos y nosotros”. Por ello en mis experiencias de co-visión de procesos comunitarios los profesionales y estudiantes, son motivados a escribir en primera persona: “yo digo, veo diferencias, me siento evaluado, pienso que no me quieren, hago lo que no deseo, quiero hacer otra cosa o no quiero realizar tal actividad, tengo miedo e inseguridad, puedo hacerlo mejor, temo el rechazo” son motivados a habitar sus escritos, residir en ellos, comprometerse con la propia palabra escrita. Por supuesto que yo también lo hago, trato de que aprendamos juntos, nos comprometemos juntos, caso contrario sucedería lo que dice Kisnerman “… un gran  divorcio entre lo que profesamos en las aulas y lo que hacemos en la práctica”
Estudiantes: ¿Qué formato  utiliza para elaborar su cuaderno de campo?
VHM. ¿Formato? Me suena a palabra lapidaria de la creatividad, de la espontaneidad, me suena a clausura. En los equipos que coordiné cada profesional inauguró y construyó su cuaderno de campo  según sus preferencias, teniendo en claro los registros descriptivos y reflexivos como ejes ordenadores, pero  dejaban fluir la creatividad de cada profesional, y utilizaban, dibujos, stikers, esquemas, algunos anexaron fotografía, mapas, volantes, etc. Una vez me compartieron un cuaderno de campo con una hoja de una cartilla de perfumes, pegada y donde me explicaron estaban los nombres de una red de vecinas que “siempre encargan perfumes y productos a la Karina, la  Sra. que atendemos. La aprecian mucho”.   Cuadernos típicos de campo, como les dije en una clase, cuadernos con adornos y ribetes involuntarios: mayonesa de almuerzos “chatarra” en una plaza, aceite de cocina mientras conversamos con una ama de casa mientras cocinaba, yerba mate derramada en reuniones de equipo, humedad por las lluvias mientras se caminaba el campo, etc. Disfrute y aprendí  con cuadernos muy desprolijos y otros no tanto. Si desean  conocer las formas de registro que utilizo con frecuencia son aquellas en las que describo “objetivamente”  personas, actividades, contextos, tiempos, espacios (notas en y de terreno) y otras notas marginales donde expreso emociones, sentimientos (notas mías) En algunos casos también realice  registros si quieren ponerle un nombre: notas conceptuales donde integré algo de mi esquema conceptual, a los acontecimientos que describía. También escribo notas sobre el proceso metodológico que despliego en el campo (notas metodológicas) De todos modos si como practicantes les sirve, la colega Cifuentes Gil (2011, pp.93-98) les brinda algunos componentes ordenados para llevar un cuaderno de campo, donde incluye: Encabezamiento, Registro General, Registros Específicos, Análisis, Trabajo en Equipo, Transformación de la Práctica.  Independientemente del formato elegido, lo importante del cuaderno de campo es que sea una estrategia dinámica de registro que incorpore la subjetividad-objetividad del investigador y que refleje el proceso práctica y de construcción de conocimiento.
Estudiantes: Le gustaría agregar algo más sobre el tema?
VHM. Les acercaré unos registros propios y de colegas, que fueron extraídos de cuadernos de campos de nuestras experiencias de trabajo, para que anexen a este escrito, por si les sirve. Y como palabras finales que buscan abrir nuevos senderos en las prácticas del Trabajador Social, en palabras de Rosana Guber considero que el uso del cuaderno de campo debe ser coherente con la “actitud de animarse a abandonar la comodidad de una oficina, de un aula, y meter los pies en el barro del terreno a fin de entender cómo vive, piensa, siente y cree un grupo humano. Para lograrlo el etnógrafo deberá comparecer en persona ante los miembros de ese grupo y sostener un contacto prolongado con ellos, conversando y compartiendo actividades sociales tan variadas como cocinar, bailar o jugar al futbol, siempre que sus condiciones de género, edad, grupo étnico y competencia general lo hagan admisible. ¿El secreto? Mantener un delicado equilibrio entre observar y participar. Y gracias por permitirme un tiempo para re-aprender sobre el cuaderno de campo, recurso compañero, colaborador incansable en muchas de mis prácticas profesionales. Gracias.

Bibliografía
GUBER, Rosana (2011) La Etnografía, método, campo y reflexividad. Buenos Aires, Siglo XXI.
SAFORCADA, Enrique y CASTELLA SARRIERA, Jorge (2008) Enfoques Conceptuales y Técnicos en Psicología Comunitaria. Buenos Aires, Paidós.
CIFUENTES GIL, Rosa María (2011) Diseño de Proyectos de Investigación Cualitativa. Buenos Aires. Noveduc.
ROCKWELL, Elsie (2009) La experiencia Etnografica. Historia y Cultura en los procesos educativos.Buenos Aires. Siglo XXI.

BURGOS ORTIZ, Nilsa (2011) Investigación Cualitativa Miradas desde el Trabajo Social. Buenos Aires. Espacio

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VICTOR HUGO MAMANI Mg. en Trabajo Social (UNER) Lic. en Trabajo Social (UNSE) En Santiago del Estero-Argentina