“EL CAMPO EN EL CUADERNO”
Reflexiones sobre los registros
de campo
VÍCTOR HUGO MAMANÍ
Introducción
Por
suerte comparto aula con estudiantes “preguntones” que me ponen en continua
situación de aprendizaje, y me recuerdan a mi maestro Natalio Kisnerman (1999; p.8)
reflexionando que el conocimiento comienza en la pregunta, y hacer buenas
preguntas es una tarea compleja, sobre todo preguntas que abran posibilidades,
y que no cierre caminos con una lapidaria respuesta. Elegí este estilo
conversacional si se acepta, para comunicarme con los estudiantes que en una
ronda de mates compartidos, dejaron escapar preguntas que surgen de las
inquietudes que produce toda práctica pre-profesional o profesional. Solo tome-
para no ser tedioso- las preguntas que a mi criterio son significativas para entrar
en tema. Profundizarlo, seguramente nos
puede llevar litros de mates y horas de conversaciones, con libros en la mesa
para consultar, leer y señalar. Eso sí,
con mucho placer y sentido del humor. No hay aprendizaje sin sentido del humor.
Veamos…
Estudiantes:
Profesor ¿qué es el cuaderno de campo?
VHM:
Antes de entrar
de lleno a mi concepción del cuaderno de campo, quiero dejar claro que hablo
desde la experiencia de haber utilizado cuadernos de registros en diferentes
campos (salud, educación, penitenciarías, trabajo grupal y comunitario) a lo
largo de casi 25 años de ejercicio profesional. No se trata de una ocurrencia o un espasmo, por ser docente. Registros que al ser
sistematizados en informes profesionales, dieron lugar a publicaciones-textos sobre
trabajos realizados, en dos de las editoriales más importantes en Trabajo
Social Latinoamericano (Espacio y Lumen Humanitas) Al escribir este juego de
preguntas y respuestas, me viene a la
mente una reflexión de Michel Foucault,
me “… interesa escribir
sólo en la medida en que lo que escribo se incorpore a la realidad de una
lucha, a título de instrumento, de táctica…” caso contrario se tratará de un escrito más, un
dato curricular que alimenta un pobre ego profesional.
En mis inicios profesionales,
adopté muchas veces sin saberlo un estilo de trabajo de campo: el etnográfico. Repito, sin conocer
absolutamente nada de dicho género, o de dicha forma de trabajo intelectual
como la llama Rosana Guber (2011, p.12) que
no se regodea en artilugios retóricos ni en el último grito del autor francés
de moda, sino que descansa (yo prefiero decir: resurge desde) en la propia experiencia y hace de las
dificultades de conocimiento del prójimo, el monumento mismo de la elaboración
de la experiencia intelectual. Me fui haciendo en este estilo, desde mis registros
de observaciones y crónicas grupales con adolescentes con problemas de consumo
de drogas en la Comunidad Terapéutica El Arca-Colonia Gutiérrez (Bs.As) también
de los registros en sus Carpetas Familiares. En penitenciaria, durante casi 17
años, los registros resultaron ser de gran importancia en cuadernos de
novedades donde se narra el acontecer de los servicios de seguridad interna y
externa, teniendo en cuenta los
incidentes reveladores como lo llaman los antropólogos. Desde el año 2003,
mis registros de campo en salud y
educación comunitaria, resultaron ser un camino interesante-al menos
para mí- para producir conocimiento social. Por supuesto que hablo de un
conocimiento construido- siempre- desde mis marcos de interpretación y siempre in situ. Intentaré hablarles desde este
lugar.
Estudiantes:
Si profesor, nos queda claro desde donde nos hablará
VHM:
Voy a
referirme en primer lugar a lo que
entiendo por “campo” o “terreno”, sea
institucional o comunitario, resulta ser un campo relacional y una red de
significaciones que se despliegan en condiciones concretas de existencia, un
sistema relacional en movimiento, con tiempos y ritmos propios donde circulan
conversaciones (palabras, significados, interpretaciones) Tiempo y espacio
donde se construyen realidades socioculturales. Describir y establecer
relaciones en el campo y registrar esa experiencia, compromete -sin duda
alguna- la dimensión subjetiva. No me parece que haya que negar nuestra
presencia en determinado campo relacional, vamos con todo lo que somos, como
sujetos culturales que vivimos y construimos cultura. Y todo ese movimiento
relacional genera en cada uno de nosotros interpretaciones, activa prejuicios,
desestabiliza “matrices epistémicas”, pone en juego visiones del mundo. En
algunos casos produce angustias, crisis, caos. Todo esto que les comento me
sucedió en mis diferentes experiencias. Muchas de ellas quedaron plasmadas en
mis registros otras por cuestiones situacionales quedaron solo en anécdotas y
recuerdos.
Estudiantes:
Ahí aparece el cuaderno de campo…
VHM.
Claro, y así el cuaderno de campo o diario de
campo lo presento como un recurso
importante en la producción de conocimiento social. Muchos autores lo
presentan como técnica de registro
muy utilizada en las investigaciones cualitativas en ciencias sociales (Frizzo,
2008, p.165). Rosa María Cifuentes Gil (2011, p.90-100) concibe al diario de
campo como “una estrategia de registro, evaluación y sistematización del
trabajo para rastrear la cotidianidad de la práctica, explicitar el
conocimiento que desde ella se puede construir enriqueciendo o cualificando la
acción profesional. El diario permite registrar observaciones, entrevistas,
grupos focales, procesos de construcción de cartografía social; es decir
cualquier forma de recolección de información” En el cuaderno o diario de campo, registramos
día a día los acontecimientos relevantes (al menos para nosotros y desde
nuestros criterios, pues lo que es relevante para unos, no lo es para otros) y
la información que va surgiendo del trabajo en terreno, vamos construyendo
bases para formular conceptualizaciones, explicaciones y enriquecer la misma práctica.
Como les decía, anotamos las experiencias personales, describimos a los
pobladores o actores, caracterizamos contextos, narramos vivencias,
pensamientos, alegrías y tristezas. Describimos situaciones, que pueden ser
analizadas en equipo para ratificar o rectificar cursos de acción, o
simplemente reflexionar y superar situaciones ansiógenas, producto del trabajo
en el campo. Eso si, como refiere Rockwell, Elsie (2009, p. 30) “la experiencia de campo y el trabajo
analítico deben cambiar la conciencia del investigador y modificar su manera de
mirar los procesos educativos y sociales.”
Estudiantes:
usted usa mucho la palabra “descripción-descriptivo-
reflexionar”
VHM.
Si porque cuando
nos insertamos en una cultura, cuando entramos a vivenciar lo cotidiano de una
institución o una comunidad o barrio con la
pretensión de conocer, en la observación participante por ejemplo, las
notas son de tipos descriptivos y de
tipo reflexivos. Descriptivos ya lo
dije cuando caracterizamos actores, situaciones y contextos. Reflexivos, cuando
re-pensamos (usando palabras de Natalio Kisnerman) nuestras ideas iniciales y
las actuales, nuestros pensamientos, nuestros puntos de vista. Cuando ponemos
en tensión nuestras matrices
epistemológicas, cuando la duda y la incertidumbre nos invade. Ambos registros
son importantes en la construcción de pensamiento científico. (Frizzo, 2008,
p.166). Un registro no es una recopilación de información que quedara relegada
hasta finalizar el trabajo de campo, sino que es insumo para la reflexividad
del proceso en terreno, donde se resignifica todo lo que realizamos en el
trabajo en terreno, en la práctica profesional. Quisiera agregar que también el cuaderno de campo- en el caso de
ustedes como practicantes- puede utilizarse como una estrategia didáctico-pedagógica. En el campo educativo,
el diario de campo es una práctica cotidiana en algunas disciplinas
teóricos-prácticas. Alguna vez leí en revistas educativas, que la definen como
una estrategia de auto-reflexión que
resulta útil tanto a docentes como estudiantes, donde como dije en clase uno
plasma parte de la vida profesional o de practicante en determinado campo
relacional. Anotamos, altibajos, éxitos, logros y fracasos, encuentros y
desencuentros, etc. que hacen a la
dialéctica del proceso de práctica. He tenido pasantes en los proyectos
comunitarios que he coordinado y me
desempeñé como co-visor de profesionales (fonoaudiólogos, enfermeros,
psicólogos, trabajadores sociales, educadores) y estudiantes residentes en
dichos proyectos durante casi 12 años y el cuaderno de campo nos abrió la
posibilidad de enriquecernos, reflexionando juntos la calidad de nuestros
procesos de aprendizaje y metodológicos desplegados en el campo.
Estudiantes:
¿Cuánto de la experiencia personal se registra? Sin caer en que nos digan muy
subjetivo?
VHM.
A ver, cuando
decido llevar un cuaderno de campo, de manera seria y responsable, se
transforma en mi cuaderno de campo, y cuando digo MI CUADERNO DE CAMPO, estoy comprometido hasta “las patas”
desde la razón hasta el corazón con mis registros y con esa trama relacional
donde me inserto. Por lo tanto yo afirmo que el cuaderno es esencialmente una
trama de registros subjetivos, donde podemos objetivar algunos acontecimientos,
tarea nada fácil. ¿Y cuanto registrar? registrar lo que “el cuero” nos permita,
lo que se pueda, lo que se crea pertinente, necesario. No es fácil exponerse en
nuestros registros, sobre todo si nos compromete, por eso cuestiono los
registros en tercera persona: “el alumno
llega… el docente dice… el practicante opina…”, todos registros impersonales
sin compromiso, sin presencia plena. Si bien en el ámbito académico puede ser un
requisito formal, en el campo la cosa cambia. Esa forma de escribir te
posiciona distante del sistema relacional, le escapa al compromiso, lo evade. Te
ubica por fuera, casi como sostenía la ciencia tradicional en la ilusión de “una distancia instrumental que te permita total
objetividad”, y se aumenta la brecha relacional existente entre los equipos
y el pueblo diciendo “ellos y nosotros”.
Por ello en mis experiencias de co-visión de procesos comunitarios los
profesionales y estudiantes, son motivados a escribir en primera persona: “yo digo, veo diferencias, me siento
evaluado, pienso que no me quieren, hago lo que no deseo, quiero hacer otra
cosa o no quiero realizar tal actividad, tengo miedo e inseguridad, puedo
hacerlo mejor, temo el rechazo” son motivados a habitar sus escritos,
residir en ellos, comprometerse con la propia palabra escrita. Por supuesto que
yo también lo hago, trato de que aprendamos juntos, nos comprometemos juntos,
caso contrario sucedería lo que dice Kisnerman “… un gran divorcio entre lo que
profesamos en las aulas y lo que hacemos en la práctica”
Estudiantes:
¿Qué formato utiliza para elaborar su
cuaderno de campo?
VHM.
¿Formato? Me
suena a palabra lapidaria de la creatividad, de la espontaneidad, me suena a
clausura. En los equipos que coordiné cada profesional inauguró y construyó su
cuaderno de campo según sus
preferencias, teniendo en claro los registros descriptivos y reflexivos como
ejes ordenadores, pero dejaban fluir la
creatividad de cada profesional, y utilizaban, dibujos, stikers, esquemas,
algunos anexaron fotografía, mapas, volantes, etc. Una vez me compartieron un
cuaderno de campo con una hoja de una cartilla de perfumes, pegada y donde me
explicaron estaban los nombres de una red de vecinas que “siempre encargan perfumes y productos a la Karina, la Sra. que atendemos. La aprecian mucho”. Cuadernos típicos de campo, como les dije en
una clase, cuadernos con adornos y ribetes involuntarios: mayonesa de almuerzos
“chatarra” en una plaza, aceite de
cocina mientras conversamos con una ama de casa mientras cocinaba, yerba mate
derramada en reuniones de equipo, humedad por las lluvias mientras se caminaba
el campo, etc. Disfrute y aprendí con
cuadernos muy desprolijos y otros no tanto. Si desean conocer las formas de registro que utilizo
con frecuencia son aquellas en las que describo “objetivamente” personas, actividades, contextos, tiempos,
espacios (notas en y de terreno) y
otras notas marginales donde expreso emociones, sentimientos (notas mías) En algunos casos también
realice registros si quieren ponerle un
nombre: notas conceptuales donde
integré algo de mi esquema conceptual, a los acontecimientos que describía.
También escribo notas sobre el proceso metodológico que despliego en el campo (notas metodológicas) De todos modos si
como practicantes les sirve, la colega Cifuentes Gil (2011, pp.93-98) les
brinda algunos componentes ordenados para llevar un cuaderno de campo, donde
incluye: Encabezamiento, Registro General, Registros Específicos, Análisis,
Trabajo en Equipo, Transformación de la Práctica. Independientemente del formato elegido, lo importante
del cuaderno de campo es que sea una estrategia dinámica de registro que
incorpore la subjetividad-objetividad del investigador y que refleje el proceso
práctica y de construcción de conocimiento.
Estudiantes:
Le gustaría agregar algo más sobre el tema?
VHM.
Les acercaré
unos registros propios y de colegas, que fueron extraídos de cuadernos de
campos de nuestras experiencias de trabajo, para que anexen a este escrito, por
si les sirve. Y como palabras finales que buscan abrir nuevos senderos en las
prácticas del Trabajador Social, en palabras de Rosana Guber considero que el
uso del cuaderno de campo debe ser coherente con la “actitud de animarse a abandonar la comodidad de una oficina, de un
aula, y meter los pies en el barro del terreno a fin de entender cómo vive,
piensa, siente y cree un grupo humano. Para lograrlo el etnógrafo deberá
comparecer en persona ante los miembros de ese grupo y sostener un contacto
prolongado con ellos, conversando y compartiendo actividades sociales tan
variadas como cocinar, bailar o jugar al futbol, siempre que sus condiciones de
género, edad, grupo étnico y competencia general lo hagan admisible. ¿El
secreto? Mantener un delicado equilibrio entre observar y participar. Y gracias
por permitirme un tiempo para re-aprender sobre el cuaderno de campo, recurso
compañero, colaborador incansable en muchas de mis prácticas profesionales.
Gracias.
Bibliografía
GUBER, Rosana (2011) La Etnografía, método, campo y reflexividad.
Buenos Aires, Siglo XXI.
SAFORCADA, Enrique y CASTELLA SARRIERA,
Jorge (2008) Enfoques Conceptuales y Técnicos
en Psicología Comunitaria. Buenos Aires, Paidós.
CIFUENTES GIL, Rosa María (2011) Diseño de Proyectos de Investigación Cualitativa.
Buenos Aires. Noveduc.
ROCKWELL, Elsie (2009) La experiencia Etnografica. Historia y
Cultura en los procesos educativos.Buenos Aires. Siglo XXI.
BURGOS ORTIZ, Nilsa (2011) Investigación Cualitativa Miradas desde el Trabajo
Social. Buenos Aires. Espacio
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